Dinámicas al Interior de la 4T
Dinámicas al Interior de la 4T
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Por: Erreh Svaia
La dinámica al interior de la 4T se asemeja mucho a los
sanguinarios circos romanos, los "moderados" como Marcelo Ebrard, Olga Sánchez, Carlos Urzúa,
Germán Martínez, Esteban Moctezuma, Alfonso Durazo, Alejandro Gertz, Ricardo
Monreal, Alfonso Romo y Tatiana Clouthier son personajes "lanzados a los
leones", como parte del gabinete, son los antiguos tecnócratas, con
disfraz de nacionalistas, es gente con experiencia de administraciones pasadas
del PRI y del PAN, cuya carga ideológica es relativamente “suave”, saben operar
y se alejan del poder “político” y están más interesados en el “poder por el
poder”, son a quienes López trata de manejar con el fin de llevar sus
iniciativas a puerto, y es ahí precisamente donde se da la primer
"lucha" de éstos "neotecnócratas", que al no mostrar la capacidad
para materializar de alguna forma los deseos del "emperador", su
suerte es cantada por el círculo cercano al presidente, y son presa de los
radicales, personajes que ya tienen tiempo tras del presidente López, como John
Ackerman, Paco Ignacio Taibo, Enrique Dussel, Héctor Díaz Polanco y Dolores
Padierna, personajes de ideología dura, que muchas veces han manifestado su
apoyo a la dictadura Chavista, quienes son realmente los que más influencia
tienen sobre la esposa del presidente (principalmente) y sobre el mismo presidente.
Por el momento, el presidente López necesita a éstos
neotecnócratas para mantener a flote su gobierno, son quienes en realidad saben
“volar la nave”, y a la vez son la carne de cañón que intenta mantener a flote
las promesas utópicas de López, y cuando estas fallan miserablemente, son el
"sacrificio a los dioses" para acallar los ánimos al interior de
Morena, y sobre todo, para limpiar al presidente de toda culpa, el poder de los
radicales duros juega un papel primordial ya que son ellos quienes se encargan otorgar
una base ideológica y captar a las masas al día de hoy con el cuento de hadas
nacionalista, son ellos quienes se encargan de movilizar las redes clientelares
a favor del presidente, no es Ebrard o Romo quienes mantienen alta la
popularidad del presidente, sino gente como Ackerman, su esposa, Taibo, entre
otros, los que se encargan de movilizar las redes sociales y de generar
movimiento físico a los eventos del presidente, no resulta sorpresa que gente
como Dolores Padierna, o su esposo, René Bejarano, el infame “señor de la ligas”,
sigan al lado del presidente, considerando la reconocida capacidad del
matrimonio de manipular clientelas y del acarreo de gente.
Está claro que el presidente no sabe gobernar, puede tener
ideas muy claras, o tal vez no, pero no sabe la manera de llevarlas a cabo, su
cercana corte radical tampoco, ellos sólo saben crear las “narrativas”, que es
lo que termina enganchando a los ingenudos, por eso se vale de neotecnócratas
desechables para hacer el trabajo, y por ello no es sorpresa que al no poder
materializar utopías, éstos sean sacrificados y después despedazados por las
masas agitadas por los radicales duros, quienes parecen alimentar las ideas de
un presidente que lo único que ha demostrado hacer, es seguir siendo un
excepcional candidato político, al más viejo estilo populista, prometiendo para después justificar, polarizando a los ciudadanos, crear cortinas de humo e inventar enemigos, sirviéndose de
neotecnócratas desechables para simular un gobierno funcional que en realidad
ejecuta caprichos, mientras mantiene cerca a sus radicales para darle un matiz
ideológico a un gobierno que de ésta forma no difiere mucho de los gobiernos
del PRI Sistema populista en los 70s, así es, si el PRI sufrió un cisma en su
interior en 1988, cuando muchos creen se perdió la esencia del nacionalismo
revolucionario dentro del partido hegemónico, el presidente y su partido personal,
buscan tomar esa base primigenia PRIísta, y devolverle su mística “nacionalista
revolucionaria”, una fórmula que no debemos olvidar, creó de inicio desigualdad
dentro del país con su “desarrollo estabilizador”, y después lo llevó a la
quiebra total con su “docena trágica” en la era populista, lo que estamos
viendo en Morena básicamente es un regreso al viejo PRIísmo Cardenista, a las
corrientes ideológicas en contraste y más tristemente al más arcaico
caudillismo, nada nuevo, sólo un retroceso enorme hacia un proyecto que ya
existió, que ya falló y que se volvió obsoleto, aunque muchos lo hayan
olvidado, o traten de negarlo.
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