The Caretaker-Patience
Y pues Netlle (o DJ /rupture como le quieran llamar) se fue de boca con su disco El Resplandor: The Shinning in Dubai, un extraño intento de llevar esa atmósfera del soundtrack original de de la película El resplandor de Kubrick, mira que trabajar con el soundtrack original a manos de genios como Lygeti, Bartok y Penderecki, un disco que prometía mucho pero que encontré un tanto aburrido, pero vayamos un poco más allá, a lo metafísico del asunto, a dónde Leyland Kirby, hombre de muchos alias, conocido aquí como The Caretaker, trata de retomar la película desde “adentro”, si recuerdan bien, esas escenas en que el personaje de Nicholson de plano pierde la cordura y se encuentra en un bar dentro del hotel, dónde pareciera que las memorias de aquel lugar revivieran y le jugaran bromas pesadas a su mente, es precisamente en este punto dónde todo el concepto de Kirby toma vida, dónde nace The Caretaker, en una obsesión adquirida por Kirby de retomar esa música que aparece ahí y retransmitirla a través de ciertos procesos para acercarse a lo que sería el funcionamiento orgánico de la memoria.
The Caretaker consiste precisamente en indagar en buscar música de esas épocas (la pre- guerra, en este caso música de Frank Schubert grabada en 1927) y someterla a varios filtros, delays, ecos, reverbs y distorsiones para transformarla y que esta pudiera, como hacen los arqueólogos al enterrar piezas “adquirir la patina que da el tiempo”, esa característica que deja el paso del tiempo, una tarea tal vez fácil en lo físico, pero compleja en lo sonoro.
Por si todo este rollo introductorio no fuese bastante complejo ya, The Caretaker nos trae una “vuelta de tuerca más”, su “soundtrack metafísico”, para El Resplandor, convertido en proyecto, ahora crea el soundtrack para la película Patience de Grant Gee, en verdad, algo que suena enredado, pero y que hay de la música?
Empecemos con Everything Is On the Point of Decline, tema con que abre el disco, una especie de “vals” del más allá, un piano que se nos presenta de manera fantasmal, sometido al tratamiento “granular” de Kirby, quien en cierta forma se ha convertido en candidato a la “corona” dejada por Brian Eno dentro del genero “ambient”, Krrby pareciera no interferir mucho con la música en su forma, pero si en su esencia, la vuelve distante, frágil y oscura a la vez, convirtiendo algo que pudo ser grabado el día de ayer en un tema que pudo ser ejecutado hace más de 90 años, en sus manos el tiempo se vuelve un instrumento más, ahí la magia de Kirby y de su proyecto, que no sólo deshumaniza la música, también le quita su contemporaneidad y la vuelve añeja, Ad If I Were Sinking Into Sand bien podrían ser las últimas notas tocadas en un piano mientras el Titanic se hundía, resonando estás mientras la nave se aproximaba al fondo del mar, y es ahí, precisamente ahí, dónde la magia de Kirby se hace tan presente, en la facilidad con la cual su música crea imágines en nuestra mente y como transforma su proyecto en un “surreal” y “metafísico” proyecto multimedia que sucede en nuestras mentes.
Approaching The Outer Limits of Our Solar System (si, Kirby trabaja títulos como si estos fueran para nombres de películas) es un tema más amenazador, más oscuro, el sonido granular podría ser el paso del tiempo sobre una vieja cinta, o la fuerte caída de un aguacero mientras escuchamos un viejo disco de nuestros abuelos, así de mágico resulta el trabajo de Kirby, el cual llama poderosamente mi atención por esta, muy personal teoría, en la cual siento que el tiempo, a medida que vamos creciendo pareciera correr más aprisa, 5 minutos para un niño parecieran eternos, para nosotros, ya en edad adulta se vuelven un pequeño instante, tratamos de meter freno, de hacer que el tiempo no corra, pero este se escapa cada vez más aprisa de nuestras manos, y es precisamente en esa añoranza en dónde The Caretaker toma pieza central y mete freno al tiempo, establece su propia lógica y su propia dimensionalidad, consiguiendo de esta manera el equivalente a un viaje inter dimensional de algo del pasado que se materializa frente a nuestros ojos, u oídos, como un fantasma, un disco para disfrutarse una tarde oscura y con lluvia.
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