Yamantaka // Sonic Titan- YT//ST

Que viva el intercambio cultural el mestizaje y no se que más cosas que hacen de este mundo algo en verdad interesante, y que mejor prueba de ello que la banda formada por Ruby Kato y Alaska B, ambos canadienses pero de raíces orientales, cabezas del la banda conocida como Yamantaka//Sonic Titan, si, no conformes con un nombre que en cierta forma nos remite al alguna vez vocalista de los intensos Hanatarash y los bizarros  Boredoms, esta banda tiene dos nombres, el segundo me recuerda ese disco de los Sleep, el Dopesmoker, cuyo demoledor tema principal ocupaba todo el disco (y al que no le guste que le adelantara al siguiente tema, como decía Buzz Osbourne de los Melvins cuando hicieron un disco con un solo tema),

Yamantaka // Sonic Titan banda bastante oscura y poco conocida, con una mezcla en verdad volátil que vale la pena conocer, provenientes de Canadá, tierra de sofisticados y “gruesos titanes” como Rush, Voivod y los Menace Ruine, bandas que por años nos han dejado con la boca abierta con su despliegue tanto de técnica, como de uso de extremos sonoros, una banda con dos nombres, cosa más original, que en su nombre reconoce básicamente la suma de las culturas que conllevan sus integrantes.

Voces masivas, muy al estilo de los Animal Collective en momentos, o del Panda Bear más inspirado, esos corros bañados en “chorus y reverb” que asemejan coros masivos de vocalistas, en este caso llevados a cabo por Ruby Kato y santificados por el tremendo titán de la batería Alaska B, definitivamente las vocales de Ruby Kato dan un giro inesperado a la música, la saca por completo de cualquier contexto, le da un toque pop elegante y hasta cierto punto espiritual, no el tipo de vocales que estamos acostumbrados a escuchar, pero siempre serán agradecidos, Queens es pura belleza vocal, acompañada por la sensación de que algo aparecerá, y así es, los bestiales ejercicios de batería de Alaska B aparecen y dan una sensación de pesada movilidad a la pieza, una banda poderosa como pocas que integra sofisticados y primitivos sonidos a la vez, una orientación pop que repentinamente se pierde y nos deja en territorios experimentales no aptos para cualquiera, esas vocales que me remiten un poco al “pop francés” con el que solían aderezar sus temas los Stereolab, pero a la vez esa visión espiritual de los Magma (segunda referencia a Francia con este grupo, muy probablemente relacionados con la dualidad francesa/inglesa de Canadá.).

Un disco que se aproxima bastante a lo conceptual, a esa operas cósmicas de los Magma de Christian Vander (sin el idioma creado para este fin, claro), que envuelve esa pesadez y solidez en un halo cósmico psicodélico pocas veces antes visto, por un lado, baterías que harían a Klaus Schulze ponerse celoso, ritmos que van de los doom a lo prog, vocales que nos traen lo más apacible del j-pop y después nos desgarran los tímpanos con ejercicios abrasivos como los que nos ha acostumbrado la madre cósmica del noise Yoko Ono.

Hoshi Neko abre con un brillante ritmo de batería, que nos hace preguntarnos porque no todos los bateristas se embebieron de la influencia de Klaus Dinger y aprendieron a llevar un ritmo persistente hasta lo más humanamente posible, una banda que sabe mostrar dureza y a la vez sumarla a un inexplicable lado sensible, lo más parecido al pop y de un encanto inmediato difícil de resistir.

A Star Over Pureland y Crystal Fortress Over The Sea of Trees son puro stoner rock con tendencias cósmicas progresivas, un ritmo duro e insistente, baterías que suenan gigantescas,  y el sonido de sintetizadores y guitarras distorsionadas al unísono, vocales que se pierden en un torbellino coral que pareciera hacer alusión a una Yoko Ono de lo más alucinante y acida en una extraña misa que une en matrimonio los cantos nativo- americanos de unas Pocahaunted, con el rollo japanoise de unas OOIOO, el encuentro entre el este y el oeste en una colisión de verdad, cataclísmica, de esas joyas inclasificables con las que suele encontrarse uno y se pone a pensar si nuestros más locos sueños han hecho eco en alguien que los pueda llevar y volverlos una realidad.