Joy Division, Closer, 1980
Joy Division, Closer, 1980
Por: Erreh Svaia
CRANEOSCOPIO
Aunque Unknown Pleasures permanece como el debut clásico de
la banda Joy Division, me inclino más por Closer definitivamente, y es que
Unknown Pleasures aún muestra el estado embrionario del sonido JD, totalmente
sumiso a la visión del productor Martin Hannett, quien sin duda sería pieza
fundamental del estatus de culto que adquiría la banda con el paso de los años,
aun así, en Closer, publicado dos meses después de la muerte de Ian Curtis,
vocalista de la banda, es posible escuchar la tensión imperante entre la visión
de Hannett y la banda que empezaba a desarrollar una identidad propia a la par
que el caos en la vida de Curtis empezaba a imperar como motor de los sonidos
de desesperación que la banda imprimiría en cada uno de los temas del disco.
De ésta forma el disco inicia con la batería del Stephen
Morris en plan tribal, evocando el sepulcral sonido del clásico primero disco,
pero añadiendo elementos volátiles que denotaban la fuerte influencia de bandas
como Can, que en aquel entonces empujaban fuertemente el lado experimental de
la música, mientras que en el primer disco podemos escuchar aun fuertemente la influencia
del punk rock, que la banda había adquirido en sus años como Warzaw, aquí la
banda suena más abierta a abrazar el riesgo, hay sonidos abrasivos y
estridentes, y una nueva dinámica rítmica que incluso empezaba a apuntar de
lleno hacia el post punk en su vertiente más tribal y bailable incluso.
Atrocity Exhibition abre el disco y pode de manifiesto la inquietud
literaria de Curtis que apuntaba a JG Ballard y a William S Burrough, además
del uso y abuso de los espacios y silencios que la banda apenas empezó a emplear
en su disco anterior, aquí, ya podemos escuchar el uso continuo de feedback y
de sintetizadores que Bernard Sumner introduciría a la banda, con un Curtis
sonando a una oscura mezcla entre Lou Reed, John Cale y Jim Morrison, el bajo
de Peter Hook continua dominando parte de la mezcla, al tiempo que los
sintetizadores “saltan” como nuevos grandes protagonistas de la música de la
banda en Isolation, que comienza a llevar el sonido de la banda en una nueva
dirección, muy diferente a la del primer disco.
Passover es una de esas piezas en las que los Joy Division,
al igual que los Public Image Ltd, unos año atrás, empiezan a usar de lleno el
silencio y el vacío como pieza fundamental de su sonido, evocando en parte, el
espíritu de personajes como Nico o Jim Morrison para añadir oscuridad a la
mezcla y generar una atmósfera que se antoja aún más atemorizante que antes,
los ritmos motorik a cargo de Morris empiezan incluso a denotar una obsesión
por lo robótico y lo inhumano, lo que sería llevado al extremo en la
fragmentada Colony, con una rítmica brutal que mostraría una impresionante evolución
en la dirección musical de la banda, que definitivamente apuntaba a algo mucho
más allá del post punk, mejor mostrada y presentada en A Menas to an End, en
dónde la banda ya comienza a mostrar la forma del futuro que deseaba el grupo,
la poderosa presencia de Hook, ritmos casi bailables a cargo de Morris y la
disonante guitarra de Sumner, a quienes se sumaría un Curtis en una de sus
mejores interpretaciones.
Heart and Soul conservaría en sus ritmos parte de la
intensidad punk de los primeros años de la banda, aunque los sintetizadores
también conectan con lo que en unos años más se conocería como synth pop, un
paso más allá del post punk y que se encargaría de llevar la esencia gótica de
la banda de una década a otra y el particular sonido de un género a otro, poniendo
a la banda en la mente de muchos escuchar que empezarían a considerar el sonido
más allá de sus orígenes punk y rumbo a algo más, como al espectacular y oscurísima
The Eternal, que se convertiría en una de las piezas claves rumbo a la visión
futura que la banda tenía y en la dirección que pudo buscar de no ser por la
muerte de Curtis, siendo Decades otros poderoso experimento de sonidos con los
sintetizadores que se encarga de cerra el disco, en conexión con la muerte de
Ian, de una forma realmente reflexiva respecto a la vida, la desesperación y la
muerte, un tema en particular interesante y una forma impactante de cerrar un
disco atrapado entre dos décadas, entre dos dimensiones, entre dos géneros y
entre la vida y la muerte, lo que fue y lo que no pudo ser, con Closer la banda
se acercaba más a su propia personalidad y también a lo que sería su fin, y un
nuevo principio ya sin Curtis.
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