Mentiras El Musical (y en lo profesional también…)
Mentiras El Musical (y en lo profesional también…)
“Mentiritas de agua”, decía un amigo hace muchos años, cuando se referiría a las supuestamente “mentiras inocentes”, si es que las hay, cuando apenas era jovencito, mi madre me decía mira hijito: “No digas mentiras, es malo…”, Y después cuando llegaba algún vendedor de productos o de religión de puerta en puerta, me decía: “Dile que no estoy…”, Mi padre me decía: “Las mentiras son malas”, y después cuando hablaban por teléfono de su oficina, me decía: “Diles que no estoy…”, lo cual, a menos que hubiesen dejado a sus clones a cargo, o pudieran proyectarse desde la distancia como hologramas frente a mi, eran mentiras, viles mentiras que empezaban a sembrar la semilla de la sucia doble moral.
Mas tarde en las clases de catecismo, aprendí que la mentira era un pecado, que Dios le había entregado los mandamientos a Moisés en unas tablitas y que ahí decía claramente: “No levantaras falsos testimonios, ni mentirás”, después dichas tablitas, Moisés al descender del monte en el que le fueron entregadas, y al presenciar horrorizado que su pueblo se dedicaba a adorar a un macho cabrio (como hacen en dos partidas los regiomontanos, adorando el cabrito asado y el cuerno de chivo por igual) se las arrojó en la cabeza a sus seguidores, los cuales guardaron esas tablas en una arca, llamada de la “Alianza”, que el doctor Indiana Jones encontraría más tarde, la sacaría de una bóveda subterránea repleta de serpientes, que le provocaban fobia, por cierto, y que provocó que los nazis inmiscuidos en el asunto, se quemaron completitos cuando la abrieron, llevando acabo de esta manera un terrible ajuste de cuentas, bastante conveniente y políticamente correcto para un Spielberg que así vengó a sus ancestros, por lo menos en su imaginación y en la pantalla.
El caso es que finalmente llegamos a la misma conclusión de siempre, existe una doble moral, para variar, respecto a las mentiras, te dicen no las digas y después te pagan por decirlas, debo confesar que me he convertido en un mentiroso profesional, se convierten en frases del día a día el “Mañana te pagan, mañana llega, mañana lo mandamos”, “Estas muy caro, bájale al precio”, o el “Sigue así y llegarás muy lejos…”, valoro la honestidad, y en lo posible lo aplico en mi vida personal, pero verdaderamente nos hemos convertido en unos mentirosos profesionales, que nos hace menos culpables que unos matones profesionales, si somos unos mentirosos profesionales, a veces prometemos lo que no vamos a cumplir, y muchas veces lo hacemos porque creemos que nos cumplirán cosas que no sucederán, y sino salen las cosas buscamos culpables y mentimos para que parezca que otros son los responsables, mentimos con la información que reportamos, y otros hasta mienten al declarar lo que ganan, cuando lo declaran, claro…Pero, entonces, estamos todos en pecado? Nos vamos todos al infierno como debió suceder con Hussein o Bin Laden? Me voy a encontrar ahí a todos mis compañeros, ex compañeros del trabajo, jefes y ex jefes? Me voy a encontrar ahí al que me dijo: “Mañana te llega el paquete…, mañana te pago…”, que complejo no?, quisiera salvarme en verdad del infierno de los mentirosos, porque probablemente ahí estarán, a parte o tal vez todos juntos los terroristas y asesinos en serie, o tal vez ellos no estén, porque fueron más honestos en su quehaceres, estarán los abogados, los políticos, y los maestros, verdaderos profesionales de la mentira, que me dijeron que las ecuaciones diferenciales, la raíz cuadrada y la taquimecanografia me serían útiles en la vida diaria, esos maestros que me enseñaron la historia de México, tan llena de mentiras, y de las falsas versiones de los que ganaron las batallas?
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