La Militarización de México


La Militarización de México

Por: Erreh Svaia

Dispersión Caprina

Hace 26 años el entonces mandatario de Perú, Alberto Fujimori, candidato independiente que había vencido a los candidatos tradicionales durante las elecciones, aprovechando el hartazgo popular hacia el sistema político; Cerró de forma autoritaria el Congreso e intervino el poder judicial en lo que se denominó como un "auto golpe de estado", a partir de ese momento, y paradójicamente bajo el beneplácito de los ciudadanos que entonces veían con buenos ojos las acciones violentas de Fujimori, Perú descendía en una dictadura trágica e irónicamente, que empezó aplaudida por las mayorías, y al final muy lamentada por los casos de autoritarismo, represión y corrupción que se revelaron dentro del gobierno de Fujimori, las buenas intenciones, como suele suceder, al final dejaron una ruta sangrienta y violenta ante un pueblo traumatizado que no fue capaz de admitir en su momento el grave error y el destino de su gobierno.

En el 2006, tras unas muy discutidas elecciones  (que si Andrés López y hubiera aplicado sólo un poco del pragmatismo electoral del 2018, seguramente hubiera ganado), Felipe Calderón fue declarado triunfador por un muy escaso margen, suele decirse que como medida de "legitimidad", ante el poco diferencial en votos que se dio en las elecciones, se anunció una guerra frontal al crimen organizado, que en aquel entonces se revelaba como un mal que había penetrado la mayor parte de las organizaciones de policía en el país, dicha guerra implicó la entrada del ejército a las calles y al ámbito regular de la vida ciudadana, para la entonces oposición (encabezada por Andrés López), esto implicó un "proceso de auto golpe" similar al de Fujimori, y que “nos ponía al borde del cierre del Congreso”, para la manipuladora oposición y la prensa militante, una dictadura militar con Calderón al frente, era inminente, la realidad es que Calderón careció de habilidad política para lograr consenso en muchos temas como las requeridas reformas que dejó pendientes sus predecesor Vicente Fox, careció de la inteligencia para llevar acabo de una manera efectiva su ataque frontal a la delincuencia en la cual se dio preferencia a la fuerza bruta en lugar de a la inteligencia, estrategia y táctica, y el resultado fue su aislamiento político, incluso con su mismo partido político el PAN, una guerra mediática feroz que llevó al extremo la percepción de lo que sucedía y la derrota del PAN a pesar de los fuertes números macroeconómicos en una época en que incluso los EEUU entraron en una fuerte crisis económica.

Más tarde, durante el gobierno de Peña Nieto, se proclamó la llamada “Ley de Seguridad Interior”, decretada con el fin de regular el papel del ejército en las calles como elementos de seguridad, la promesa de campaña de un mejor manejo de la seguridad interior no se cumplió y el PRI de Peña Nieto básicamente siguió la estrategia de Calderón de manera menos dinámica, pero igual de poco efectiva, nuevamente una izquierda opositora (con López al frente otra vez) y manipuladora se “desgarró las vestiduras” y denunció la supuesta militarización del país, el inicio de lo que decían, una nueva dictadura del PRI “que veía que el país y el poder se le iba de las manos”, nada más lejano a la realidad, dado que dicha ley buscaba principalmente regular básicamente el ejercicio de los militares en los deberes de seguridad, vacío que se había dejado desde la administración anterior.

Para sorpresa de muchos, hoy en día el presidente electo Andrés López, cuyas promesas de campaña incluían sacar al ejército de las calles, atender de manera sensible a las víctimas de la violencia y una política de "abrazos y no balazos", deja claro que las promesas de campaña han sido sólo eso, promesas, y que el plan de seguridad a ejercer a partir del 1 de Diciembre sigue la línea “estratégica” de Calderón y Peña Nieto usando al ejercito como ejecutor del plan de seguridad,  llevando más allá el papel de militarización de sus predecesores, ya que cede por completo y sin restricciones el papel de la seguridad al ejército, reduce drásticamente el papel de la policía, y hace a un lado la necesidad de investigación y persecución  criminal y de la intervención preventiva, incluso se busca hacer crecer el personal militar y la creación de una llamada Guardia Nacional, si la entonces oposición denunció emotivamente la militarización del país, ¿En dónde queda su estatura moral ahora que realmente se están dando pasos en firme en ese rumbo?¿Ahora que están en el poder, es moralmente correcta la militarización? ¿De eso se ha tratado todo el tiempo, de si lo haces tú está mal y si lo hago yo está correcto?

¿Estará buscando ahora Andrés López “legitimar” su gobierno luego de un inicio en falso y del enorme desgasto que éste ha sufrido tras la consulta ilegal realizada y la falta de coordinación en las bancadas dominadas en su mayoría por el partido de López? Lo cierto es que la estrategia de López no se desmarca del paradigma dejado por sus antecesores, sigue poniendo en el centro al ejército y exacerba la paranoia de los anteriores gobiernos con el plan de expandir aún más el cuerpo militar, para López, quien denunció como opositor muchas veces el papel del ejército, la táctica se revela como un posible error, además de una notable “traición” hacia las organizaciones de derechos humanos que le apoyaron a denunciar el papel del ejercito como órgano represivo en las anteriores administraciones, López se está preparando sin duda para el momento en que su capital político se siga erosionado a niveles alarmantes, tendremos que esperar y ver si el tiempo le alcanzará antes de que pueda consolidar su mando militar, y si lo que sigue después de él no resultar peor que la pesadilla que la prensa militante que le apoyó, nos transmitió a lo largo de dos sexenios.  

Comments

Popular Posts