Borrando el Pasado
Borrando el Pasado
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
Suele mencionarse que la historia la escriben los vencedores
imponiendo su versión de los hechos, de ésta manera unos cuantos cientos de
españoles pudieron conquistar a millones de nativos en lo que hoy conocemos
como México, de esa forma el “Nacionalismo Revolucionario” trajo el bienestar a
todos los mexicanos, y de esa forma un Lázaro Cárdenas, populista y admirador
del estalinismo se ha convertido en uno de los “mejores presidentes” (junto con
Benito Juárez, quien no alcanzó a convertirse en dictador porque la muerte se
le adelantó) del país a pesar de haber creado al hegemónico PRI como lo conocemos hoy en día, y a pesar de haber construido un culto a la personalidad alrededor de si mismo.
Hablando de estalinismo y de reescribir la historia,
Cárdenas aprendió precisamente de Stalin el cómo reescribir la historia, no
resulta sorprendente que hoy en día parte del pueblo ruso tenga un “buen
recuerdo” del brutal dictador que ordenó la muerte de millones de ciudadanos
rusos, que entregó la vida de miles de soldados para salvaguardar su imperio
mientras él se ocultaba en los túneles del metro de Moscú, un “líder ejemplar”
pensaran algunos, uno que envenenó al pueblo ruso, uno contra otro, que
esclavizó a países vecinos, que realizó purgas constantes entre sus colaboradores
y que envió a quien difería de su forma de pensar a los llamados “gulags”, ante
tal manera de reescribir la historia y tal tradición del gobierno ruso, no
resulta extraño que hoy muchos piensen en otro dictador autoritario, Vladimir
Putin, como un nuevo “salvador de la patria”.
Seguimos escuchando más y más reacciones adversas al
nombramiento de Manuel Bartlett como ejecutivo mayor de la Comisión Federal de
Electricidad, las fuertes críticas al presidente electo quien nombró a
Bartlett, Andrés López no se han hecho esperar, en su defensa López señala que
Bartlett es la persona más calificada para el puesto por su orientación
nacionalista, habría que preguntarnos porque esa orientación no se manifestó durante
su gestión en los gobiernos de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas,
ampliamente acusados por los simpatizantes de López, como iniciadores del
periodo “neoliberal” que dio fin al “nacionalismo revolucionario” corriente pseudo
izquierdista dentro del PRI.
Empezando con López, resulta curioso que para muchos de sus
simpatizantes, el período decadente del PRI comenzó con su salida en 1988 de
éste partido, se ha creado una reescritura del historia en la cual ese “viejo
PRI” dictatorial, represivo, autoritario, irresponsable, corrupto, estatista y
corporativista era el “ángel guardián” de los mexicanos, abusando de la falta
de conocimiento sobre la historia, se ha ocultado el período anterior a la
salida del PRI del poder en el año 2000 y se ha puesto énfasis en el periodo
posterior de la historia como “el peor periodo histórico del país”, para esto tendríamos
que indagar sobre los “avances democráticos” previos a 1988, con un partido hegemónico
sin oposición alguna en las elecciones de 1976, o del veto impuesto a la
izquierda histórica que tuvo proscrito al Partido Comunista hasta 1977, tras 60
años de existencia, la desaparición de periodistas y cierre de medios informativos
críticos al gobierno, represión estudiantil violenta, corrupción rampante en
los gobiernos de Echeverría y López Portillo, y la quiebra económica del país y
su peor crisis en el período conocido como la “docena trágica” (1970-1982).
Una reescritura de la historia que ahora señala que el PRI
era bueno y beneficioso para el país antes de 1988, una reescritura que ahora
exonera a Manuel Bartlett de sus maquinaciones al frente de la entonces
Comisión Federal Electoral, en lo que se conoce como uno de los fraudes
electorales más escandalosos en el país, así como su posterior participación en
gobiernos “neoliberales”, una reescritura que absuelve la participación y beneficio
de alguien como Alfonso Romo, colaborador cercano a Andrés López, en el llamado
FOBAPROA, o en el gobierno de Vicente Fox, la memoria nos ha fallado como
sociedad, y hemos sido víctimas de ésta reescritura peligrosa y dañina, la cual
nos permite analizar y razonar a fondo en nuestra historia y lo que nos han querido
inculcar, héroes dónde no los hubo, pendiente está aún un capítulo más por re escribirse
cuando nos presente a Porfirio Muñoz Ledo, otro cercano colaborador a López, y
miembro del “viejo PRI”, pretendiendo que olvidemos que Muñoz Ledo fue parte de
los gobiernos de Diaz Ordaz y de Echeverría y de como aplaudió la represión
ordenada por sus jefes, en uno de los capítulos más deplorables del PRI, “El 2
de Octubre no se olvida”, dice una afirmación popular, hay que tener cuidado,
porque así como se pretende hacernos olvidar el fraude histórico de 1988 con
Bartlett a la cabeza, así ahora nos querrán hacer olvidar la Masacre de
Tlatelolco y los aplausos de aprobación de Muñoz Ledo.
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