Momentos de Cambio
Momentos de Cambio
“El precio de la grandeza es la responsabilidad.”
Winston Churchill
Por: Erreh Svaia
Son las 12 de la noche, el cielo parece llenarse de nubes
pero dudo que la lluvia se vaya a asomar, últimamente tengo tantas cosas en la
cabeza, me preocupa el futuro, y cuando hablo del futuro, hablo del futuro de todo,
me resulta más que obvio que lo bonito que se nos presentan hoy las cosas no
sea otra cosa que un espejismo, una fachada bonita de la situación difícil que
vive el país y me preocupa que tanta desesperación nos termine llevando cerca
del precipicio como en Venezuela, si el hartazgo nos puede llevar por caminos
peores de los que hoy transitamos y es posible que decisiones que debemos tomar
con la cabeza y bien informados, las tomemos con las tripas y cegados por el
odio, México va a crecer le pese a quien le pese, sólo una revolución puede
descarrilar este tren, pero nadie queremos eso, una revolución solo deja la
puerta abierta para que grupos abusivos y bien organizados tomen el poder, que
nos sirva de lección la revolución mexicana que nos trajo al PRI, la revolución
bolchevique que implanto al comunismo, o la revolución cubana que encumbró al
dictador más longevo de la historia, Fidel Castro.
Los cambios se tienen que hacer con orden y con la conciencia de que podemos hacerlo en 10 años o 50, pero México está llamado a ser uno de los países protagonistas del mundo, y que el gobierno que elijamos deba ser por buenas razones, por decisiones bien pensadas, no porque nos hablen bonito, porque nos vendan paraísos o porque nos digan que son súper héroes y súper sabios y podan resolver todos los problemas que ni ellos mismos conocen.
México crecerá cuando nos hagamos responsables todos del gobierno, participemos no solo votando, sino exigiendo y criticando, ya que la crítica positiva y la exigencia sacan lo mejor de nosotros, aprendiendo que la riqueza vale cuando se gana de manera justa y honesta, no cuando se roba, esa no es riqueza, es vileza.
Debemos aprender que las mejores cosas no son gratis y que lo bueno tiene un precio, no dejarnos engañar por regalos o por dádivas, porque la escuela, el hospital, el transporte que no cuestan, tampoco valen, no son buenos y no se puede exigir que lo sean, solo dándole el valor adecuado y justo a las cosas es que la apreciamos y que podemos exigir que mejoren.
Que no nos hablen bonito, que nos hablen con la verdad, por más fea que esta sea, que no prometan soluciones, que nos demuestren que conocen el problema y que nos incluyan para resolverlo, que no quieran beneficiarse en sus persona, que vivan para la gente y que si no pueden hacerlo que se vayan a trabajar en la industria.
México va a llegar a sus destino, le pese a quien le pese, pero depende de nosotros y de nuestras decisiones que tan rápido habremos de hacerlo, no nos dejemos engañar, seamos cautelosos y pensemos que la calma puede ser predecesora de la tormenta y que las historias bonitas que hoy nos cuentan pueden ocultar un triste final luego de las elecciones de medio año.
Los cambios se tienen que hacer con orden y con la conciencia de que podemos hacerlo en 10 años o 50, pero México está llamado a ser uno de los países protagonistas del mundo, y que el gobierno que elijamos deba ser por buenas razones, por decisiones bien pensadas, no porque nos hablen bonito, porque nos vendan paraísos o porque nos digan que son súper héroes y súper sabios y podan resolver todos los problemas que ni ellos mismos conocen.
México crecerá cuando nos hagamos responsables todos del gobierno, participemos no solo votando, sino exigiendo y criticando, ya que la crítica positiva y la exigencia sacan lo mejor de nosotros, aprendiendo que la riqueza vale cuando se gana de manera justa y honesta, no cuando se roba, esa no es riqueza, es vileza.
Debemos aprender que las mejores cosas no son gratis y que lo bueno tiene un precio, no dejarnos engañar por regalos o por dádivas, porque la escuela, el hospital, el transporte que no cuestan, tampoco valen, no son buenos y no se puede exigir que lo sean, solo dándole el valor adecuado y justo a las cosas es que la apreciamos y que podemos exigir que mejoren.
Que no nos hablen bonito, que nos hablen con la verdad, por más fea que esta sea, que no prometan soluciones, que nos demuestren que conocen el problema y que nos incluyan para resolverlo, que no quieran beneficiarse en sus persona, que vivan para la gente y que si no pueden hacerlo que se vayan a trabajar en la industria.
México va a llegar a sus destino, le pese a quien le pese, pero depende de nosotros y de nuestras decisiones que tan rápido habremos de hacerlo, no nos dejemos engañar, seamos cautelosos y pensemos que la calma puede ser predecesora de la tormenta y que las historias bonitas que hoy nos cuentan pueden ocultar un triste final luego de las elecciones de medio año.
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