Damas de Hierro
Damas de Hierro
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
Me sorprendió y a la vez me resultó fascinante leer los comentarios (en su mayor parte escritos por hombres) en un post que coloqué con una foto de una mujer físico constructivista con músculos bastante desarrollados a través del ejercicio constante, la disciplina férrea y un adecuado régimen alimenticio: “monstruos”, “bestias, “fenómenos”, travestidos” y otras barbaridades horripilantes e insultantes que parecieran confirmar los ataques hacia el machismo más irracional que suelen denunciar las feministas radicales, el detalle es que una mujer dedicada al físico constructivismo rara vez muestra esas características de las llamadas feministas radicales, por lo general, grandes campeonas de la disciplina como Lenda Murray, Iris Kyle, Dayana Cadeau o Yaxeni Oriquen, fuera del escenario suelen usar elaborados peinados, maquillaje, arreglo de uñas y atuendos bastante femeninos, rara vez o nunca las verán usando su pelo a rape, rara vez exhiben sus senos de forma vulgar y estridente “en protesta”, usando ropa masculina, mostrando vello axilar o manifestando su odio feroz hacia los hombres y a la opresión “del patriarcado”, lo más paradójico es que el físico constructivismo femenil pareciera ser lo más cercano a ese instrumento de batalla en contra del machismo, implica mujeres fuera de lo común adentrándose en territorios casi exclusivos del hombre, causando una fuerte sacudida en las partes más frágiles de la psique del género masculino.
Músculos, esas estructuras u organismos que se encargan de general el movimiento en nuestros cuerpos, ese conjuntos de tejidos capaces de ejemplificar la teoría de la “Anti fragilidad” desarrollada por el escritor y filósofo Nassim Nicholas Taleb, desarrollados al máximo a través de la resistencia natural recreada en los gimnasios a través de barras, discos, mancuernas y otros aparatos, ese estrés extremo aplicado a los músculos con el fin de destruir las fibras del tejido muscular y propiciar la creación de fibras más grandes y fuertes, un deporte que por mucho tiempo fue casi exclusivo del hombre, pero que gracias a pioneras como Rachel McLish, Cory Everson y Bev Francis comenzó a ser tomado por las mujeres, la cada vez mayor exigencia física, desafiar a la genética misma, una voluntad de acero, años de disciplina y dedicación, además de ayudas químicas en las más altas esferas de competencia profesional fue llevando el deporte y la estética de éste a los extremos, poderosas competidoras como Kyle, Gates, Murray, Chizevsky, Fuller, Andersen, Oriquen entre otras llevaron al deporte en sí a su máxima expresión, sacudiendo las inseguridades masculinas desde sus cimientos.
Un exceso de músculos convertiría a éstas mujeres en “machos” ante los ojos de los hombres, la aplicación de testosterona convertiría a éstas mujeres en “hombres disfrazados de féminas”, músculos y testosterona no exclusivos del género masculino parecerían convertirse en el principal objeto de reclamo del macho inseguro y rebasado por el desarrollo muscular superior, claro, la lógica irracional les dictaría que el músculo es exclusivo del hombre, y que el músculo desarrollado en automático convierte a una mujer en hombre ¿Estaremos hablando entonces de la falta de músculo en un hombre como la causa de su femineidad? ¿Es un hombre desprovisto de músculos femenino? ¿Es un hombre atraído por una mujer con músculos “femenino”? ¿No debería un hombre, atraído por otros hombres buscar “hombres” y no mujeres con músculos? Y es que lo que el físico constructivismo femenil nos ha mostrado es precisamente eso que el feminismo radical pretende exhibir, la miopía del genero masculino, la fortaleza real del genero femenino, la capacidad de la mujer de romper con el mito del “genero débil” y ponerse al tú por tú en cuanto a fuerza y desarrollo, y más allá, en comparación al hombre.
¿Es el físico constructivismo femenino una amenaza contra el machismo? Por supuesto que sí, ya que usa la inseguridad masculina para hacer añicos al machismo retrógrada que no puede tolerar ser ampliamente superado por una mujer en la hasta entonces casi exclusiva franquicia de los músculos y la fuerza, no veo al feminismo triunfando a través de la exhibición de los senos o del vello axilar, menos a través de la apropiación de temas como el aborto, veo mujeres fuertes enfrentando al hombre en su propia cancha, desarrollando sus propios cuerpos a voluntad y con esfuerzo, su propia femineidad de acero, llevando al extremo el hermoso cuerpo femenino y multiplicando por sí mismas las virtudes concedidas por la naturaleza.
Esta es la verdadera revolución damas, la verdadera liberación de sus cuerpos, el rompimiento con los estándares y estereotipos impuestos, he visto los brazos cadavericos de una de las muñecas Barbie de mis hijas y eso no es saludable, de hecho me parece un estereotipo deplorable que no trae nada bueno al género femenino, ésta es la verdadera revolución.
Por: Erreh Svaia
Dispersión Caprina
Me sorprendió y a la vez me resultó fascinante leer los comentarios (en su mayor parte escritos por hombres) en un post que coloqué con una foto de una mujer físico constructivista con músculos bastante desarrollados a través del ejercicio constante, la disciplina férrea y un adecuado régimen alimenticio: “monstruos”, “bestias, “fenómenos”, travestidos” y otras barbaridades horripilantes e insultantes que parecieran confirmar los ataques hacia el machismo más irracional que suelen denunciar las feministas radicales, el detalle es que una mujer dedicada al físico constructivismo rara vez muestra esas características de las llamadas feministas radicales, por lo general, grandes campeonas de la disciplina como Lenda Murray, Iris Kyle, Dayana Cadeau o Yaxeni Oriquen, fuera del escenario suelen usar elaborados peinados, maquillaje, arreglo de uñas y atuendos bastante femeninos, rara vez o nunca las verán usando su pelo a rape, rara vez exhiben sus senos de forma vulgar y estridente “en protesta”, usando ropa masculina, mostrando vello axilar o manifestando su odio feroz hacia los hombres y a la opresión “del patriarcado”, lo más paradójico es que el físico constructivismo femenil pareciera ser lo más cercano a ese instrumento de batalla en contra del machismo, implica mujeres fuera de lo común adentrándose en territorios casi exclusivos del hombre, causando una fuerte sacudida en las partes más frágiles de la psique del género masculino.
Músculos, esas estructuras u organismos que se encargan de general el movimiento en nuestros cuerpos, ese conjuntos de tejidos capaces de ejemplificar la teoría de la “Anti fragilidad” desarrollada por el escritor y filósofo Nassim Nicholas Taleb, desarrollados al máximo a través de la resistencia natural recreada en los gimnasios a través de barras, discos, mancuernas y otros aparatos, ese estrés extremo aplicado a los músculos con el fin de destruir las fibras del tejido muscular y propiciar la creación de fibras más grandes y fuertes, un deporte que por mucho tiempo fue casi exclusivo del hombre, pero que gracias a pioneras como Rachel McLish, Cory Everson y Bev Francis comenzó a ser tomado por las mujeres, la cada vez mayor exigencia física, desafiar a la genética misma, una voluntad de acero, años de disciplina y dedicación, además de ayudas químicas en las más altas esferas de competencia profesional fue llevando el deporte y la estética de éste a los extremos, poderosas competidoras como Kyle, Gates, Murray, Chizevsky, Fuller, Andersen, Oriquen entre otras llevaron al deporte en sí a su máxima expresión, sacudiendo las inseguridades masculinas desde sus cimientos.
Un exceso de músculos convertiría a éstas mujeres en “machos” ante los ojos de los hombres, la aplicación de testosterona convertiría a éstas mujeres en “hombres disfrazados de féminas”, músculos y testosterona no exclusivos del género masculino parecerían convertirse en el principal objeto de reclamo del macho inseguro y rebasado por el desarrollo muscular superior, claro, la lógica irracional les dictaría que el músculo es exclusivo del hombre, y que el músculo desarrollado en automático convierte a una mujer en hombre ¿Estaremos hablando entonces de la falta de músculo en un hombre como la causa de su femineidad? ¿Es un hombre desprovisto de músculos femenino? ¿Es un hombre atraído por una mujer con músculos “femenino”? ¿No debería un hombre, atraído por otros hombres buscar “hombres” y no mujeres con músculos? Y es que lo que el físico constructivismo femenil nos ha mostrado es precisamente eso que el feminismo radical pretende exhibir, la miopía del genero masculino, la fortaleza real del genero femenino, la capacidad de la mujer de romper con el mito del “genero débil” y ponerse al tú por tú en cuanto a fuerza y desarrollo, y más allá, en comparación al hombre.
¿Es el físico constructivismo femenino una amenaza contra el machismo? Por supuesto que sí, ya que usa la inseguridad masculina para hacer añicos al machismo retrógrada que no puede tolerar ser ampliamente superado por una mujer en la hasta entonces casi exclusiva franquicia de los músculos y la fuerza, no veo al feminismo triunfando a través de la exhibición de los senos o del vello axilar, menos a través de la apropiación de temas como el aborto, veo mujeres fuertes enfrentando al hombre en su propia cancha, desarrollando sus propios cuerpos a voluntad y con esfuerzo, su propia femineidad de acero, llevando al extremo el hermoso cuerpo femenino y multiplicando por sí mismas las virtudes concedidas por la naturaleza.
Esta es la verdadera revolución damas, la verdadera liberación de sus cuerpos, el rompimiento con los estándares y estereotipos impuestos, he visto los brazos cadavericos de una de las muñecas Barbie de mis hijas y eso no es saludable, de hecho me parece un estereotipo deplorable que no trae nada bueno al género femenino, ésta es la verdadera revolución.
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