La Felicidad de la Inconsciencia
La Felicidad de la Inconsciencia
Dispersión Caprina
Por: Erreh Svaia
En uno de sus escritos, el historiador Francisco Martín
Moreno (uno de mis favoritos) la bautizó como la "Felicidad de la
Inconsciencia", ese curioso fenómeno en el cual ser ignorantes ante la
realidad nos mantiene en in aparente estado de felicidad, y así asumimos que la
popularidad de nuestro presidente actual sube a niveles insospechados, cuando
en realidad aún se encuentra por debajo de la del ex presidente Vicente Fox
durante el mismo periodo inicial de su sexenio, una muy afortunada comparativa
considerando la inmensa popularidad de Vicente Fox en su primer año de
gobierno, a partir de ahí, la falta de cumplimiento contra las meras de
crecimiento fueron afectando fuertemente esa "popularidad" al grado
de reducirse considerablemente, y la Inconsciencia dio pasó a la conciencia, y
la felicidad a la infelicidad, la realidad reveló el populismo de Fox como un
fenómeno muy similar al que hoy vive México con López, hoy pareciera que
vivimos un momento así, la percepción “nos dice" que estamos mejor que el
sexenio pasado, no obstante, los números nos dicen todo lo contrario, ya que el
sexenio pasado fue el mejor en cuanto a crecimiento del PIB en décadas, esto, contra
los anuncios de una posible recesión como no habíamos visto en décadas
asomándose en el primer trimestre de éste año.
El anterior sexenio del expresidente Enrique Peña se
caracterizó por una rampante corrupción, tal vez la mayor en años, un
incremento en la violencia en el país, no obstante que se tuvo incremento en la
inversión extranjera, en las reservas internacionales, crecimiento en los
empleos formales y un crecimiento mayor al de los anteriores sexenios de Felipe
Calderón y Vicente Fox, por otro lado, a casi 100 días de éste nuevo sexenio
nos encontramos con un nuevo aumento en la gasolina, desconfianza por parte del
empresariado y del consumidor, un alto índice de la violencia y del desempleo,
hemos visto mucha demagogia y poca acción, y posiblemente la única acción
concreta que hemos visto fue la cancelación de la pensión de los ex presidente,
un ahorro insignificante (muchos de ellos la habían incluso rechazado o dando)
si consideramos las pérdidas por la cancelación del NAIM, del desabasto de
gasolina, el surgimiento de huelgas en el norte del país (que tienen su origen
en el incremento decretado al salario mínimo) y de los bloqueos de la CNTE en
Michoacán.
Hoy, el presidente vaticina “alegremente” un 4% de
crecimiento anual para su sexenio, meta no alcanzada por ninguno de sus
antecesores (el más cerca fue Peña con un 3%), meta basada sólo en su buena
voluntad, irreal considerando los pronósticos de varios institutos y
calificadoras nacionales e internacionales que anuncian menos del 1.5%, menos
del crecimiento de sus antecesores (además de un incremento en pasivos derivados
de las políticas asistencialistas del gobierno) y que incluso se antoja insuficiente
considerando los nubarrones que se aproximan en temas de política exterior ante
la inexistente relación con los EEUU, el aislamiento político que vendrá ante
la "imparcialidad" ante la situación de Venezuela, la desconfianza
por parte de la inversión nacional y extranjera, el re lanzamiento de Brasil
como jugador fuerte en la región y fenómenos cómo la inflación que los
anteriores eventos pueden sacar de control, el panorama hacia adelante no es
uno muy luminoso, el positivismo del presidente pudiera tener que ver más con
la inconsciencia que con su habilidad como mandatario efectivo, la felicidad
que hoy irradian sus seguidores muy probablemente tendrá su raíz en ésta inconsciencia,
a la cual se le acaba el plazo para tomar acciones que realmente hagan del país
un lugar confiable para la inversión extranjera, seguro para los mexicanos y
los visitantes, y el restablecimiento de la relación con nuestro principal
socio comercial, eso o prepararnos para un muy amargo despertar a la realidad,
una que no habíamos visto en décadas de un lento, pero al final, avance.
En el intermedio, muchos seguirán sintiéndose felices,
viviendo en la inconsciencia, hasta que el peso de la realidad aplaste las
percepciones y los buenos deseos no alcancen para retomar la ruta de la
inversión, el desarrollo y el crecimiento.
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