The Smashing Pumpkins, Shiny and Oh So Bright, Vol 1 / LP: No Past. No Future. No Sun., 2018





The Smashing Pumpkins, Shiny and Oh So Bright, Vol 1 / LP: No Past. No Future. No Sun., 2018

Por: Erreh Svaia

Rock N Roll Animal

4 años han pasado y los The Smashing Pumpkins están de vuelta, esa banda que canalizó de singular manera el grunge, el metal y la música gótica en los 90s se han reunido una vez más con tres de sus miembros originales (sin la bajista D´arcy Wretzy a quien se le invitó pero no aceptó), los guitarristas Billy Corgan, James Iha y el baterista Jimmy Chamberlin, junto al músico Jeff Schroeder han traído un disco con música nueva que denota una cierta evolución del aparente atasco creativo que la banda sufrió en sus últimos años de actividad, el titulo es largo, Shiny and Oh So Bright, Vol 1 / LP: No Past. No Future. No Sun. que pareciera decir mucho y a la vez decir muy poco, abriendo con el tema Knights of Malta, con las vocales de Corgan, un acompañamiento de piano, la producción del siempre interesante Rick Rubin y unas guitarras que recuerdan al funk y al soul, en un hermoso tema que rompe con la dinámica “alternativa” que marco las últimas grabaciones de la banda, un sabor a “rock clásico”, a una producción robusta que contrasta un poco con las producción un tanto “crudas” de Rubin, que permite a la banda tomar aire, aclimatarse y reencontrarse con un Chamberlin siempre interesante en las baterías, enigmático como tema de inicio, y sin duda apostando fuerte a abrir la mente del escucha que sin duda agradecerá el atrevimiento.

Para Silvery Sometimes (Ghosts) rápidamente nos encontramos en territorio familiar, Chamberlin guiando las acciones, las guitarras son TSP clásico con la desafiante voz de Corgan en la cima del hermoso momento musical que consiguen crear, la banda suena renovada, en paz y trabajando de forma eficiente, con su capacidad de crear nostalgia, encanto y carisma de forma casi automática, la producción de Rubin es notoria aquí, ayudando a la banda a encontrar sonidos íntimos y plenamente expresivos, pero es en Travels en dónde encontramos realmente a la banda reencontrando su “esencia”, en dónde Corgan consigue traer de vuelta ese poderoso elemento emotivo de su casi juvenil voz, la producción de Rubin ha conseguido darle un particular timbre a las guitarras del grupo, las hace brillar con una singular mezcla de alegría y nostalgia que pareciera inspirada en el shoegaze y en el post rock y que deja atrás las épocas de avasallante distorsión, la batería de Chamberlin es puesta al frente, recordándome a la inmortal Maureen Tucker de los Velvet Underground, convirtiéndose, no en el motor de la banda, sino en su corazón, latiendo con singular energía, prueba de ello, el inicio de Solara, en donde encontramos rabiosas guitarras “pasadas por el filtro Rubin” (que afecta un poco la ejecución de Iha), sin muchos efectos y denotando la esencia de la banda, no muy lejano de los legendarios Pixies y de los famosos Nirvana, con Chambelin nuevamente llevando a la banda por pasajes bastante especiales, impidiendo que el tema se convierta en un mero ejercicio al estilo del “Nevermind”, permitiendo a la banda mantenerse dentro de sí misma, y dándole gran oportunidad para la experimentación.

Hay temas que definitivamente pasaría por alto, Alienation carece de suficiente densidad, contrasta fuertemente con el crescendo logrado hasta aquí por la banda, y deja un poco a deber, mientras que Marchin´ On resulta una grata sorpresa, con feroces guitarras y Corgan dando una ejecución poderosa, las guitarras nos llevan hasta el precipicio en un tema de fuerza colosal y estatura cósmica que sorprenderá y deleitará a más de uno, con una banda sin miedo a usarse a fondo sintiéndose segura de sí misma, metiendo ahora si un necesario freno en la reflexiva With Sympathy, en la que Corgan y compañía consiguen conectar exitosamente para crear un tema de belleza única, clásica y universal, para después terminar de manera gloriosa el disco con la durísima Seek and You Shall Destroy, que combina perfectamente alguno de los distantes extremos que hemos escuchado a lo largo del disco, en una especie de plan maestro que nos ha envuelto de muchas formas y finalmente se revela como una genialidad total, un ejercicio difícil de un grupo cuyo único freno en ocasiones ha sido el enorme ego de Corgan o las adicciones de Chamberlin, aquí la banda de la mano de Rubin consigue un disco con temas, muchos de ellos casi desnudos a comparación de sus primeras grabaciones, pero que sacan a flote la capacidad de la banda de brillar en situaciones complejas y salir bien librados, exhibiendo su enorme talento que se mantiene intacto.     
         
Estas reuniones, aparentemente “exitosas” despiertan un curioso sentimiento en mí, por un lado, me llenan obviamente de felicidad, pero por otro me despiertan una cierta desconfianza, me hacen preguntarme si en realidad está todo bien y seguirán adelante, o simplemente han llegado a la cima de su capacidad de esforzarse y todo será cuesta abajo a partir de aquí, a pesar de ello, el disco funciona, no es un clásico, y con la velocidad a la que están sucediendo las cosas hoy en día, es difícil pensar si nos volveremos a encontrar con uno, pero aquí, The Smashing Pumpkins se han reencontrado casi en su totalidad, y eso es para celebrarse.


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