Gabriel García Márquez- Cien Años de Soledad (1967)



Gabriel García Márquez- Cien Años de Soledad (1967)

“Es mentira que la gente deja de perseguir sus sueños al envejecer, envejecen porque dejan de perseguir sus sueños.”
Gabriel García Márquez

Debo decir que años atrás no tenía el menor empacho en decir que Cien Años de Soledad es mi novela favorita, se dice que esta novela de Gabriel García Márquez es la primera que viene a la mente, por lo general en la gente de habla hispana, por lo que es la más frecuentemente mencionada, lea o no la persona cuestionada, eso hace un tanto incomodo en ocasiones responder sobre esta novela cuando me preguntan por mi libro favorito, le pese a quien le pese, es mi novela favorita por muchas razones, muchas, incluso, más allá de lo literario.


Conocí esta novela a los 14 o 15 años, a inicios de los 90s, siempre fui muy aficionado a la lectura, no específicamente de libros, como hoy en día, leía todo cuanto caía en mis manos, periódicos, revistas, enciclopedias (las que hablaban sobre la Segunda Guerra Mundial eran mis favoritas), folletos, cajas de alimentos, caja de medicinas, la biblia (si, tenía una extraña afición por leer el Apocalipsis) lo que nunca me gustó, y aún me disgusta es leer instructivos, pero antes de los libros y las novelas, mi amor verdadero eran los comics, como era de esperarse, era fan de las historietas de Marvel, en especial esas cortas de un episodio que escribía Stan Lee, me gustaba la profundidad que Stan imprimía en sus personajes, su humanidad más allá de su superioridad, súper héroes como el Hombre Araña, Hulk, Daredevil y Namor siempre estuvieron muy por encima de Superman o Aquaman, muchos años más tarde regresaría al comic, yo ya en mi edad adulta y con el comic entrando en esta también de la mano de gente como Frank Miller, Alan Moore o Grant Morrison, pero vamos, en cuanto a comic y la novela nunca anduve tan errado del todo, Jodorowsky hizo comics y novelas (también hizo películas, arte que también disfruto).
Un día mi madre me regaló aquel grueso libro que se llamaba Cien Años de Soledad, el que alguien te regale un libro es algo muy personal, es algo que llega al alma y es algo que nunca se olvida, siempre que ves ese libro, recuerdas a esa persona y que mejor que haya sido precisamente mi madre quien abriera esa puerta para mí, una de tantas que abrió para mi persona, aquel enorme libro de blancas pastas sería el primero de muchos que “devoraría” por voluntad propia, había leído la Metamorfosis de Kafka, Demian de Hess, Madame Bovary de Flaubert y El Extranjero de Camus, pero habían sido meros compromisos escolares, que más que disfrutarlos a cabalidad, los sufrí, curioso que años después regresara con singular a Kafka, a Hess con su Lobo Estepario que siempre me ha intrigado y a Camus, pero después de mis amados comics, Gabriel García Márquez y sus Cien Años de Soledad se convertiría en mi libro favorito, ¡Ah! Olvide mencionar que mi madre puso una dedicatoria en las primeras páginas del libro, la verdad he olvidado lo que decía aquella dedicatoria, pero mencionaba algo sobre mí, sobre el goce de leer y de alguna manera me retaba a leer todo aquel libro.

Aquella dedicatorio causo siempre una especial fascinación en mí, si regalas un libro, ponle una dedicatoria, hará ese libro único y especial, y otra cosa, no lo prestes a menos que lo cedas a una persona muy especial, lo digo porque alguna vez presté ese libro y nunca lo volví a ver, lo cual de alguna manera lamento, sólo espero que a quien presté ese libro lo haya disfrutado tanto como yo.    
                   
Supongo que lo que conectó fuertemente la novela de Gabo con mi joven mente fue el llamado realismo mágico que Gabo abanderaba en la novela, creo que la conexión con las historias fantásticas de superhéroes fue algo fácil de relacionar con aquella novela por mi mente, los relatos fantásticos que se alejaban de la cotidiana realidad, había historias de interminables guerras, dictadores militares y una extraña asociación con temas religiosos que se antojaba un tanto escandalosa, Gabo había conseguido sumar en aquel libro un sin fin de temas tan interesantes, consiguió hilar de manera prodigiosa, no la historia de una familia solamente, como en muchas novelas, sino la historia de un pueblo y el correr de 100 años.

Pareciera que la existencia del buen Gabo se vuelve frágil, su novela es inmortal, como muchas otras que escribió, y que curiosamente también las recibí como regalos de gentes muy queridas, el día que el gran Gabo decida dejar esta existencia, su paso por este mundo también tendrá esa característica inmortal, como sus obras, se convertirá en algo que quedará grabado en nuestras mentes, una novela indomable, que ni el más diestro de los cineastas podría domar, hecha solamente para el deleite de nuestras mentes y nuestra imaginación, con algunos ecos en la voz de Oscar Chávez o en las teclas del acordeón de Celso Piña.          
 


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