Gate- Damned Revolutions (2012)

Gate- Damned Revolutions (2012)

Nueva Zelanda no sólo tiene a la ciudad de Auckland, considerada como una de las mejores ciudades a nivel mundial para vivir, otro interesante representante de esta ciudad de “allá abajo”, son los Dead C, leyendas en los círculos de la música de vanguardia y  el llamado noise rock, formados a mediados de los 80s y contemporáneos de los Sonic Youth, los Dead C construyeron un admirable legado de ruido y experimentación equiparable a la no wave neoyorkina, lo cual no deja de resultar sorprendente si nos ponemos a pensar en que Nueva Zelanda no es precisamente una cuna del rock y menos en su clase más experimental.

Los Dead C se caracterizaban por esas guitarras ruidosas y disonantes, acompañadas de ritmos de forma libre que se encontraban con algunas deformaciones sonoras que el grupo aplicaba de manera brillante, en vivo, todo un desastre admirable, con marcadas inclinaciones a la improvisación.

Los Dead C continúan editando discos de manera constante, pero lo que nos tiene aquí no es un nuevo disco de ellos, sino material nuevo que nos trae uno de sus miembros más reconocidos (reconocidos en círculos underground, claro) Michael Morley, quien se encargara de aportar parte de la guitarras, su voz y algunos sonidos experimentales en aquel legendario trío y que ahora nos llega con material de su brillante proyecto Gate.

Gate es un proyecto bastante enigmático a cargo de Morley, podemos afirmar que su sonido se compone de la hiriente guitarra de este, filtrada a través de los más lastimeros pedales de distorsión, consiguiendo con ello un sonido abrasivo, que Morley ejecuta con lenta y penosa velocidad, consiguiendo un sobresaliente efecto zumbante que nos remite de inmediato a la escuela del drone, Gate se comparte esa estética de sonido barato con los Dead C, pero se distancia de ellos en su lenta y pasiva entrega, con un Morley ejecutando unas vocales que se antojan patéticas a propósito para conseguir un doble efecto sedante, Gate “arrastra” su sonido, lo convierte en algo que vibra, pero que vibra en otra dimensión, que hipnotiza y que causa un poderoso estupor que nos saca de nuestra realidad, que adquiere esa sensación de cuando soñamos despiertos y nos fugamos por momentos de la realidad, por momentos en Turned And Glowing Inwardly, que abre el disco y forma su primera mitad, nos encontramos a la espera de que las estremecedoras vocales de la legendaria Nico (la segunda referencia a ella en este fin de año, la primera fue la de los X TG) hagan su aparición, ya que el sonido de la guitarra distorsionada de Morley consigue ese efecto que pareciera el harmonium de Nico filtrado a través de un pedal fuzz.

Turned And Glowing Inwardly continua su paso lento y mortífero, como veneno esparciéndose lentamente a través del sistema, letal en su ejecución y sabiamente paciente, esperando el momento de saturar el sistema y llevar al organismo a su fin, recuerdo que alguna vez comparé el sonido de los Dead C con el de una boa que se enredaba alrededor de sus victimas y les asfixiaba, aquí, con estos Gates, en este Damned Revolutions el efecto no es tan físico, es más bien onírico, como una nube toxica de lento avance que no se puede detener y que nos hace victima con su mortal abrazo etéreo, con lo que pareciera al final interminables ondulaciones hipnóticas que nos dejan en un eterno trance.

Turning And Towards The Light tiene algo de esa magia de John Cage o de los primeros Sonic Youth, dónde las guitarras se atreven a sonar como algo más, claro, Morley es letal después cuando, trata de extraerles cierto grado de melodía, algunos horrendos crujidos, además un electrizante y crudo acercamiento a algo que pareciera un primitivo blues efectuado por un muy lejano y también fantasmal primo del legendario tejano Jandek. 

En Turning And Towards The Light, Morley consigue construir algo universal, su base es la guitarra y la distorsión, su Biblia las poderosas vibraciones y captarlas en su totalidad, dibujando paralelismos con contemporáneos suyos como el ya mencionado Jandek en Texas, o el más cercano, el legendario Keiji Haino, quien en este tema pareciera gemelo espiritual de Morley (quedándonos solo a deber las alucinantes y estrujantes vocales de Haino, que aquí son sustituidas por un doloroso canto profundo y oscuro que pareciera reflejar en mucho a los primeros blueseros de la zona rural estadohundidense.

Morley consigue con sus Gate crear un disco memorable, una isla muy particular en un océano de noise rock que cada vez se apoya en lo electrónico, y que Morley busca darle una esencia humana, o por lo menos fantasmalmente humana.

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