Lou Reed, The Bells, 1979, Una Reseña



Lou Reed, The Bells, 1979, Una Reseña

Por: Erreh Svaia

ROCK N ROLL ANIMAL

El duro golpe de a las teclas del piano de Michael Fonfara en Stupid Man se encarga de abrir The Bells, disco publicado en el año de 1979 y que muestra a un Lou Reed repleto de confianza, luego de su renacimiento a mediados de los 70s y su consolidación como el artista consentido y padre de la escena musical en la ciudad de Nueva York, pocas cosas podrían sonar a Nueva York más que el piano de Fonfara, el saxofón de Marty Fogel, el bajo paranoico Ellard Boles y la intensa ejecución vocal Reed, en un tema que engloba muchas de las fortalezas sonoras de Reed en aquel momento, con un grupo de ejecuciones fluidas que le permitía a Reed moverse cómodamente entre géneros, lo cual sin duda, gracias a la libertad, o anarquía musical permitía aún más el lucimiento de la rebelde e inconformista personalidad de Reed.

En 1979, los Bee Gees ya se alzaban como los indiscutibles reyes de la música disco, y de alguna forma, la música disco había proporcionado una alternativa más para el arsenal no sólo de artistas consolidados, como Kiss, Rod Stewart, los Rolling Stones y la Electric Light Orchestra, también había dotado de ideas a la naciente escena post punk en el Reino Unido, con personajes como John Lydon y Jah Wobble de los Public Image Ltd., abrazando con efusividad los ritmos bailables del género, no resultaría una sorpresa que el mismo Lou, asiduo a la escena nocturna de NY y de personajes como Hamilton Bohannon (con cuyo bajista, Fernando Saunders, Reed tocaría años más tarde), decidiera experimentar con esos ritmos insistentes y penetrantes, como lo hacen en la peculiar Disco Mystic, pieza poderosa y de una rítmica por demás infecciosa.

The Bells se convertiría en uno de los disco más exitosos de Reed, comercialmente hablando, ya que consolidaba su carrera, considerada inestable en un momento, y que ahora mostraba una solidez admirable, con discos cada vez más relevantes y grupos de canciones cuya calidad era innegable, con Reed repleto de confianza en el estudio, experimentando con técnicas de grabación y con un grupo de músicos de primer nivel, libre de restricciones e cualquier tipo, así Reed se apoyaba por completo en el saxofón de Fogel, para temas como I Want to Boogie With You, en dónde Reed emprende una batalla de su guitarra, contra el instrumento de Fogel, en un “jam” casi imposible de clasificar.

With You es un tema remarcable por la soltura anárquica practicada por Reed en sus vocales, obvia señal del Reed que seguía identificándose con la entonces existente escena punk que el mismo había ayudado a forjar desde sus primeros años con la Velvet Underground, así, Reed se aseguraba de sonar desafiante y mordaz una vez más, y listo para la batalla del ruido gracias a temas que avanzan a todo vapor como en Looking for Love, que pudo ser un tema incluido en alguno de los discos de los VU, o incluso algo que gente como David Bowie o Iggy Pop (no muy lejos, también grabando al igual que Reed, en Alemania en ésta época) hubieran estado dispuestos a cantar.  

Hay piezas como City Lights que muestran a Reed inquieto una vez más en el estudio, experimentando con sonidos y con historias, y con un estilo vocal y una atmósfera no muy alejada de lo que el mismo Bowie estaba haciendo en Berlín, una curiosa casualidad si consideramos que tanto Reed, Bowie e Iggy Pop escogieron la misma época para realizar sus grabaciones en la Alemania de la Guerra Fría y el Muro de Berlín, ciudad a la que Reed había apuntado desde 1973, en que bautizó a su tercer disco solista con el nombre de ésta ciudad.

Sin duda que en All Through the Night, Reed era una de las personas más felices del mundo, ante la oportunidad de tocar con uno de sus ídolos, el trompetista Don Cherry, quien suma sus sonidos provenientes del mundo del free jazz, a ésta singular pieza de música, con un Reed deseoso de experimentar con todo tipo de sonidos y técnicas aquí, fuertemente apoyado por trabajo de Michael Suchorsky en la batería, para llegar después al clímax máximo con el tema que da nombre al disco, en el que se impone el sonido de Cherry en un curioso ejercicio del sonido “drone” (cómo el que Reed retomaría más tarde con su Metal Machine Trio), y que artistas como Earth o los Sunn 0))) reactivarían más de un par de décadas más tarde, así de profético sonaría Reed en éste tema.

The Bells es otro de esos discos difíciles de Reed, repletos de sonidos que seguramente causarán “alergia” a muchos escuchas, pero que no pertenecían al momento, sino que anunciaban de forma precisa un futuro muy alejado que, sin embargo, llegaría, así de increíble era Lou.

    


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