Barn Owl & The Infinite Strings Ensemble-The Headlands

Herederos con bastante talento, de las divagaciones “estilo drone” de Dylan Carlson y sus Earth, Barn Owl se han dado a la tarea de adentrarse en el típico gótico americano, esa tierra dónde viven los asesinos seriales y danzan bailes macabros bajo la luz de la luna, esa tierra salvaje del nuevo mundo, que eligieron las nuevas generaciones, emulas de Jack “El Destripador” para acechar a sus víctimas, si, la tierra estadounidense es fértil en espacios dónde la locura florece con facilidad, dónde las vastas extensiones de tierra ahogan los gritos desesperados de las víctimas.

El mismo nombre del grupo, nos da una gran visión de lo que obtenemos, música nocturna, incisiva, profunda y a la vez eterna, no sólo el espíritu de Carlson se hace presente, también influencias más poderosas, más cercanas al verdadero poder del “drone” o “zumbidos”, porque el “Teatro de la Música Eterna” que alguna vez nos trajera La Monte Young, también se manifiesta aquí.

Desde San Francisco, Barn Owl nos han traído música tan etérea como profunda, llevando alguna tradiciones tan clásicas, como el “doom” de los Sabbath, hasta llevarla a las regiones más experimentales del ya mencionado Young y otra veces acercándose a la experiencia trascendental de la esposa del fallecido John Coltrane, Alice, a quien los Sunn O))), también le rindieran tributo.

Pero no hablamos de un disco común y corriente, de un disco más en la discografía de los Barn Owl, sino de una, aparentemente, poco común colaboración, sino de la materialización de un nuevo espectro en la casa embrujada que conforman los Barn Owl, esta vez de la mano con Ellen Fullman, y la pregunta obligada de algunos es: ¿Quién es Ellen Fullman?

Ellen Fullman es una veterana de la música “drone”, seguidora de los principios de “música eterna” desarrollados por La Monte Young y Tony Conrad, entre otros en los 60s, esa misma escuela que se “permio” hacia el rock en esa misma década, salvándolo de convertirse en un mero instrumento de la rebeldía juvenil, a través de los experimentos de los Velvet Underground, los Godz y  los mismos Beatles, hicieron sendos experimentos con estos “zumbidos”, dándole un nuevo espíritu vanguardista a sus producciones.

La Fullman a trabajado mucho en la escena “drone”, colaborado con innovadores como Pauline Oliveros, el Kronos Quartet y Keiji Haino (con quien estamos un poco más familiarizados), y su principal arma sónica es una instalación consistente en largas cuerdas amplificadas que Ellen recorre ccon sus manos a lo largo de una habitación para crear sonidos.

Barn Owl y Fullman colaboran en este disco, grabado en el centro cultural de arte Headlands, de ahí su título, tras días para la instalación del instrumento, Fullman adquirió la identidad de el Infinite Strings Ensemble (muy apropiado, por cierto) y crea prácticamente, un nuevo ente musical, uno que pareciera perder su forma física y convertirse en una densa masa gaseosa que pareciera hincharse y llenar el espacio, transmitirnos sonidos poco comunes, poco identificables, que se cuelan en nosotros a través de los poros de la piel.

Como si estuviéramos ante una obra verdaderamente abstracta, dónde no hay líneas definidas, dónde difícilmente podríamos aclarar dónde inicia o termina el trabajo de la Fullman o de los Barn Owl, pero cuya suma toma el papel principal.

Porras y Caminiti, los dos guitarristas que conforman el dúo, nos traen una pieza estelar en su discografía, un agregado más a su historia como grupo, que les aporta mayor brillo como innovadores y pioneros y no como seguidores, si ya de por si los experimentos de Earth y de los Sunn O)) nos han dejado bien claro que el mejor arte no posee genero y puede ser encontrado dónde sea, hasta en las sombras más oscuras, los Barn Owl, junto a Ellen Fullman sólo vienen a confirmárnoslo una vez más.

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