El Sueño, El Peor Enemigo
El Sueño, El Peor Enemigo
Por: Erreh Svaia
CRANEOSCOPIO
Cuando era niño y adolescente recuerdo que tardaba en dormirme
en la noche, por lo general casi a diario tenía una sesión de preguntas y respuestas
con mi padre de cuarto a cuarto, preguntas de todo tipo que me llegaban a la
mente y que probablemente era una forma desesperada de no quedarme sólo
sabiendo que mis padres ya se habían dormido, mi padre pacientemente respondía
gran parte de ellas, ahora que lo pienso, esa era su forma de estar cerca de mí,
esos eran los momentos en que “compartíamos” tiempo durante el día, o al final
de éste, más adelante recuerdo pasar horas en mi habitación, con el colchón
directamente sobre el piso, al pie de una ventana y con el radio acompañándome por
horas, ya entrados en la madrugada, más adelante serían los libros y la
computadora mis cómplices para vencer el sueño, aunque cuando empecé a hacer
ejercicio se volvió más sencillo apenas pegar mi cara a la almohada y quedarme
dormido, sin embargo, los fines de semana, en compañía de mis amigos, el
enemigo a vencer era el sueño, recuerdo noche enteras sin dormir, totalmente
envuelto en todo tipo de pláticas y en compañía de esos amigos cercanos y unas
cuantas cervezas, confieso que hoy en día, los domingos por la noche por lo general evito dormir temprano, intentando aferrarme al fin de semana, alguna vez ayudará Netflix, aunque generalmente es un buen libro o mi afición de usar Internet como enciclopedia para investigar sobre algún tema en particular.
Para el CEO de Netfliz, Reed Hastings, no es ni Amazon Prime,
HBO, ni Youtube, ni Disney el enemigo a vencer, su enemigo a vencer es el
sueño, y si, coincido conmigo, porque al final del día, algunas de las noches,
se libra una batalla entre Netflix y el sueño que tengo en esos momentos, muy
recientemente me entusiasmé bastante con varias temporadas de The Walking Dead,
sobre todo observando la construcción de liderazgos y la interacción de los
personajes, debo reconocer que los escritores de la serie por momentos rayaban
en la genialidad al conseguir esos finales “de precipicio”, en los que era
imposible decirle que no al siguiente capítulo, a pesar de que esto significaría
la derrota de Morfeo, y un difícil despertar al día siguiente.
Retomando la afirmación de Hastings, resulta profundamente llamativa
la concepción de su ataque frontal a nuestras horas de sueño, Hastings conoce
bien su mercado y su audiencia, sabe que son esas últimas horas del día, las
horas de Netflix, sabe de la importancia de mantener enganchada a la audiencia
y no perderla, sabe cómo aprovechar esos instantes de duda para hacernos ver
ese siguiente capítulo, ¿Qué sigue?, ¿Qué va a pasar?, recuerdo pasar horas
frente a la computadora en eso viejos “chats” antes de la llegada de las redes
sociales, muchos nos desvelábamos bastante, otros de plano optaban por no
dormir, tuve un amigo que perdió el semestre por no levantarse para ir a clases,
se quedaba toda la noche “conociendo gente”, más tarde en el trabajo me tocó
llamar la atención a personas que se dormían durante el día, se habían enganchado
con una serie y habían dormido poco, supongo que Hastings estaría feliz de saberlo, y yo pensaría molesto que Hastings me privó de algunos buenos empleados, a los cuales echó a perder con tantas desveladas.
Hemos desarrollado un apetito voraz que nada tiene que ver
con años atrás, cuando veíamos un capítulo de nuestra serie favorito cierto día
de la semana, y teníamos que esperar toda una semana más para ver el siguiente,
nos hemos vuelto fanáticos de las series y adictos a Netflix, pero debemos de
pensar que Netflix no sólo está en campaña total de aniquilación de nuestro
sueño, muy probablemente también compite contra nuestro tiempo para estar con
nuestros seres queridos, nuestros libros, nuestro tiempo para hacer ejercicio, y
espero que no le suceda a muchos, contra nuestro tiempo en el trabajo, sin duda
Hastings no se conformará con vencer al sueño, porque sabe que durante las 24
horas que tiene un día su competencia es mucha, y será una batalla encarnizada
por mantener el hechizo, ¿Y si después va contra nuestras horas para comer?
¿Podremos resistir y mantenernos en este absurdo ejercicio
de glotonería visual? ¿Llegará algún momento en que el hechizo de Netflix
termine, y optemos por algo más? ¿Encontraremos algo más que se apreste a
devorar y acaparar toda nuestra atención más adelante? En definitiva, a pesar
de la dura competencia, Facebook, Instagram, TikTok, Youtube o Disney, Reed
Hastings sabe que esas cada vez menos de ocho horas de sueño, son la frontera final,
el gran trozo de pastel que Netflix se quiere comer, convertirse en nuestro
eterno compañero de cama, espero que no les suceda, y que no terminamos siendo
nosotros los “muertos caminantes” luego de perder el sueño de calidad por
varias noches, en mi caso muy particular, el peor enemigo de Hastings, sigue siendo un buen libro o la vasta enciclopedia que es Internet.
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