Sobredemanda de Morbo

Sobredemanda de Morbo

Por: Erreh Svaia

Dispersión Caprina

El morbo vende mucho, olvídense de la calidad, de la producción y de otros elementos de ese tipo, lo que la gente quiere es sacar a la luz los trapos sucios de todos y hacer gran chisme de ello, hace décadas cuando inicié un humilde blog en otro sitio, comencé escribiendo sobre mi vida, mi infancia, mi adolescencia, la escuela, mis padres, causó revuelo y las visitas bo se hicieron esperar, la juventud y ese deseo de volverse popular me embriagaron en aquellos años, pero en realidad mi vida es poco interesante, no es el material perfecto para mantener la atención de alguien por tanto tiempo, y mi manera de escribir empezó a mutar hacia mis intereses, la música, los libros, la historia, la tecnología, la filosofía, etcétera, digamos que cerré esa ventana hacia mi vida íntima y el blog empezó a perder "popularidad", bien por mi ya que lectores interesados en el morbo se fueron y quedaron solamente quienes compartían intereses conmigo.

Hoy Netflix con todo y los problemas económicos de Red Hastings, su CEO, sigue produciendo material que aunque difícilmente podría hablar de su calidad, sigue siendo llamativo para muchas audiencias, en especial aquellas que buscan el morbo y que parecieran cambiar los callejones, las salitas de cine de las Sex shops, los viejos cines para adultos del centro y otros medios más íntimos, Netflix parece destapar una doble moral que desterró a muchas producciones de la televisión abierta por atentar contra las buenas costumbres (algunas novelas que Televisa llegó a transmitir en televisión abierta a media noche), otras que parecerían muy transgresoras como las primeras novelas en TV Azteca producidas por Epigmenio Ibarra, pareciera que muchos se alertaron y se escandalizaron por éste tipo de producciones a disposición del público en general (gente como Andy Warhol, John Waters, Rainer Werner Fassbinder y Pedro Almodovar explotaron ese morbo intimista hace más de 40 años con enorme talento) no así en la televisión de paga como en Netflix en donde la "serie" (ahora son series no telenovelas") de Luis Miguel se ha convertido en un roundo éxito gracias al deseo de conocer más s o bre la aparentemente tormentosa del ídolo juvenil de América de hace unas décadas, si, poco interés despertaba la actual carrera de Luis Miguel hasta antes de la serie, hoy, no cabe duda que gracias a esa serie que obviamente dramatiza su vida, sus bonos han incrementado y no dudamos de que con esa popularidad obtenida, cualquier material por más mediocre que sea, como casi todo lo último que ha producido, sea un rotundo éxito, se ha creado la demanda perfecta para un producto que ya había caducado tiempo atrás.

Y ahora sigue La Casa de las Flores, otra telenovela / serie, como gusten llamarle que no se aleja mucho del género encumbrado por Televisa en los 70s y 80s y que hizo ídolo mundial a una de sus protagonistas, Verónica Castro, hoy vemos temas aparentemente controversiales, muchos que Epigmenio Ibarra había tocado ya hace casi dos décadas, pero que los millennials no pueden recordar, 6 es así como el morbo nuevamente vuelve a triunfar, nos gusta ver a los personajes teniendo relaciones, desnudos, haciendo del baño, ejerciendo su sexualidad de diversas formas y usando drogas, aceptamos ese mundo "moderno" solo en nuestras recamaras y solo cuando hemos pagado por él, Netflix se ha vuelto una suerte de nueva pornografía que no queremos en televisión abierta, pero de la que nos "atascamos" los fines de semana con singular alegría, nuestra doble moral se pone de manifiesto de manera extensiva.

Algunos como Epigmenio Ibarra ya han ido más allá de ésta explotación pornografica del morbo, en las nuevas series de Epigmenio, también en Netflix, los políticos son malévolos, casi demoníacos, mientras que los narcotraficantes son personajes casi idílicos, héroes románticos y populares que generan singular simpatía ante el espectador, mientras que los políticos son interpretados muchos de ellos por actores en actitudes casi repugnantes, los narcotraficantes, protagonistas de las series son personajes bien parecidos, atléticos e inteligentes ¿Qué es lo que gente como Epigmenio nos trata de vender éstos días? Una nueva pseudo moral, una nueva manera de ver de forma distorsionada la realidad,un atentado contra nuestros valores al más puro estilo del llamado "Marxismo cultural" que parece que no hemos aprendido a detectar y nos va carcomiendo por dentro, lentamente y no atinamos a darnos cuenta.

Más morbo en la televisión de paga, ahora le llamo amos series inteligentes y "bien hechas", sigamos siendo conservadores y condenando la televisión pública mientras la tachamos de retrógrada y de baja calidad, juguemos descaradamente a la doble moral, mientras nos auto engañamos con la idea de que nuestra moral es intachable, perdiendo la oportunidad de llevar más allá a la señal abierta.

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