Al Filo de la Democracia, Documental
Al Filo de la Democracia, Documental
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Por: Erreh Svaia
Lo interesante del documental, Al Filo de la Democracia, de
la cineasta brasileña, Petra Costa, es la amplia visión crítica del sistema de
gobierno brasileño, en la cual Costa consigue dar un duro golpe a todos las
partes de la ecuación, convirtiéndose en una demoledora crítica del mal estado
de la democracia brasileña, que tanto izquierda como derecha se han encargado prácticamente
de destruir, hoy llama mucho la atención de un Brasil sin dirección, que se
tambalea de un lado a otro del espectro político, de una manera cada vez más
desesperada, arrinconados cada vez más a soluciones más radicales e inverosímiles.
En Al Filo de la Democracia se toma parte de la vida
familiar de la misma Costa, quien describe a su familia como una que apoyaba
fuertemente a la izquierda, que se oponía al régimen militar que imperó en el
país por varios años hasta que fue lograda la democracia, una muy frágil y que
abrió paso a la corrupción, y a grandes movimientos sociales, y que tras tres
intentos, en el cuarto, dio la oportunidad a un trabajador y sindicalista del
sector metalúrgico, conocido como Lula Da Silva, quien se encargó de llenar al
país de esperanza a través de su Partido de los Trabajadores.
Lula se encargó de dar un brillo muy particular a la
posición global de Brasil, se encargó de promover fuertemente a Brasil como el
próximo gran país desarrollado y obtuvo una presencia muy favorable al grado de
ser reverenciados por líderes de la talla de Barack Obama y Vladimir Putin, con
Lula, Brasil se enfilaba primero como parte de los llamados BRICS, llamados en
su momento a ser las próximas grandes potencias mundiales (aunque de ellos sólo
China pudo sostenerse en pie y seguir avanzado), cabe mencionar las
fluctuaciones en la postura de Lula para llegar a la presidencia, su aparente
moderación que lo llevó de ser un critico feroz del papel de los empresarios en
Brasil, hasta establecer una alianza con ellos para poder llegar al poder en su
cuarto intento, llama también la atención su alianza con sectores ultra
conservadores, como las iglesias evangélicas y partidos de derecha tradicional
que consiguieron darle masa crítica y llevarlo a la presidencia.
Y precisamente su cercanía éstos dos círculos parecen dar
indicios del posterior declive del Partido de los Trabajadores en el poder, el
alfil de Lula, Dilma Rousseff, una ex guerrillera que parecía repetir el tándem
entre Tabaré Vázquez y José Mújica en Uruguay, no alcanzó a cristalizar el
sueño de mantener a la izquierda en el poder, ni unas Olimpiadas, ni un Mundial
de Futbol pudieron ocultar el deterioro al interior que Brasil sufría, un desarrollo
y crecimiento artificial que no se pudo sostener y que acabó revelando fuertes
casos de corrupción entre el gobierno, el sector de la construcción, los grandes
empresarios y la principal empresa de gobierno, Petrobras, al final, la coalición
del Partido de los Trabajadores con las partes más conservadoras de la política
en Brasil, muchas de ellas, totalmente inmersas en las prácticas de desviación
de dinero, dejaron el terreno listo para que Dilma fuera depuesta y en su
lugar, el vicepresidente, de extracto conservador, Michel Temer, pudiera llegar
al poder.
Lo siguiente resulta, aterrador y fascinante, en la forma
que el poder Judicial se convirtió en la principal oposición crítica a la
corrupción no sólo del gobierno de Lula, de Dilma y de Temer, sino que ésta
consiguió darle el estatus de “estrella” al juez Sergio Moro, quien se encargó
de llevar a cabo las investigaciones que terminarían con investigaciones contra
los tres anteriormente mencionados dirigentes, además de una condena de casi 10
años de prisión contra Lula, pero eso no sería todo, ya que tras la caída de
gracia de Lula, Moro “traspasaría” parte de su fama a un incipiente político, y
ex militar, Jair Bolsonaro, quien capitalizaría la fama de Moro y el
encarcelamiento de Lula, para convertirse en el nuevo presidente de Brasil, convirtiendo,
sospechosamente a Moro, en uno de sus ministros.
Cabe resaltar el papel de Lula en la salida de millones de
personas de la pobreza, lo cual en ningún momento es algo cuestionable, aunque
su capacidad de mantener el motor en marcha sin duda es parte del fracaso
posterior de su proyecto de gobierno, el cual se basó en un auge en la demanda de
materias primas por parte de China, y que demostró su fragilidad cuando el
crecimiento del gigante asiático disminuyó, por otro lado, sale a colación la
corrupción en las empresas de gobierno, las cuales se sucedieron al interior del
gobierno de Lula, sin que éste aparentemente pudiera solucionarlo, esto además de
sus alianzas con sectores ultra conservadores que terminaron restando fuerza en
las bases al Partido de los Trabajadores, que supuestamente defendía un
proyecto progresista y liberal.
Como nota extra, y posterior al tiempo en el que termina el
documental, cabría mencionar el papel de Bolsonaro, adorado por los radicales
de la derecha, y cuyo gobierno se ha venido debajo de manera estrepitosa, llenando
de vergüenza a aquellos que lo señalaban como el gran héroe ultra liberal de la
derecha, al final, Bolsonaro ha dejado ver su falta de experiencia y capacidad
para dirigir a un país, y ha puesto a Brasil en una situación verdaderamente
lamentable, ya sin un rumbo, sin esperanzas y cada vez más sumido en la desesperación,
Brasil ha sufrido decepción tras decepción, y su condición parece incluso
irrecuperable, se vuelven a escuchar voces que piden el regreso de la dictadura
militar “para poner orden”, incluso aquellas que piden el regreso de la
monarquía que alguna vez existió en éste gigante del sur, así la desesperación.
Hay ciertas “señales” que parecieran pavorosamente similares
a lo que se vive en el país, un político que tras varios intentos llega al
poder, luego de supuestamente moderar su postura, luego de establecer alianzas
con las fracciones políticas más conservadoras del país, por si esto fuera
poco, su proyecto no parece uno que se limite a sus 6 años de gobierno, y esto es
lo que añade tensión al escenario democrático en México, la posible caída en
una espiral radical de un extremo a otro del espectro político como en Brasil,
lo peor no vendría con el presidente Andrés López, sino como con Lula, con lo
que vendría después, una vez que la “esperanza” se termine.
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