Liberarnos de lo que nos ata
“Creo que mi
único vicio es superarme a mí mismo.”
Kendrick
Lamar
Por: Erre
Svaia
Mark Twain, ese gran escritor estadounidense decía:
"Dejar de fumar es la cosa más fácil del mundo, yo lo he hecho miles de
veces."
Empecé a fumar en la adolescencia, posiblemente alrededor de los 13 o 14 años, tal vez antes, empezó como un reto, una forma de decir "Yo puedo" ojalá hubiese tomado otros retos y no algo tan estúpido como fumar, después de todo fumar no requiere gran esfuerzo, esfuerzo es el que toma dejar de hacerlo.
Debo decir que fumar me daba "algo" me hacía sentir maduro, más en control de todo, yo era un "chico listo" porque fumaba, me arrepiento más de fumar que de haber tomado alcohol, por lo menos la cerveza siempre me gustó por su sabor, siendo realistas ¿A quién le gusta algo como poner la boca en el escape del auto e inhalar?
Muchas veces intenté dejar de fumar y fallé miserablemente, hacia un esfuerzo consiente por mantenerme alejado del cigarro y después inconscientemente me hallaba con un cigarro en la mano, tantas veces me sentí sorprendido de estar fumando nuevamente sin darme cuenta después de haber decidido alejarme de esto.
Me sorprende mucho encontrarme gente al día de hoy que me indican qué es imposible que ellos dejen de fumar, y que a pesar de estar conscientes del daño a su salud, no creen poder dejar el vicio.
Deje de fumar hace unos ocho años, y no fue algo que hiciese de forma gradual, simplemente un día en una fiesta me dije a mi mismo: "Disfrútalo este es el último día que fumas", y a partir de ahí no volví, ¿Que hizo tan diferente esa ocasión a otras? A ciencia cierta no lo sé, pero si trato de analizarlo hubo varios factores que se conjugaron en ese momento, el primero, un sueño muy vivido que tuve en el cual mi madre, fallecida años atrás, se me aparecía y únicamente me decía: "Hijo, tus pulmones", extraño, pero bastante directo, ese sueño puso la idea en mi mente.
El siguiente paso fue considerar que estaba a un año de casarme, de alguna forma estaba muy consciente del tiempo que tenía por delante y esto me ayudaba a dimensionar de mejor manera mi futuro, día a día, dejar de fumar se convertía en un reto importante, puedo decir que lo más complicado fue el primer año, que lo más complicado fueron los inviernos en los que sentía mucha necesidad de fumar y que incluso tuve que alejarme un poco de mis amigos fumadores.
Hace ya un par de años volvía a algunas reuniones con amigos, tomé un poco, ya casi no lo hago, y el temor a recaer volvió, es complicado negarse a algo qué te hizo un vicio tantos años, cuando lo tienes enfrente, pero también se convirtió en una prueba de fuego, ahí estaba el vicio frente a mí, y la voluntad un poco mermada por el alcohol, aún así no sucumbí a la tentación y creo que salí bastante fortalecido al grado de que ese miedo constante de recaer ha ido desapareciendo más y más al grado de que la idea de fumar es hoy tan bizarra para mí como antes de que empezara a hacerlo.
Hoy me doy cuenta que pude dejar el cigarro gracias a ese primer detonante, a una meta clara de tiempo y posteriormente a mis hijas, un elemento que me da fuerza cada día, ya que por ellas no quiero recaer.
Es difícil deshacerse de un vicio, aunque poco a poco voy dejando alguno que otro me han seguido, más que mi salud, la verdad lo primero que me viene a la mente es buscar la libertad, el no sentirme esclavo de algo o atrapado por algo, ese es otro pensamiento que me ha ayudado a ir avanzando en esta constante búsqueda de mantenerme libre.
Empecé a fumar en la adolescencia, posiblemente alrededor de los 13 o 14 años, tal vez antes, empezó como un reto, una forma de decir "Yo puedo" ojalá hubiese tomado otros retos y no algo tan estúpido como fumar, después de todo fumar no requiere gran esfuerzo, esfuerzo es el que toma dejar de hacerlo.
Debo decir que fumar me daba "algo" me hacía sentir maduro, más en control de todo, yo era un "chico listo" porque fumaba, me arrepiento más de fumar que de haber tomado alcohol, por lo menos la cerveza siempre me gustó por su sabor, siendo realistas ¿A quién le gusta algo como poner la boca en el escape del auto e inhalar?
Muchas veces intenté dejar de fumar y fallé miserablemente, hacia un esfuerzo consiente por mantenerme alejado del cigarro y después inconscientemente me hallaba con un cigarro en la mano, tantas veces me sentí sorprendido de estar fumando nuevamente sin darme cuenta después de haber decidido alejarme de esto.
Me sorprende mucho encontrarme gente al día de hoy que me indican qué es imposible que ellos dejen de fumar, y que a pesar de estar conscientes del daño a su salud, no creen poder dejar el vicio.
Deje de fumar hace unos ocho años, y no fue algo que hiciese de forma gradual, simplemente un día en una fiesta me dije a mi mismo: "Disfrútalo este es el último día que fumas", y a partir de ahí no volví, ¿Que hizo tan diferente esa ocasión a otras? A ciencia cierta no lo sé, pero si trato de analizarlo hubo varios factores que se conjugaron en ese momento, el primero, un sueño muy vivido que tuve en el cual mi madre, fallecida años atrás, se me aparecía y únicamente me decía: "Hijo, tus pulmones", extraño, pero bastante directo, ese sueño puso la idea en mi mente.
El siguiente paso fue considerar que estaba a un año de casarme, de alguna forma estaba muy consciente del tiempo que tenía por delante y esto me ayudaba a dimensionar de mejor manera mi futuro, día a día, dejar de fumar se convertía en un reto importante, puedo decir que lo más complicado fue el primer año, que lo más complicado fueron los inviernos en los que sentía mucha necesidad de fumar y que incluso tuve que alejarme un poco de mis amigos fumadores.
Hace ya un par de años volvía a algunas reuniones con amigos, tomé un poco, ya casi no lo hago, y el temor a recaer volvió, es complicado negarse a algo qué te hizo un vicio tantos años, cuando lo tienes enfrente, pero también se convirtió en una prueba de fuego, ahí estaba el vicio frente a mí, y la voluntad un poco mermada por el alcohol, aún así no sucumbí a la tentación y creo que salí bastante fortalecido al grado de que ese miedo constante de recaer ha ido desapareciendo más y más al grado de que la idea de fumar es hoy tan bizarra para mí como antes de que empezara a hacerlo.
Hoy me doy cuenta que pude dejar el cigarro gracias a ese primer detonante, a una meta clara de tiempo y posteriormente a mis hijas, un elemento que me da fuerza cada día, ya que por ellas no quiero recaer.
Es difícil deshacerse de un vicio, aunque poco a poco voy dejando alguno que otro me han seguido, más que mi salud, la verdad lo primero que me viene a la mente es buscar la libertad, el no sentirme esclavo de algo o atrapado por algo, ese es otro pensamiento que me ha ayudado a ir avanzando en esta constante búsqueda de mantenerme libre.
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