Triptykon- Melana Chasmata (2014)
Triptykon- Melana
Chasmata (2014)
“Un hombre puede ser destruido, pero nunca derrotado”
Ernest Hemingway
“Cuando era joven, me di cuenta que nueve de cada diez cosas que hacía
eran fracasos. Así que trabaje diez veces más.”
George Bernard Shaw
En lo personal siempre he visto a Tom G. Warrior como una
especie de Neil Young del mundo del heavy metal extremo, siempre inconformista,
siempre buscando nuevas formas de expresión, arriesgando el cuello y su carrera
a cada paso, pero siempre dispuesto a hacerlo, luego de su salida de su más
reconocida banda, los legendarios Celtic Frost, posterior a un inesperado y
formidable regreso, Warrior ha dejado claro que es un gran emprendedor musical,
y que dejar atrás a su legendaria banda no representa gran cosa para él,
siempre inquieto y siempre ansioso por la creación de un heavy metal extremo y
sumamente experimental, Warrior ha integrado a su música elementos operísticos,
clásicos, de electrónica, new wave y hasta de hard rock, dejando a su paso una
estela de poderosa influencia sobre muchos grupos de metal y hasta bandas como
Nirvana que se declaraban fans de Warrior en la época en que aún era
desconocidos y componían los temas para su extraordinario debut Bleach,
cerremos los ojos y abramos la mente por un momento al escuchar el Bleach (mi
disco favorita de Nirvana) y podremos escuchar a Cobain imitando constantemente
a Tom.
Melana Chasmata es numéricamente importante para Tom, ya que
es el tercer capítulo musical de esta aventura musical, posterior a dos proyectos
de alto calibre (los brutales Hellhammer y los osados Celtic Frost) por lo que
este tres sin duda es de peso en este disco, el cual abre con la chirriante
Tree of Suffocating Souls, tema de poderosas baterías e imponentes guitarras,
denotando la pesada dirección que ha caracterizado en recientes años a Tom, no
una continuación de Celtic Frost, sino una continuación de las inquietudes de
Tom, un tema sumamente agresivo, que lo pone al frente de una tormenta de
estruendosa guitarras, desgarradoras vocales y demoledoras baterías, una banda
que desafía los clichés y que guiada sabiamente por Warrior suena joven y
hambrienta, sin voltear a ver lo que se hace hoy en día en el mundo del metal,
empecinándose en crear su propio camino, haciendo de su música algo fresco y
atractivo.
Warrior nos receta un peculiar giro de tuerca en el intro de
Boleskine House, bajando la velocidad y cocinando a fuego lento un tema
profundo y oscuro, creando una increíble atmósfera que se apoya en las vocales
femeninas que tanto agradan a Warrior, un tema doloroso, bien ejecutado por Tom
en las vocales y con potentes cascadas de guitarras cayendo sobre nosotros,
jugando con el espacio, con los silencios y con los batientes tambores a cargo
de Norman Lonhard, Warrior aquí sacando el colmillo y demostrándonos una de las
muchas formas que conoce de crear poder sonoro puro, sumando a una inquietante
belleza vocal alcanzada por sus apoyos femeninos, Altar of Deceit nuevamente
muestra singularidad y ese deseo de desmarcarse del heavy metal extremo más
común, Warrior intenso en su deseo de encontrar nuevas maneras de comunicarse a
través de inusuales estructuras y después sorprendentes cambios y ensambles
instrumentales de primer nivel, lo de Warrior no es correr a toda velocidad
como otras bandas suelen hacer, sino crear una incómoda tensión, expandir su
horror sonoro, cavar tortuosamente sendos hoyos en nuestra mente y dar un lento
detallado a su telaraña de pesada oscuridad, consiguiendo admirablemente en
este tema una melodía que trasciende y que se alberga en nuestras mentes.
Cuan grandioso suena un tema como Breathing, trayéndonos de
inmediato aquello que tanto nos ha atraído al heavy metal desde los primeros
acordes de los Black Sabbath, aquí Warrior demuestra primero el reconocimiento
hacia esos sonidos lentos, densos y sumamente duros, esto antes de liberar su
furiosa rabia en un tema que hace temblar a la tierra misma bajo sus pies, con
un Warrior asombroso y en su mejor forma en años, demostrando porque es uno de
los verdaderos maestros del género, con la capacidad de seguirnos maravillando
con su inusual arte, un hombre que no conoce límites y que sus creaciones se
generan libres de miedo, sin compromisos con nadie.
Si bien Ben Frost ha colaborado ya con gente como Michael
Gira de los Swans, ¿Por qué no podría Frost colaborar alguna vez con Warrior? Y
es que ahora ambos coinciden ligeramente en cuanto a títulos, Frost con su más
reciente disco y Tom con Aurorae, siguiente tema de este disco, poseedor de una
singular belleza, de una latente calma que pareciera anticipar algo muy malo
por suceder, Warrior aplica un singular tratamiento vocal y nuevamente usa los
espacios a su favor para permitir que este tema crezca y vaya tomando una
pavorosa fuerza estremecedora, hasta llegar a un impresionante clímax, seguido
esto de un tema en el cual precisamente Thor Harris, colaborador de los Swans y
de Frost, con su magia en las percusiones podría encajar a la perfección, lo
cual me trae a la mente un curioso pensamiento sobre como Gira y Warrior han
conseguido volverse relevantes a través de muy ligeras modificaciones en sus
creaciones, consiguiendo incluso sorprendentes alcances que los ponen a la
vanguardia nuevamente en sus respectivos géneros.
Cada tema de este Melana Chasmata posee un carisma muy
especial que Warrior ha sabido imprimir en ellos, un creador singular, un
hombre de espíritu libre que ha luchado de manera temeraria por hacer del heavy
metal un género pensante, retador y experimental, un hombre que sabe trascender
etiquetas y géneros, que no posee miedo alguno al fracaso, y que admirablemente
cuando ha tropezado se sabe levantar como pocos y proseguir su camino,
inclusive, con mejores resultados que los anteriores, larga vida a Warrior y
¡Que buen disco nos ha traído!
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