Los costos del fascismo en México
Los costos del fascismo en México
Por: Luis Pazos
Tomado de: El Financiero
Los sindicatos son organizaciones generalmente de
trabajadores, aunque también de profesionales o empresarios, cuyo objetivo es
defender sus intereses, orientar y capacitar a sus miembros. Esos sindicatos o
grupos intermedios son parte de las democracias y sociedades libres; sin
embargo, en muchos países degeneran en organizaciones que, con base en
privilegios gubernamentales, monopolizan el ingreso para laborar en empresas y
dependencias del gobierno. Extorsionan a los trabajadores a cambio de una plaza
o los utilizan de acuerdo con partidos políticos para promover el voto.
El fascismo, cuya fuerza se basa en el control político de
grupos intermedios para llegar y mantener el poder, fue el esquema que en
Argentina utilizaron los peronistas para gobernar durante casi todo el siglo XX
y hasta el 2015. Ese sistema es la principal causa de la crónica crisis
económica y social en ese país.
En 1928, Plutarco Elías Calles, admirador de Mussolini,
funda el PNR, que posteriormente cambia de nombre a PRI. Hasta los años 70 el
PRI prácticamente no tenía ciudadanos afiliados, solo sindicatos, centrales
campesinas y grupos organizados, quienes les aseguraban votos a cambio de
privilegios, subsidios, diputaciones o altos puestos en el gobierno federal. El
sindicato de maestros, de Pemex, de burócratas, del Seguro social, de la
Comisión Federal de Electricidad, de ferrocarrileros, la Central Nacional
Campesina (CNC) y la CTM, entre otros grupos, intercambian prebendas, como el
monopolio de decidir quién entra a trabajar en las empresas o instituciones
gubernamentales, a cambio de subordinación y apoyo político. Los crecientes
costos generados por los privilegios otorgados a los sindicatos y su progresivo
poder hicieron insostenibles los gastos, pensiones e ineficiencias de esos
grupos. Algunos se convirtieron en Frankensteins: sus creadores ya no los
pudieron controlar.
El encarcelamiento de algunos líderes, como la Quina o Elba
Esther Gordillo, no fue solo por corrupción, sino por enfrentar a sus
creadores. Ese sindicalismo, todavía vivo en varias empresas estatales y
sectores gubernamentales, es una de las causas de ineficiencia, pensiones
excesivas y pasivos laborales impagables, que cada día absorben un mayor
porcentaje del gasto público y hacen necesario que los ciudadanos productivos
paguen más impuestos para mantenerlos.
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