David Cronenberg-Eastern Promises (2007)
David
Cronenberg-Eastern Promises (2007)
“No hay un sólo campo de actividad, ninguna institución, libre del tipo
más brutal de corrupción, Rusia ha criado una mafia de clase mundial.”
David Remnick
Película tras película, el buen David Cronenberg ha ido
forjando una admirable carrera, encumbrándose como uno de los directores
independientes más osados de la historia, un artista de rebosante creatividad
con una visión muy particular, sin miedo a atacar ciertos temas que cualquier
otro director se reusaría a hacerlo, para Cronenberg, originario de Canadá, sin
duda alguna todo esto que se envuelve en las sombras, entre lo siniestro, lo
mórbido y lo perverso, resulta por demás atractivo e interesante, un lienzo en
blanco que Cronenberg gustoso se encarga de transformar o de mutar, más
propiamente dicho en el léxico Cronenbergiano,
en obras maestras.
En años recientes hemos visto a Cronenberg trabajando
duramente hombro con hombro junto a al buen Viggo Mortensen, un actor tan
singular como Cronenberg, que no teme a arriesgarse, que igual puede tomar
protagónicos en grandes producciones, como en The Lord Of The Rings, o hacer
pequeños papeles de poca remuneración para directores que personalmente le
apasionan, formando una peculiar mancuerna con Cronenberg para varias
películas, que curiosamente han resultado éxitos rotundos de las crítica hacia
Cronenberg, A History of Violence en el 2005, con su inquietante historia y
vertiginosos giros en la trama, Eastern Promises del 2007 con su brutal retrato
de la mafia rusa y su uso totalmente descarnado de la violencia, y la más
cerebral, pero no menos peculiar, A Dangerous Method del 2011, sobre la
relación entre Freud y Jung, algo que sin duda debe apasionar a David, en todas
ellas, Mortensen ha conseguido verdaderamente admirables actuaciones,
impresionándome mucho sobre todo, su inusual actuación en Eastern Promises.
Eastern Promises no es sólo el resultado del enorme talento
de Cronenberg y Mortensen, en esta aparecen también Naomi Watts y Vinnie
Cassel, ambos valientes actores, conocidos por sus arriesgadas participaciones
en una gran gama de versátiles proyectos, los cual vuelve esta película,
tomando una frase del ENORME Lou Reed, en todo un pasaje por el lado salvaje de
Londres, de sus mafias rusas y de las frías y oscuras aguas del Támesis, con
una Watts, como siempre intensa, como una enfermera que por azares del destino
obtiene un diario de una chica que muere luego de dar a luz en el hospital
donde trabaja, Watts, hasta cierta parte obsesionada con la recién nacida,
busca el apoyo de su tío, originario de Ucrania, para la traducción del diario
de la chica, ante la negativa de este, busca al propietario de un exclusivo
restaurante ruso en Londres, para poder indagar más, sin darse cuenta que el
propietario, su hijo y el chofer de este último se encuentran profundamente
envueltos en la brutal mafia rusa de esa ciudad, y es ahí, como también sucede
en ocasiones en las películas de David Lynch, que nos vamos adentrando en un
submundo inimaginable para muchos, un salvaje universo de depredadores que
deambulan bajo el suelo, es así como presenciamos las despreciables operaciones
de Semyon, uno de los líderes de la mafia rusa en Londres, dueño del
restaurante y pieza principal en la muerta de la chica de 14 años que murió al
dar a luz, conocemos a Nikolai Luzhin, interpretado por Mortensen, y a Kirill,
interpretado por Cassel, chofer e hijo de Semyon respectivamente, envueltos en
un truculento enfrentamiento con otros mafiosos de Chechenia, y una cadena de
traiciones que nos van revelando la singular manera de contar historias por
parte de Cronenberg, una escena en un baño sauna profundamente violenta, cruel
y sangrienta que nos deja claro que esta es una película del gran Cronenberg y
con un Mortensen entregado por completo, a muerte a su papel, con un elenco
extraordinario, dejándonos una joya del cine, no apta para todos los
espectadores, pero para aquellos que buscan extraordinarias historias,
brillantes actuaciones y sorprendentes tramas, Eastern Promises es sin duda una
película que resulta imperdonable dejarla pasar.
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