El Álbum Perdido de los Sex Pistols: Un Viaje Onírico entre Ruido, Punk y Fantasmas
No sé si te ha pasado...pero a mí sí. Muchas veces.
Ese sueño. Ese maldito sueño. El que parece que por fin te va a dar la respuesta que llevas años buscando. Ese instante donde todo encaja, donde todo tiene sentido…y justo cuando vas a entenderlo todo…¡despiertas!
Y no te queda otra que mirar el techo, con la respiración agitada, susurrando:
¿Por qué?
¿Por qué tenía que despertar justo en ese segundo?
Y sí… esta vez me volvió a pasar.
Hay algo que hay que entender: los sueños no siguen una lógica normal. Toman pedazos de lo que vivimos, de lo que vimos, de lo que nos preocupa.
Cosas que se nos clavaron sin darnos cuenta. Y las mezclan en una especie de licuadora emocional para contarnos una historia sin sentido…pero cargada de significado.
Y bueno… esta vez soñé que andaba detrás de alguien. Como loco. Johnny Rotten.
Sí, ese Johnny Rotten. El de los Sex Pistols.Hoy más conocido como John Lydon, vocalista de Public Image Ltd.
En el sueño, había venido a Monterrey.
Y yo estaba desesperado. Buscándolo como si mi vida dependiera de ello.
Como si necesitara hablar con él a toda costa.
Tal vez en el sueño, Lydon pensó que yo era un acosador. Y no lo culpo.
Pero después de mucho corretearlo… lo alcancé. En un baño. Sí, un baño.
Y le dije con toda la cortesía del mundo:
—John, ¿te puedo hacer una pregunta? Solo una.
Imagínate eso: yo, hablándole con todo el respeto del mundo a Johnny Rotten,
uno de los tipos más rudos e insoportables del punk. Estaba seguro de que me iba a mandar al carajo, con su clásico desprecio. Pero igual, lo intenté.
—John, ¿te puedo hacer una sola pregunta?
Y lo extraño es que accede. Amablemente.
—Claro que sí, me responde John Lydon… en un baño.
Y entonces le suelto la bomba:
—John, si los Sex Pistols hubieran hecho un segundo disco de estudio… ¿cómo crees que hubiera sonado?
Y justo cuando iba a responder…
¡PUM!
La alarma.
Me desperté con una mezcla de frustración y adrenalina. Lo primero que hice fue abrir ChatGPT y preguntarle lo mismo. No podía quedarme con la duda.
Aunque, siendo honestos… no necesitaba una IA. Con tantita memoria punk, yo mismo podía tratar de responderme.
La verdad es que, en 1979, cuando los Pistols colapsan, Lydon ya no tenía ni voz ni voto en la banda. La autoridad había pasado a Steve Jones y Paul Cook. Con ellos no se llevaba. Y con Sid Vicious… ni se diga. Habían pasado de la amistad al odio.
Si escuchamos The Great Rock ’n’ Roll Swindle —ese disco-parche, ese Frankenstein hecho de sobras de estudio—
hay canciones que me gustan, sí…
pero muchas no tienen dirección. Ni alma. Ni idea.
Ahí están Silly Thing, Lonely Boy, My Way.
Las canta Steve Jones, creo que con ayuda de Cook. Algunas son buenas…pero no suenan a los Pistols.
Las guitarras, inspiradas en Chuck Berry, suenan flojas. Suenan a otra cosa.
Y My Way… bueno, eso es una parodia, un sketch, un mal chiste. Sid Vicious era un callejón sin salida.
Y eso me hace pensar que, si de verdad hubieran hecho un segundo disco,
hubiera sido un desastre. Un pastiche sin rumbo. Algo completamente ajeno a lo que alguna vez fueron.
Vale la pena recordar: Chris Thomas, el productor de varias canciones del “Álbum Blanco” de los Beatles, fue el verdadero artífice del sonido de los Sex Pistols.
No eran grandes músicos. Pero él los hizo sonar potentes, afilados, únicos.
Ni The Clash, ni The Damned, ni nadie tuvo esa producción brutal que convirtió a Never Mind the Bollocks en una bomba.
Martin Hannett haría lo mismo con Joy Division meses más tarde. Hannett creó el sonido de Joy Division. Así como Thomas esculpió el de los Pistols.
Y sinceramente, dudo mucho que Chris Thomas hubiera aceptado producir un segundo disco. A esas alturas, Malcolm McLaren hubiera tenido aún más control.
Y lo que vimos en The Great Rock ’n’ Roll Swindle es justo el tipo de dirección que él tenía en mente: más circo que música. Más show que sustancia.
Pero… ¿y si hubiera pasado lo impensable?
¿Qué habría sucedido si Lydon se hubiera quedado?
Porque lo suyo no era seguir el juego.
Lydon no era Chuck Berry. Lydon era Klaus Dinger. Peter Hammill. Lee Scratch Perry.
No iba a tolerar esas ridiculeces de guitarras rockeras recicladas.
¿Y Sid Vicious?
Sí, daba imagen. Actitud. Pero no aportaba nada musicalmente. Cuando se reunieron en los 90 para el famoso Filthy Lucre Tour,
buscaron al bajista original: Glen Matlock.
Él fue quien realmente escribió muchas de las canciones. Y Matlock era más fan de los Beatles y los Monkees que de los Stooges o MC5. Sus canciones, hoy, suenan a hard rock clásico.
Entonces la pregunta sería:
¿Hubieran permitido que Matlock volviera y que Lydon tomara el control creativo?
Tal vez no. Tal vez Lydon hubiera traído a Jah Wobble, el bajista de PIL. Un tipo igual de limitado técnicamente que Sid… pero mucho más disciplinado. Y eso le permitió, junto a Keith Levene, crear un sonido único.Public Image Ltd fue otra cosa. Oscura. Experimental. Hipnótica. Un universo paralelo al punk. Un sonido anti-rock n’ roll. Un sonido anti-Chuck Berry.
Si Lydon se salía con la suya y metía a Wobble, el sonido habría sido más radical. Más raro. Más peligroso. Un poco, solo un poco, como los primeros discos de PIL.
Imagino un álbum donde, de un lado, Lydon y Wobble empujan hacia lo experimental…
y del otro, Jones y Cook defendiendo un hard rock crudo, como en aquel brillante primer disco de The Professionals. Y McLaren en medio, moviendo los hilos como un titiritero.
¿El resultado?
Una bomba disfuncional con destellos de genialidad.
¿Y a qué habría sonado?
Tal vez a una cruza entre Wire, en su fase minimalista, y el krautrock-pop de los Buzzcocks. Una mezcla imposible entre los debuts de Public Image Ltd y The Professionals. Tal vez, solo tal vez, con Chris Thomas como productor de milagro.
Eso pudo haber sido el segundo disco de los Sex Pistols. Un cóctel inestable. Con visos de genio, sí…pero probablemente condenado al colapso.
¿Hubiera sido un renacer o una tragedia?
¿Hubiera sido arte o basura?
Soñar con un disco que nunca existió…
a veces dice más de nosotros que de la banda misma. Cómo en película de Steven Soderbergh, a veces persigues fantasmas, y otras veces, el fantasma eres tú.



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