Grandes Señales Enviadas al Mundo desde Estocolmo
Grandes Señales
Enviadas al Mundo desde Estocolmo
“Un recluso sin libros o tinta es un hombre muerto en vida.”
Alfred Nobel
Dos cosas de los recientemente otorgados premios Nobel me
han llamado poderosamente la atención, en primer lugar, el premio otorgado a
Patrick Modiano, a quien, no puedo engañarles, nunca he leído, pero
precisamente ahí yace el encanto del Nobel de literatura, ya que representa una
voz que se alza y nos pide considerar a Modiano, nos suplica poner atención a
este hombre nacido en Francia, en años anteriores me sucedió, gracias al Nobel
en el 2012 me acerque a la fabulosa obra del chino Mo Yan, un hombre de una
escritura prodigiosa y alucinante, un hombre con una lógica totalmente propia a
la hora de escribir, cuya propuesta es asombrosamente inteligente, y que
resulta por demás gratificante a la hora de ir desenmarañando los misterios de
sus escritos, repletos de alucinaciones, escatológicas imágenes, tradiciones
chinas, humor negro y crítica a la sociedad de ese país, dudo que de no ser por
su nominación a este premio, su obra pudiera haber sido reconocida de manera
masiva, en verdad el premio fue una mano alzada para señalar un talento que
debíamos tomar en cuenta.
El siguiente año, el Nobel le tocó a Alice Munro, a quien si
conocía sobre sus cuentos, pero nunca puse la atención requerida, a Munro hay
que leerla de la misma manera en que uno lee a Chejov, con la mente bien
abierta y con especial atención al detalle, ya que esta gran narradora de
historias cortas es capaz de decirnos tanto en tan pocas palabras, de ahí su
descomunal encanto y merecido reconocimiento.
Muchos alzaran la voz, denunciando la injusticia cometida
contra Roth, Kundera o Murakami, pero el Nobel nunca ha sido justo con los
escritores legendarios, es un salvavidas para aquellos desconocidos para
aquellos que merecen atención y por alguna razón no la han recibido, Roth es
una leyenda de la literatura, un hombre de impecables narraciones, Kundera es
un dios de la escritura, inmortal de tiempo atrás, ¿Quién se atrevería a
negarlo? ¿Y Murakami? Es un tipo con un éxito descomunal, ¿Necesita un Nobel?
Claro que no, su puesto en el estante de literatos ilustres esta más que
asegurado.
Por otro lado, bienvenido sea el premio entregado a la gran
Malala Yousafzai, una joven pakistaní defensora del derecho de la mujer a la
educación, símbolo de nuestros tiempos
de intolerancia, maltrato y falta de oportunidades para la mujer, sobreviviente
de la difícil cultura Talibán del dogmatismo, del extremismo, de la desigualdad,
Malala sería víctima de esta cultura del horror, atacada con armas de fuego en
un atentado infame, cuando la chica únicamente exigía su derecho a la
educación, esta cultura es un reflejo del extremismo en el medio oriente, de un
sistema que debe cambiar para mejorar la posición de la mujer y aprovechar todo
lo que esta puede aportar para un mundo más equitativo, más igualdad, y más
educación, esa es la señal que este premio lanza al mundo, se quedan en el
camino José Mújica, el Mandela latinoamericano, el Papa Francisco, el Papa
mercado tecnólogo y Vladimir Putin, el nacionalista Neo Zar ruso, por el
momento, coincido en la señal que nos ha sido entregada, mejor trato a la
mujer, mejores oportunidades para ellas y el derecho universal a la educación
para los niños y las niñas de este mundo.
Si en las épocas más oscuras del cristianismo, el hombre
condenó a la mujer con alegatos de brujería, hoy en día, los extremistas
islámicos llevan a cabo una acción similar, condenando a la mujer a permanecer
en un nivel inferior al sexo masculino, injusticia que sólo la educación habrá
de destruir, un equilibrio al que debemos llegar por el bien de todos.
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