Indecisión





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Por: Erreh Svaia

¿Por qué los empresarios no hacen nada? Ya he escuchado varias veces ésta pregunta, y no, por el momento no van a hacer nada, no van a financiar una campaña en contra del gobierno, ni ha financiar a la resistencia, no porque en primer lugar, son empresarios, no un frente político, no por que son empresarios, y es parte de su naturaleza buscar oportunidades, puede que la economía esté detenida, que la inversión no esté fluyendo y que los inversionistas se muestren desconfiados, pero los negocios aún no cierras sus puertas y los despidos masivos aún no se han presentado, en cierta forma, el aumento al salario mínimo les ha dado un respiro una barrera protectora, el consumo aunque débil, se mantiene, los empresarios siguen trabajando en base a sus contactos, buscando información, buscando acuerdos para encontrar, algo de incertidumbre que les de una ventaja en éste momento, muchos harán de la incertidumbre una oportunidad, seguirán apostando fuertemente mientras ese margen que dieron los aumentos al salario mínimo y la inflación no se desboque, hay momentos en los que hay que aguantar la respiración, seguir ejerciendo presión sin llegar a la violencia, algunos podrán sacar provecho mientras el gobierno permanezca estático y no empiece a tomar decisiones, no será por mucho tiempo, por más que se busque evitar tomar decisiones con el fin de conservar la popularidad, la dinámica nacional y global seguirán ejerciendo presión.

A medida que las decisiones se empiecen a tomar, el descontento comenzará, la popularidad del presidente irá descendiendo y se necesitará “invertir” para mantener el apoyo, “invertir” para conservar la imagen en los medios, y será esa inversión la que empiece a “vaciar” las arcas del gobierno, de algún lado tendrán que salir los recursos, seguramente impuestos, si sigue la desconfianza del inversionista, el tipo de cambio se debilitará, y la combinación de reducción en el consumo, e incremento en la inflación será el detonante, el impulsor de al principal inconformidad por parte del empresariado, y entonces sí, podríamos empezar a hablar de cierre de negocios, desempleo y caída en el consumo, tristemente, será entonces que empezaremos a ver una reacción entre los empresarios, una llamada a ejercer un contra peso, pero, entonces podría ser muy tarde, la deriva podría estar muy cercana ya, y esto haría complicada la resistencia, la ambición por parte de los empresarios para encontrar un lugar en el actual gobierno podría ser la perdición del peso específico democrático, al final serán unos cuantos los que se congratulen con el gobierno, y los que no, buscarán convertirse en oposición, hasta entonces, esperemos que no sea muy tarde.  

En éste momento, las cámaras empresariales cabildean para obtener la bendición del gobierno, posiciones, o información, los siguientes seis meses serán decisivos, los proyectos detenidos tendrán que avanzar o se correrá el peligro de perder los presupuestos, entonces vendría una verdadera contracción de la economía, ya que éstos no se recuperarán, vendrán recortes y la confianza para invertir se evaporará, quienes toman las decisiones lo pensarán no dos, sino tres o cuatro veces antes de considerar un proyecto, y a falta de flujo revolvente se tendrá que adelgazar la nomina y las plantillas, seremos más productivos unos meses por los recortes de personal, pero después vendrá el descontento, y la posterior caída, el letargo, el “ellos hacen como que nos pagan, y nosotros hacemos como que trabajamos” que volvió obsoleta a las economías soviéticas, cubanas y venezolanas, el momento para reaccionar es ahora, el riesgo es mayor, pero lo que está en juego cada vez será menos, hasta que no valga ni la pena levantar el puño, o la voz.   


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