Grito de Guerra




Grito de Guerra

Por: Erreh Svaia

El Craneoscopio

Hoy despertamos con la triste noticia de un nuevo ataque armado contra un negocio en Veracruz, una obvia represalia por un “derecho de piso no pagado”, en el que más de 20 personas perdieron la vida; Tamaulipas, sigue siendo el lugar al que haría cualquier cosa con tal de no estar ahí, hace más de 10 años me ofrecieron ir a trabajar a Laredo, les dije “No, gracias”, poco después tuve que ir por un tiempo, y la manera de vivir allá, las historias que se cuentan ( algo que aún no conocíamos en Monterrey), parecía algo imposible que estuviera sucediendo en México, en ese México en el que muchos vivimos nuestra tranquila niñez.

Poco a poco la violencia se fue extendiendo a lo largo del país, nos tocó ver primero un a un soldado escondido en el árbol frente a casa de mis padres, después las ráfagas que venían de la Colonia Independencia y del Cerro de la Campana, luego el sonido de granadas detonadas, las largas filas de soldados en medio de la noche, que me tocó ver asombrado, apenas a un par de calles de dónde vivíamos y finalmente esa ocasión, en que nos apuntó con una arma de fuego un individuo justo afuera de la casa, todo eso que pensamos en el pasado, pareciera querer suceder nuevamente, parece que la “guerra” ha logrado trascender sexenios incluso retomando fuerza en otros puntos como Michoacán y Guerrero.

El recuerdo de como aprendimos a vivir de forma progresiva con el miedo, empezando con las ráfagas de armas de fuego de forma esporádica en las noches ¿Era pirotécnica, un arma de fuego? ¡No puede ser! ¡Eso no pasa aquí!, después cada fin de semana escuchábamos una o dos ráfagas de fuego, el cual luego se extendió a todas las noches, hasta ese sábado que me quedé despierto trabajando y que escuché los disparos toda la noche, casi hasta la mañana del día siguiente, si eso no era una guerra, no se que sería, lo último fue empezar a escuchar esas rafas en pleno día, mientras comíamos.

El documental “Hasta los Dientes” del director Alberto Arnaut se centra precisamente en esa época, y toca puntos muy cercanos, porque prácticamente estuvimos ahí, vivimos muy de cerca a ese epicentro de la violencia que se concentraba en un eje casi siniestro de las calles que atravesaban entre el Cerro de la Campana y la Loma Larga, la Calle México que comunicaba hacia la Colonia Independencia y la Avenida Luis Elizondo que salía de la Colonia Las Retamas y llegaba hasta Garza Sada dónde sucedió la tragedia, tuve la fortuna de estudiar en esa Universidad y cuando me casé fue en un salón justo en la esquina contigua en dónde se dieron los hechos.

Es muy triste saber que precisamente el Tecnológico de Monterrey, con su gran población de estudiantes foráneos haya sido cómplice inicial de aquellos que quisieron ocultar la magnitud de la tragedia, imagino el pánico que debieron sentir al pensar en la desbandada de estudiantes foráneos abandonando la institución, se sumaron a ese silencio cómplice de la tragedia y se volvieron tan responsables de aquel lamentable suceso, tanto como el ejército, que actuó ejecutando órdenes, sin criterio, como se sabe suelen hacerlo.

La gran tragedia de la caseta del Tec en el cruce de Luis Elizondo y Garza Sada no sólo fue aquella escalada de violencia, también el combate frontal sin tregua que se le dio, que dejó muchas victimas en el fuego cruzado y que enlutó a muchas familias en el país, es triste entender finalmente que las cosas no han cambiado mucho, pensar que tal vez los medios se cansaron de informar y prefirieron cambiar su temática, aunque siguen sucediendo casos de “colgados” en los puentes, los secuestros y los homicidios siguen al alza, y si bien, el documental nos recuerda de la “efectividad” del ejército para atender éstos casos, también debe ser una advertencia sobre la estrategia del gobierno actual para combatir la ola de violencia que no parece ceder a casi más de 10 años.

Si la apuesta del gobierno actual para reducir los índices de violencia en el país es lanzar al ejercito bajo las órdenes de no defenderse, la consigna es “mamás, regañen a sus hijos delincuentes”, el envío de la Guardia Nacional a las fronteras para controlar la migración, y una acentuación en la militarización del país, sabemos que no vamos por buena ruta, la violencia que alguna vez fue una trágica novedad, hoy la queremos ignorar y ocultar, pero ahí está, y se puede desbordar nuevamente, Monterrey ya no es la ciudad que solía ser, esa en dónde salíamos en la noche sin miedo, México ya no es el país que solía ser, salir a las carreteras se vuelve una ruleta rusa.


La exigencia de una solución trasciende sexenios Calderón no pudo ganar su “guerra”, y fue reprobado en las urnas, Peña trató criminalmente de ocultarla, y ésta lo rebasó y cimentó su caída, López, luego de años de pregonar una solución mágica, ahora enfrenta a la realidad, y ésta parece presentársela como jamás la imaginó, y causa indignación que hable de un país feliz, pareciendo querer cometer de manera más estruendosa los errores de sus antecesores, los cuales podrían traer consecuencias aún más trágicas. 

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