Corruptos e Ineptos
Corruptos e Ineptos
Por: Erreh Svaia
CRANEOSCOPIO
Carlos Lomelí, Ricardo Salinas Pliego, Ana Gabriela Guevara,
Manuel Bartlett, son nombres que resuenan constantemente y que “mágicamente” el
gobierno federal ha activado mecanismos de control para minimizar el impacto de
acciones cometidas por éstos personajes y sus allegados y que aún permanecen en
la oscuridad, lejos de la supuesta transparencia que había prometido el presidente
López en campaña, Lomelí, superdelegado, fue ligado a operaciones preferentes
de venta de medicinas a varios estados gobernados por su partido, Morena, el
entonces superdelegado implementó su “sana distancia” con respecto a su puesto,
pero dejó en su lugar a una subordinada suya, Lomelí prefirió salir de los “radares”
y preparar una estrategia para su regreso político, por el momento manteniendo
un bajo perfil, Ricardo Salinas Pliego, quien se perfila como uno de los empresarios
“consentidos del régimen”, como lo fue durante la presidencia de Salinas, no
sólo se ha visto favorecidos en licitaciones y como proveedor de servicios en
el gobierno, también ha mantenido sus empresas abiertas durante la crisis por
el nuevo coronavirus, a pesar de no ser consideradas como “esenciales”, todo esto
sin que se tenga una clara investigación sobre el caso Fertinal, al cual ha
sido vinculado y que parece haber sido “acallado” por las instancias encargadas
de indagar.
Para la ex atleta Ana Gabriela Guevara, también ha habido bastantes
consideraciones por parte del gobierno federal, luego de que se revelaran sus
manejos preferenciales hacia varios funcionarios de la CONADE, muy cercanos a
ellos, los cuales gozan de sueldos estratosféricos, todo esto en medio de
presuntos desvíos que han ocasionado afectaciones en las becas destinadas a
atletas que han visto sus carreras truncadas por la falta de apoyos, y pues
Manuel Bartlett, personaje “sobreviviente” de varias administraciones PRIístas,
del viejo y del nuevo PRI, parte del Salinismo y ex gobernador de Puebla, ahora
transformado en acérrimo nacionalista defensor de la industria eléctrica, como
director de la CFE, de quienes fueron reveladas sus múltiples propiedades
millonarias y ahora ha sido expuesto, el negocio de unos de sus hijos, que
involucra la venta de respiradores, necesarios para atender a los enfermos del
nuevo coronavirus, al gobierno a precios inflados.
Si la bandera de campaña y de la administración actual del presidente
Andrés López, ha sido la lucha contra la corrupción, podemos afirmar que ésta
no sólo no se ha combatido de manera efectiva, sino que se sigue dando en las
altas esferas del poder, por parte de allegados al presidente, principalmente
por miembros de su partido o personajes afines a él, protegidos descaradamente
por la función pública que debiera estarlos investigando y procediendo en
contra de ellos, lo cual no se hace y solamente denota la conservación de una política
de impunidad, que protege a todos aquellos cercanos al poder, algo no ajeno a
las administraciones anteriores, pero que hoy parecería estarse cometiendo de
una manera más evidente, e incluso, bajo el beneplácito de muchos, ya que “ya
no lo hace el PRI o el PAN”, la realidad es que la narrativa se ha deformado
tanto, que ya pareciera ser la de “combatir la corrupción de los mismos, y
permitir la de nosotros.”
El presidente ha conseguido reparar algo del daño a su
popularidad, que ha sido causado por el deterioro de la economía, la violencia
que sigue creciendo, y el pésimo manejo que han dado al combate a la pandemia,
el problema yace en que su recuperación no ha sido gracias a un mejor
desempeño, sino a la profundización de sus estrategias de contención, un circo
mediático protagonizado por un personaje de cierto carisma, como Hugo López
Gatell, cerca de 5 horas de transmisiones diarias con poca exactitud, a manera
de propaganda, la reactivación de bots en las redes sociales para controlar la
agenda de los temas, medios por los cuales, el presidente y el gobierno federal
tratan a toda costa de controlar la agenda que por semanas se les había salido
de las manos, basta con observar como tras el nuevo escándalo ligado a Manuel
Bartlett, de inmediato se reactiva la ofensiva hacia el ex presidente Felipe
Calderón, con el fin de controlar daños y desviar la atención, eso y de paso
continuar denostando a quien el presidente sigue viendo como su “adversario”
más peligroso.
Se vienen épocas difíciles para el presidente, en la medida
que se vienen las elecciones en los EEUU, y Trump se verá desesperado, tras los
resultados finales de la crisis por el nuevo coronavirus, los primeros embates
por parte de Joe Biden se empezarán a poner de manifiesto, la economía será una
de las principales debilidades de Trump, así como su mal manejo de la crisis,
que podría empeorarse aún, si el conflicto comercial con China se incrementa, y
Biden sabe sacar provecho de esto, de caer Trump en las elecciones de
Noviembre, el presidente López perdería no sólo su cercanía con Trump, con
quien la estrategia de serle sumiso, le ha redituado en cierto grado, también,
el presidente se estaría ganando en Biden, un enemigo que buscará por todos los
medios acotar su poder y llevar a cabo una más ríspida relación, considerando
evaluar las opciones de reactivar las relaciones con China.
Este año a pesar de ser un año de parálisis, también lo será
de tensión, el presidente López ha sido expuesto en su incapacidad no sólo para
resolver las problemáticas del país, sino para resolver las deficiencias obvias
en el proceder de sus mismos allegados, quienes han adoptado practicas
corruptas comunes en los gobiernos anteriores, aprovechando la debilidad del
gabinete y la falta de auto crítica del presidente, si a eso sumamos los
resultados que se obtengan al final de la pandemia, su habilidad para reactivar
la economía, y la ruta que sigan las elecciones en los EEUU, podemos afirmar
que se asoman nubes negras en el horizonte para el presidente López.
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