Muse, Simulation Theory, 2018
Muse, Simulation Theory, 2018
Por: Erreh Svaia
Rock N Roll Animal
Ha sido una tendencia desde hace ya varios años ese
sentimiento nostálgico hacia los años 80s (ET, Halloween, Back To The Future,
The Never Ending Story y Tron) iniciando con movimientos subterráneos como el
“Hypnagogic Pop” de la mano de artistas como Ariel Pink o The Skaters (con
James Ferraro), discos de grupos “mainstream” como Daft Punk o The Strokes, e
incluso series como la celebrada Stranger Things, o la película “biopic” de Freddie
Mercury y Queen, en lo particular me resulta ya un tanto tardío el arribo de
Muse a explorar este fenómeno, un proyecto nada novedoso y oportunista para una
banda que en ocasiones anteriores ha mostrado más ambición y más proclividad a
tomar riesgos, bajo ese contexto, Simulation Theory que trata de conectar esa
temática “retro” con serios guiños a los 80s (desde la portada) con una
narrativa que aborda la actual temática sobre la Inteligencia Artificial,
resulta un proyecto que de entrada se antoja con fecha de caducidad y que tema
tras tema va confirmando un disco que no cumple cabalmente con las expectativas
que uno pudiera tener con éste trio de interesantes músicos que parecen agotar
sus recursos creativos con cada nuevo disco, al final Simulation Theory, en
momentos, suena como algo que pudieron hacer The Darkness bajo el trabajo de un
muy mal productor.
El extenso y en ocasiones excesivo uso de sintetizadores es
evidente en el tema Algorithm, con la cual abre el disco, y que encuentra obvia
inspiración el trabajo de pioneros en el genero como el gran Giorgio Moroder y
en seguidores de éste como Daft Punk, si en lo visual los creadores de Stranger
Things se dedicaron a retomar elementos característicos de los 80s, en lo
sonoro Muse hace lo suyo, abusando de las baterías sintéticas y de las robustas
líneas de sintetizador, en algunos momentos usados de manera interesante y
otras cayendo en el nefasto exceso, incluso la voz de Matt Bellamy recibe un
direccionamiento un tanto extraño que termina volviéndose tedioso y sobre explotado,
en Algorithm pudiera llegar a sonar hasta épico, pero poco a poco se va
diluyendo el efecto real y sólo queda el ejercicio estético llevado a la
superficialidad, para The Dark Side, muchos de elementos apenas sutiles en
Algorithm son elevados a la “n” potencia, y es precisamente donde se crea la
coyuntura entre quienes odiaran cada uno de los siguientes minutos de
Simulation Theory y quienes lo odiaran, pero no se atreverán a admitirlo.
Pressure es sin duda punta de lanza para el disco, tiene
todo para convertirse en un “hit”, sin aportar nada dentro del canon de Muse,
un mal tema de los legendarios The Sparks o quizá una canción poca imaginativa
de unos The Darkness, pero nada más, la banda revelando muy temprano todas sus
cartas sin lograr convencer, tal vez es en Propaganda, dónde la distorsión y un
poco más de imaginación se hacen presente es donde el grupo consigue generar
algo de interés, en dónde consiguen agregar algo de diversidad exótica y en
donde ponen un poco a prueba sus propias dinámicas, que junto con Break It To
Me pudieran ser los momentos rescatables de todo el disco, abandonando un poco
las estrictas líneas estéticas que ellos mismos se han fijado, sin conseguir
mucha cohesión y solo logrando exhibir algunos sonidos llamativos,
sintetizadores que evocan a John Carpenter y algo de “scratch” de la vieja
escuela del hip hop.
Hay temas descaradamente comerciales, que restan más que
sumar como en Get Up and Fight que busca un lugar mediante la imitación de esos
himnos de “arena” al estilo de los Coldplay, casi al final, Blockades consigue
conjurar esa magia con atmósfera de los 80s, posiblemente el tema que mejor
funciona con la temática propuesta, justo antes de llegar a extremos que tocan
la parodia como en Dig Down, que básicamente es un “remake” del Faith de George
Michael, con la misma esencia gospel y una imitación lastimosa de Micahel por
parte de Bellamy, que ni sus inspiradas guitarras consiguen salvar del fracaso.
Al final, Muse no consigue tomar una postura definitoria,
deja un disco con sabor a incongruencia y que pareciera no bien concebido y
peor ejecutado, la temática relacionada a los 80s no les da la base suficiente
y la conexión con la era de los algoritmos al final nunca termina por darse, la
música carece de empatía y termina convirtiéndose en un ejercicio
autoindulgente en exceso, dejando a los alguna vez interesantes Muse en una
versión muy aburrida y demasiado corriente de los Radiohead, una mera
simulación, en teoría.
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