Unión de irreconciliables?
Unión de irreconciliables?
En el 2011 Lou Reed nos dio la agradable (desagradable para algunos) noticia de que se había metido al estudio con los Metallica para grabar un proyecto que llevaría por nombre Lulu, ya de por si, el nombre ponía nervioso a más de un fan de Metallica, que a penas iban superando el trauma de una serie de discos malísimos, frenado recientemente por el buenísimo Death Magnetic, la aclaración se hizo muchas veces, Lulu no era un discos de Metallica, ni siquiera un disco de Metallica con Lou Reed, era un disco de Lou Reed, en el que le acompañaban los músicos de Metallica, esto aclarado por los músicos, pero ya saben, en el mundo de la mercadotecnia, el nombre de Mteallica pesaba a mucho comercialmente , aspa que con el fin de sacarle dinero al proyecto, el disco se manejó como una colaboración, inclusive, tontamente, como un disco de Metallica, lo cual entiendo perfectamente, debió molestar a muchos.
El punto principal aquí es que el acceso a mucha música diferente, gracias al Internet ha hecho que estas colaboraciones que se antojaban imposibles hace 10 años, se ha vuelto algo muy cercano a nosotros, un chico que escucha a Metallica regularmente, gracias a la red de redes, el día de hoy puede acceder a toda la discografía de Lou Reed, dándole la posibilidad no sólo de conocer la obra de Lou, sino que hace posible el crossover y da la oportunidad de que el chico también se vuelva fan de Reed (aunque esto sea un poco difícil por el rechazo de Reed al mundo comercial y las masas), en pocas palabras, Reed y Metallica nos han mostrado solamente la punta del iceberg.
Las colaboraciones de músicos de mi agrado más antiguas que recuerdo son cuando se dijo que Iggy Pop se uniría a los Doors, luego de la muerte de su vocalista Jim Morrison, y aunque reconozco la calidad de Pop, supongo que hubiera sido un shock para las audiencias las tácticas de ataque físico de Pop en medio de las alucinantes líneas melódicas del teclado de Ray Manzarek, aunque escuchar The End en voz de la legendaria “iguana” o Break On Through pudo haber sido un agasajo, otra colaboración de que se habló durante la época y que simplemente no se dio, fue la de los Velvet Underground, sin Lou Reed, con el buen Brian Eno, una combinación que si pudo funcionar, aunque no de la manera concebida, puedo imaginar a Eno sustituyendo a John Cale en lo musical (aunque no ha Eno junto a Reed), pero no a Eno cantando Heroin o Waiting For The Man (Aunque White Light/White Heat o Heard She Call My Name suenan parecidas a algunas piezas de sus primeros dos discos).
Hablando de Eno, se dice que en alguna ocasión, Scott Walker, uno de los grandes vanguardistas de la época colaboró junto a él, con el fin de editar un disco, del cual solo quedaron algunos demos, Eno pretendía sumergir las vocales tortuosas de Walker en una densa atmósfera ambient, muy al estilo Miles Davis en su época del Get up With It, algo que al parecer no fue muy del agrado de Walker, lo que dio carpetazo final al proyecto, estoy hoy se antoja inconcebible, ya que Walker y Eno han tomado caminos muy diferentes, pero luego de discos como Tilt, The Drift y Bish Bosch, se antoja escuchar a Walker junto a gente como Jim Thirlwell, Ben Frost, Burial o el proyecto Black To Comm.
Otra colaboración que únicamente existe en mi mente es la del llamado camaleón del rock, David Bowie, quien ha mostrado en épocas recientes su interés por la electrónica cuasi industrial, en discos como Outside o Earthling, y que Bowie hubiera querido, que estos discos lo pusieran a la par de Trent Reznor, en aquella época alguien “hip” dentro del mundo de la música, aunque estos no le redituaron mucho la verdad, por estos días veo al oportunista de Bowie adelantándose a los tiempos y poniéndose rudo, como cuando formó su grupo de hard rock Tin Machine, pero esta vez uniéndose al brostepper, Skrillex, si Skrillex invocó a Bowie con el titulo de sus disco Scary Monsters & Nice Sprites, no estaría mala que Bowie se anticipara a este genero por tomar aún más fuerza en el mainstream y se colocara a la cabeza de este, antes de que gente como Lady Gaga o Madonna lo adopten (aunque Britney Spears y Kanye West ya lo han hecho en cierta forma).
En el intermedio, y si el mundo no se acaba el día 21, yo seguiré esperando el día en que Glenn Danzig se deje de su pose de macho macabro (no macho cabrio) y se una realmente a un guitarrista versátil como Jerry Cantrell que no solo escupa riffs densos y que le imprima diversos matices para que Glenn se concentre no en ser el más malévolo cantante del metal, sino en un poderoso compositor oscuro como Johnny Cash, Elvis o Roy Orbison, o que Tom Waits se una a los poderosos Melvins en un disco que apeste al grandioso Captain Beefheart por todos lados con un blues denso y desquiciado, o escuchar por fina al maestro Wyatt envuelto en las densas y bizarras capas ruidosas de unos Lightning Bolt (como evocara el buen Richard Youngs recientemente) o los Mars Volta.
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