Russell Haswell- Factual (2012)

Russell Haswell- Factual (2012)

Podríamos decir que Russell Haswell es un creativo ingles cuyas obras no solo se limitan a lo auditivo, el campo visual es comúnmente invadido también por él, habiendo trabajado en ocasiones con gente como el genio de la electrónica ambient Aphex Twin, el abrasivo Florian Hecker, el maestro del noise Masami Akita aka Merzbow, el brutal ex Pansonic Mika Vainio y el “mero, mero” de la genial Editions Mego, Peter Rehberg, por lo que hablar de Haswell, para los que andan metidos en el mundo de la electrónica de vanguardia, es hablar de palabras mayores.

Haswell edita en esta ocasión Factual, precisamente con la disquera de Rehberg, casa de una suerte de forajidos con actitud punk, dentro del mundo de la electrónica (quien no haya escuchado hablar de la Editions Mego y gusta de la electrónica más experimental, urge, urgente, urgido que se aparezcan en su sitio!), en la que Haswell encaja a la perfección.

Factual se compone de 6 piezas, la primera de ellas, temerariamente titulada Black Metal Instrumental Intro Demo, nuevamente mostrando el enorme alcance de este alguna vez maldito y primitivo genero de música extrema, y aunque hay que aclarar que Haswell nada tiene que ver con el black metal, nos brinda aquí una pieza con atronadora percusión batiente, con un atmósfera tan oscura como los inocentes y angelicales sueños de Varg Vikernes y Euronymous, acompañados por una apocalíptica tarola que es golpeada de manera ocasional, para sacarnos de las tinieblas y atemorizarnos con tan lúgubre paso, que nos indica que esto no es un sueño y que posiblemente estemos siendo torturados en algún sótano de Alemania, esto antes de que esta pesadilla sonora se colapse a una chirriante conclusión.

Urban No!se es un golpe bastante bajo, ya que consiste en brutales ondas sonoras conformando el más amenazador ruido excretado hacia nosotros, Haswell ataca sin misericordia alguna nuestros oídos, y nos muestra un mundo dónde la electrónica es más brutal que cualquier pieza de NIN o Ministry, aquí no hay nada que bailar, solo la opción de retorcernos como cucarachas ante el peso de la descarga sònica de Haswell, si existe la guerra nuclear y la guerra química, Haswell desata aquí, como pionero de ella, la guerra sonora, que pondrá de rodillas a muchos suplicando, como en disco de los extintos glamsters Faster Pussycat (quienes curiosamente seguirán una senda más electrónica-industrial en tiempos más recientes, con su alucinado vocalista Taime Downe), que nos despierte cuando se haya terminado.

Killer Snakehead es “lo más accesible” de este disco, tal vez por su ritmo menos abstracto, aunque debemos aclarar que “accesible” no es precisamente una palabra que se pueda aplicar dentro del universo de Haswell, si en esta pieza, Haswell contiene un poco su extremismo sonoro, su avocación a la repetición constante se vuelve brutal aquí, creando así una pieza agresiva, dura y recalcitrante que nos golpea una y otra vez con su franca agresión desnuda.

Record Shop Day nos retorna a la abominable maestría de Haswell para crear bestiales colages de sonido, la fuente me resulta desconocida, pero es descompuesta en miles de piezas, reconstituida abruptamente y pasada a través de miles de filtros que nos muestran el sonido ampliado, explosionado a miles y miles de piezas que se agolpan, se aglutinan y cada una de ellas exige su momento para ser escuchadas, creando como en aquel brutal libro de Clive Barker, The Hellbound Heart, en el que un hombre perverso busca aumentar su conocimiento de los placeres mundanos más extremos, descubre una entrada a otra dimensión, y es castigado por esto, siendo expuesto a una brutal e inhumana sobre carga de sensaciones, lo cual, no quedaría muy lejos de este ejercicio sonoro de Haswell.

Rave Nihilation es el otro lado extremo del universo que alguna vez ha habitado el ENORME Aphex Twin, Haswell amenaza las pistas de baile con líneas de sintetizador, aunque estas suene deformadas más allá de cualquier reconocimiento, embrutecidas y envilecidas con el tratamiento digital de Haswell, una líneas de bajo que amenazan con arrancarnos la cara ante una exposición prolongada, Haswell se deleita con placer en el dolor que nos pudiese causar sus engendros sonoros de una manera bastante perversa, pero interesante, música para la siguiente pesadilla futurista de Jodorowsky o el siguiente estilizado sueño perverso de Cronenberg.

El disco cierra con Sheffield, otro alucinante ejercicio, supuestamente grabado en las calles precisamente de Sheffield por Rehberg, y después los sonidos captados, transformados digitalmente por Haswell, quien ni duda cabe, que los transformo hasta dejarlos irreconocibles, transformarlos en un ejercicio sonoro que bien podría ser el resultado de unos Daft Punk queriendo hacer un cover de los Napalm Death de la época de Dorrian, Steer, Harris y Embury (si, la alineación clásica!), que deja a Russell a la cabeza de una ofensiva muy sofisticada de ruido electrónico de primer nivel.
 

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