The Flaming Lips And Yoko Ono-S/T EP

Ha sido en ocasiones difícil seguir a los Flaming Lips (no tanto con los Radiohead, que de plano le dan al clavo en ocasiones y otras se van de boca por completo), si bien los Flaming Lips tuvieron un modesto inicio allá en los 80´s, en una hermosa era musical en el vecino país del norte que se cree que es todo América, con una gran ineptitud musical,  pero eso si una fuerte dosis de creatividad, la banda se unió a ese grupo de músicos que optaron por fusionar sus orígenes y actitudes punk con  el pasado psicodélico de la década anterior, sus primeros discos desplegaron una estética de banda de garaje muy dañada por las drogas, que si bien no los puso a la cabeza del movimiento, si los hizo formar parte rescatable de él, poco a poco yendo hacia una dirección musical más refinada, más pop, pero sin perder su esencia “underground”, los Flaming se fueron convirtiendo en los candidatos a ser los nuevos Jane´s Addcition, con un Wayne Coyne (líder de la banda) usando a los de Los Ángeles como base para “vender” su proyecto a la Warner Bros, porque no, si su sonido no estaba tan lejos de el Farrell y compañía?

Una larga relación con la casa del conejo Bugs los llevó a episodios verdaderamente “surreales” y porque no? Si Coyne siempre ha tenido algo de Willy Wonka, su extraña aparición en la serie Beverly Hills 90210 fue algo bizarro para una banda que apenas un par de años atrás tocaban con los Butthole Surfers, Husker Du y los Meat Puppets (íconos del nuevo sonido independiente estadohundidense), pero también sería en esta época cuando la banda daría sus primeras muestras de verdadera genialidad, añadiendo nuevos músicos y consolidando ese sonido psicodélico, parte Jane´s Addiction, parte los Replacements, parte los Beach Boys, que solía forjar Coyne, en lo personal, la banda me hizo “click” hasta el Clouds Taste Metallic, un disco soberbio en dónde el pop se mezclaba con “nubes” de verdadero “ruido metálico”, cortesía de Coyne que había sobre grabado su guitarra bastante distorsionada al final del disco y a la refinada visión musical inspirada en Brian Wilson, sería aquí cuando la chispa de la ambición despertaría en los FL, con posteriores discos que al igual que Wilson décadas atrás, encontraban un difícil equilibrio entre el agradable pop y la osada experimentación, el Zaireeka, The Soft Bulletin y Yoshimi Battles The Pink Robots, les dieron una reputación indestructible, sumado a un show multimedia extremadamente ambicioso los convirtió en uno de los actos musicales de primer nivel, tal vez por todo esto los FL perdieron un poco de piso después y discos posteriores como At War With The Mystics o Christmas On Mars casi se volvieron paródicos, excesos no requeridos que los frenaron un poco, algo que sucede cuando todos te hacen creer que no te puedes equivocar, corrigieron el camino con Embryonic, pero al parecer los Flaming pasaban por una etapa de creatividad desmedida, y ese deseo de hacer de los discos una experiencia más allá de lo musical solamente, inclusión de “gadgets” como dulces de goma, juguetes luminosos y demás que en mi humilde opinión se convertían en “distractores” y desmerecían la música, por otro lado un ep de colaboraciones con los Lightning Bolt me hicieron voltear nuevamente la mirada a ellos, el grupo retomaba sus raíces experimentales y volvía de nuevo a el formato adorado por excelencia en la escena independiente, el EP en un disco que pareciera darnos una visión extrema y de lo más retorcida de que le pasaría a Tom Waits si se le pasara la mano con el LSD.

The Flaming Lips and Yoko Ono es nuevamente otro EP grabado por la banda en conjunto con la genial “madre del noise”, la “bruja” favorita de todos, un interesante atentado a las estructuras musicales convencionales y a los que creen que los Flaming Lips es un mero grupo de pop, y es que ya de entrada The Fear Litany suena a esos soundtracks de película de ciencia ficción de los 70s, con esos teclados de gélida atmósfera líneas de bajo minimalistas y vocales apenas susurradas que pudieran recordarnos a Damo Suzuki en Future Days, Do It! Con sus percusiones tribales nos puede recordar definitivamente a los Can más exuberantes, manteniendo esa obsesión de Yoko por la repetición de letras minimalistas (no olvidemos la aplastante Why?), si bien en el Plastic Ono Band y en el Fly, Yoko estableció una extraña y telepática relación con el krautrock de los Can, pareciera que en esta ocasión ambas partes buscaran ahondar en ella.

Brian of Heaven me trae un poco a la mente la psicodélica desmedida de los Butthole Surfers, una pieza lenta en la cual las voces tanto de Coyne como de Ono toman el papel protagonista por primera vez en el ep, bañados en generosas dosis de reverb y ecos,  formando una poderosa “pared de sonido” al más puro y maximalista estilo de Phil Spector.

Atlas Eets Christmas es posiblemente de lo más convencional del disco, un retroceso a lo más pop y maximalista de los Flaming Lips, recargándose bastante en su época del clásico The Soft Bulletin, mientras Yoko, también saca su parte más suave, esa que interpretaba junto a Lennon, Happy Xmas War Is Over, convirtiendo el tema en una de esas canciones que parecieran producirse con el único fin de ser cantadas en temporadas navideñas.

Un disco admirable, si bien con ciertas fallas, nada despreciable, prueba (otra más de las muchas) de la relevancia de Yoko Ono y su influencia y capacidad de trascender y adaptarse a los nuevos tiempos, así como otra prueba más de los Flaming Lips de querer seguir combinado el pop más comercial con la experimentación ambiciosa, y que hasta ahora han sabido llevar a cabo de una manera digna, esperemos que no se pierdan como los Sonic Youth (contemporáneos por cierto de los 80s)

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