Lou Reed-Magic & Loss
Dicen que los discos de Death Metal solo hablando de muerte, un tema bastante serio para ser tratado por un montón de chicos rebeldes y furiosos no? Pero que tal cuando el poeta maldito del rock decide hacerle frente al tema más serio de todos, luego de vivirlo de manera muy cercana, estamos hablando de Lou Reed y el disco que editó en 1992, el clásico Magic & Loss, un disco que para muchos puede resultar “demasiado fuerte”, “demasiado serio”, o simplemente muy poco comercial, pero eso es algo de difícilmente asustaría a alguien como Lou, por el contrario, debe resultarle fascinante.
Reed a finales de los 80s y principios de los 90s había dejado muy en claro gozar de una madurez superior para los canta autores de la época, con discos como Mistrial y New York, Lou en verdad estaba creando canciones de un alto grado intelectual y descaradamente personales, hablando de su infancia, su adolescencia, su familia, su vida, atrás habían quedado esos temas de las calles, las drogas y las parrandas en Nueva York, y Reed se encontraba en una etapa en verdad con los sentimientos “a flor de piel”, tanto que luego de verse afectado personalmente por la muerte de dos amigos suyos, bastante cercanos, Reed decidió usar el proceso e la creación de este disco a manera de diario y terapia a manera de sobrellevar el suceso.
Reed es único al momento de tomar temas que pudiesen resultar muy complejos para cualquiera, evita a toda costa los clichés, trae nuevos puntos de vista sobre el tema y lo ataca de las maneras más inesperadas, un disco que de inicio posee una sensación de miedo y temor abrasadora, Reed comienza a descargar sus letras con firmeza, algunas veces haciendo remembranzas de los caídos, otras reconociendo la bravura con la que se enfrentaron a la muerte, las reacciones a sus alrededores y muchos cuestionamientos a si mismos, algunos que en verdad resultan sorprendentes, enriquecedores, y aleccionadores, Reed nos da probablemente una de las lecciones esenciales en la vida, y a su vez, de las más difíciles de entender, “la muerte es parte de la vida”, en lo personal este disco lo escuché muchas veces, me costó trabajo entenderlo y valorarlo, tal vez porque en esa época mi edad no era la adecuada, lo que yo había vivido no me hacía apto, y porque en verdad, uno sólo entiende la muerte hasta que la ve cerca.
En este caso la muerte de mi madre sucedió años después de que me topé con este disco, por alguna razón extraña, mientras mi madre pasaba por su enfermedad, escuchar los temas me hacían entender la situación, me ayudaron a conocer que pasaría, porque pasaba y en que iba a terminar todo, entendí que era algo que tenía que pasar, inevitable, muy doloroso, pero que en si, la muerta era el gran festejo, el gran premio de la vida misma, era un espectáculo tan enorme como el nacimiento.
Los temas fluyen con un paso fúnebre, Reed crea atmósferas densas, difíciles, en momentos asfixiantes, el sentimiento de tragedia esta por todos lados y en cada uno de los temas, pero no como algo aberrante, como algo injusto, sino como algo natural, algo que debe pasar y que debemos aprender a aceptar, que no es una injusticia de la vida, sino la justicia de la naturaleza misma del hombre.
Musicalmente el disco es impecable, en momentos se presentan pasajes acústicos, otros, los sintetizadores se hacen omnipresentes, Reed siempre se ha sabido acompañar de músicos brillantes, sobre todo en los años más recientes de su carrera, en especial los bajistas, pareciera que Reed siempre quiera tener a los mejores bajistas, en ocasiones Reed saca a flote su pasado, nos hace llegar riffs de guitarra duros, Reed se convierte en uno de esos artesanos tan especiales, que saben sacarle la belleza a las situaciones más adversas, hay intensidad através de todo el disco, pero un tipo de intensidad meramente emocional, que traspasa la piel, los huesos y todo nuestros sistema, Whats Good, Power And Glory, Sword Of Damocles, Warrior King y Gassed and Stoked son soberbios y Goodbye Mass es capaz de hacer sacudir el alma del más duro, Creamation y Dreaming es puro sentimiento, casi nos lleva al llanto, pero es de ese llanto que se goza, del que nos hace saber que estamos vivos y que las cosas suceden siempre por algo y que la muerte es sólo la confirmación de que la vida tiene sentido vivirla, rara vez alguien nos trae un tema tan mórbido, pero con tanta sabiduría, quizá sólo Brel, gracias Lou!
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