Black Label Society- Catacombs of the Black Vatican (2014)
Black Label
Society- Catacombs of the Black Vatican (2014)
“Los Estados Unidos de América
necesitan una guerra civil para unirse propiamente”.
Umberto Eco
La palabra inglesa “groove” adquirió cierto brillo en años
pasados gracias a los ejercicios de algunos grupos de heavy metal, muchos
señalarán a Pantera como pioneros en el tema, aunque para mí los Exhorder
fueron los iniciadores sin lugar a duda, mucho se habla, cuando el tema es
musical de “get the groove” entrar en
una cierta cadencia hipnótica y machacarla hasta el borde del trance y de la
ansiedad, pero no olvidemos que hablar de “get
in the groove”, también se significa engancharse en un canal, o quedarse
atrapado en una rutina, lo cual no es una cualidad que cualquier grupo que se
reconozca como innovador o audaz quisiera para sí mismos.
Luego de su salida de la banda de
Ozzy Osbourne, Zakk Wylde, aquel guitarrista que heredara la vacante de
guitarristas de gran renombre como el ENORME Randy Rhoads o Jake E. Lee, en la
banda de Osbourne que si bien nunca significó algo enteramente original y nunca
tuvo una dirección clara, ha mantenido su vigencia en base a ir adaptando
tendencias en general dentro del mundo del heavy metal, y precisamente en su
regreso a los escenarios con este Catacombs of the Black Vatican, Wylde se
muestra transparente respecto a lo que ha estado escuchando y en demasía
últimamente, la influencia del ya mencionado Osbourne es evidente, pero Wylde
no se va de lleno por ese camino, y para no verse tan obvio adereza sus
composiciones con sendos guiños al metal sureño de unos Down o Corrosion of
Conformity, cruzándolos (y cruzando el mapa de los Estados unidos de América)
con el grunge norteño de Seattle, tomando como clara base a unos Alice In
Chains.
Catacombs of the Black Vatican abre
con Fields of Forgivness una clarísima alusión a los de Layney Staley y Jerry
Cantrell, haciendo una copia carbón de los deprimentes temas de los Alice, con
un Zakk recreando, eso sí, con bastante fidelidad esa sensibilidad perdida de
Staley y las guitarras oscurísimas de Cantrell, tanto que no resultaría
descabellado imaginarnos a Wylde algún día uniéndose a las filas de la banda de
Seattle, siguiendo este mismo camino con My Dying Time, con sus hipnóticas
líneas melódicas y vocales honrando nuevamente a aquellas viejas estrellas del
grunge, alejándose por momentos un poco más aquí del estilo de tocar de
Cantrell y sacando un poco más su característico estilo más barroco y
expresivo.
Believe nos mueve de manera súbita
en el mapa y nos manda a ese “sludge metal”
mamado de bandas norteñas como los Melvins, reconocido por los Exhorder, pero
reconfigurado por sureños como los Crowbar, los Down, los Floodgate o los
Corrosion of Conformity, aquí Wylde da rienda suelta a su amor por ese toque de
metal tan afín al sur como el pollo frito, con guitarras pantanosas y sucias,
recordándonos que el sur algún día se habrá de alzar, para temas como Angel of
Mercy o Scars, Wylde se desmarca un poco de lo anterior y nos brinda una
deliciosa ejecución de un tema en el cual su voz afectada por el whiskey
consigue transmitir a la perfección el dolor inherente que se percibe en el
tema sin caer en excesivos sentimentalismos, temas al estilo Lynyrd Skynyrd que
van ardiendo por dentro de manera progresiva.
La propuesta musical de Wylde y
compañía muestra indicios de individualidad en Heart of Darkness en dónde
combina hábilmente las influencias anteriormente mencionadas sin ser tan obvio,
reinventándolas a su manera aunque sonando un tanto cercano a mis adorados
Floodgate, banda del ex líder de los Exhorder, Kyle Thomas, en cual trató igual
de reconfigurar esos sonidos duros y pantanosos del sur.
Parte groove metal, parte nu metal,
Beyond the Down , I`ve Gone Away o Damn The Flood, son buenos temas, con duros
ritmos y una ejecución vocal que me recuerdan nuevamente a Staley o a Osbourne,
si estuviera sobrio y se diera un tratamiento con testosterona para recuperar
algo de su juventud, aquí se nota de sobra la tremenda influencia de la gran
banda de la que alguna vez Osbourne formara parte.
Catacombs of the Black Vatican tiene éxito
conformándose como un gran regreso por parte de la banda, sin proponer nada
nuevo o relevante, la banda se aferra a sus fortalezas, que son muchas,
despliega un muy desarrollado músculo y un buen instinto para mezclar diversas
influencias y después sorprendernos con baladas que les dan una identidad muy
propia en medio de las bandas grunge o de metal sureño, como lo demuestran en
Shades of Grey, lástima en este tema por el oportunismo que se denota en el título.
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