Juego Sucio en California: Migrantes, Montajes y Manipulación

La actual situación en California se ha desbordado. Lo que está ocurriendo en Estados Unidos —y en particular en California— es una tormenta política, migratoria y mediática que va creciendo sin freno y que ha sido planeada y fabricada.

Todo comenzó con una serie de redadas migratorias organizadas por ICE (el aparato antiinmigrante de Estados Unidos), cuya función es detectar, detener y deportar a migrantes en situación irregular. Estas acciones, llevadas a cabo con una dureza que ya resulta familiar, se concentraron en un estado que, irónicamente, cuenta con una de las comunidades migrantes más grandes, fuertes y activas del país. Hay que mencionar que las actividades del ICE de manera previa a la administración estatal, y contar con su aval, y en éste caso no fue así. Esta es una provocación directa a un estado que se considera a si mismo un refugio y santuario de migrantes.

Como era de esperarse, las calles comenzaron a llenarse de protestas.

Manifestaciones espontáneas, encendidas, que rechazaban no solo las redadas, sino toda la narrativa detrás de ellas. El gobierno federal, lejos de calmar las aguas, decidió enviar a la Guardia Nacional —un cuerpo militar que actúa dentro del país— con el objetivo de “restaurar el orden”. Pero el efecto fue el contrario: lo único que lograron fue amplificar el conflicto. Es bien sabido que las acciones de represión desbordadas, más que pacificar la inquietud social, la suele exacerbar.

Las imágenes hablan por sí solas. Protestas aún más intensas. Indignación.

Un motociclista ondeando una bandera mexicana en medio del caos se ha vuelto un símbolo viral. La cultura chicana, se ha caracterizado por el uso de la bandera mexicana como un símbolo. No es que sean mexicanos protestando en los EEUU, son estadounidenses que se distinguen por ciertos símbolos, como la bandera mexicana. Muchos han señalado estas banderas como una especie de llamado a la insurrección de los mexicanos contra los EEUU. La realidad es que son parte de la cultura chicana estadounidense.

California, si fuera un país, sería la cuarta o quinta economía del mundo. No es cualquier estado. Históricamente demócrata, hoy gobernado por Gavin Newsom, está enfrentado abiertamente al gobierno federal encabezado por Donald Trump y su zar de inmigración. Los EEUU necesitan más a California que California a los EEUU. 

El gobierno californiano ha alzado la voz: denuncia que la presencia de la Guardia Nacional ha empeorado la situación, y sostiene que las protestas podrían haberse manejado de forma más discreta, negociada, sin militarización.

Aquí se cruzan demasiadas líneas: izquierda contra derecha. Gobierno federal contra estatal. Estados Unidos contra México. Realidad contra propaganda. Y ahora se suman ingredientes peligrosos:

— Videos manipulados que circulan en redes.

— Declaraciones falsas atribuidas a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, supuestamente movilizando a la población migrante mexicana en California. Sheinbaum cometió un error y habló de movilizaciones en contra de los nuevos impuestos del 3.5% a las remesas (cuando el plan inicial era del 5%). Alguien se a encargado de editar esos videos para hacer parecer qué Sheinbaum alentó los disturbios provocados por las incursiones del ICE. ¿El objetivo? Crear más ruido, más rabia, más división. Justificar más operaciones de la ICE y de la Guardia Nacional en California. Más intervención federal en California.

En este contexto, Elon Musk ya se pronunció contra las protestas. Trump ya ha optado por acusar a los protestantes como terroristas. Sabemos qué este conflicto fue creado precisamente para eso: fabricar un enemigo común que permita reagrupar al núcleo conservador, hoy fragmentado. Creando está falsa bandera, Trump y Musk desvían la atención de sus diferencias, de las acusaciones de la aparición de Trump en los archivos de Epstein, de los hábitos químicos de Musk.

Recordemos: Musk y Trump llevan días distanciados. Incluso se rumora que hubo un altercado físico entre el magnate y un funcionario de la administración Trump, lo que explicaría el ojo morado con el que se vio a Musk recientemente. ¿Casualidad? Tal vez. ¿Maniobra? También podría ser. 

Estamos viendo algo más grande que simples redada contra migrantes ilegales. Aquí hay una operación cuidadosamente diseñada para escalar tensiones:

— Entre partidos políticos.

— Entre gobiernos.

— Entre países.

Alguien está ganando con esto.

Y no es la gente. Por eso, antes de tomar partido ciegamente, hay que pensar.

¿A quién le conviene que esto escale?

¿Quién se beneficia política o económicamente?

¿Quién quiere ver arder el puente entre México y Estados Unidos?

Lo repito: no se trata de estar a favor o en contra de un partido. Se trata de abrir los ojos. La manipulación, la polarización y el uso de la desinformación como herramienta de control están más presentes que nunca. Y si no lo vemos ahora, después puede ser demasiado tarde.