El Análisis Final del Sexenio

El Análisis Final del Sexenio

Por: Erreh Svaia

Dispersión Caprina

A días de que termine otro sexenio de promesas, en su mayor parte incumplidas, una nueva derrota por parte del PRI-Partido que en ésta ocasión se antoja como definitivo de acuerdo a la tendencia prevaleciente desde época de Carlos Salinas, y no precisamente a cargo de la oposición, mucho de lo realizado durante el gobierno de Enrique Peña apuntaba a una regresión prácticamente y no precisamente a un avance, un intento por romper el procesos de descentralización previo y una búsqueda de concentrar el poder que al parecer, el tiempo no le dio oportunidad de llevar a cabo, por otro lado una corrupción evidente que el gobierno nunca supo entender el daño que causaba en la confianza del ciudadano.

Dentro de lo positivo, luego de la disipación de aquel fenómeno mediático conocido como el “Mexican Moment” y aquellas fraudulentas portadas de revistas que anunciaban a Peña como un “salvador” del país, podemos mencionar el Pacto por México y la promulgación de las Reformas Estructurales, acciones requeridas desde épocas de Vicente Fox y que fueron “congeladas” por dos sexenios mientras el PRI-Partido estuvo como oposición, usando al PRD como aliado, cuando el PRI-Partido pudo recuperar el poder en el 2012, supo como sumar al PRD que ya tenía cercano, y al PAN al que había utilizado para ganar en ese año, de ésta forma dichas Reformas pudieron ser impulsadas, lo lamentable es el tiempo de retraso con que éstas fueron promulgadas y que en 2000 o en el 2006 pudieron rendir grandes frutos, la profundidad de éstas también dejaron que desear, por un lado, consiguieron brindar seguridad macroeconómica y confianza en los mercados, poniendo a raya a la inflación y al desempleo (el cual no resultó satisfactorio del todo por los bajos salarios, no consiguió abatir la pobreza, ni resolver la creciente desigualdad), una reforma fiscal visionaria apuntaló a la economía para poder resistir la continua transición de una economía petrolera a una economía manufacturera, lo que valió que el país no entrara en recesión cuando muchas economías dependientes del petróleo lo hicieron, pero que puso un freno al crecimiento que nunca cumplió con lo prometido, no siendo capaz de romper firmemente la barrera del 2%.

Las reformas en el sector energético impulsaron la inversión extranjera que consiguió alcanzar cifras históricas, se trató de poner un orden en el sector educativo, pero no fue del todo exitoso y la reforma no consiguió aquí adquirir la profundad requerida, mientras que la crisis de la inseguridad tampoco fue abatida de la manera requerida, continuando con la triste tendencia del sexenio anterior, en lo económico, el acierto más grande del gobierno de Enrique Peña fue permitir a estados realmente impulsores del crecimiento, fortalecer su vocación, como en el caso del Bajío y el Norte, mientras que en el sur se cometieron graves errores como continuar pretendiendo impulsar la economía local mediante el gasto público, en lo internacional, queda a discusión el acierto o error al invitar al entonces candidato Donald Trump al país, que ciertamente le dio impulso camino a las elecciones de los EEUU, que sembró una profunda relación entre el equipo de Trump y Luis Videgaray que ayudó a reducir los ataques de Trump, y que coadyuvo al cierre relativamente favorable del nuevo Tratado de Comercio.

Fue un sexenio de pocos aciertos si, pero cuya fortaleza macroeconómica pudo resistir duros embates del exterior como una fuerte caída en los precios del petróleo en el 2014, que pusieron a los EEUU en situación complicada, y que aquí se resistió favorablemente, la controversial política fiscal ya mencionada que frenó el crecimiento, pero que pudo resistir el golpe producido por las calificadores ante la perdida de confianza en Pemex para resolver su deuda, por otro lado eventos como el Brexit y el triunfo de Trump en las presidenciales sin duda provocaron un fortalecimiento del dólar que afectó a las monedas del mundo y cuyo efecto se reflejó en la paridad cambiará, desfavorecida ante la apreciación del dólar.