Rei Kawakubo: Fealdad que Piensa, Belleza que Muere
Rei Kawakubo jam谩s toc贸 una m谩quina de coser en la universidad. Estudi贸 filosof铆a y bellas artes mientras el resto del mundo aprend铆a a trazar patrones y a obedecer las reglas del buen gusto. Fund贸 Comme des Gar莽ons en 1969, no porque quisiera dise帽ar ropa, sino porque la que exist铆a le parec铆a insuficiente para contener lo que imaginaba. Su principio era simple y devastador: cada prenda debe contener una pregunta sin respuesta. No un estilo. No una tendencia. Una pregunta que incomode.
Par铆s, 1981. Las modelos salen a la pasarela vestidas de negro, envueltas en telas sin forma que parecen deshacerse sobre sus cuerpos. No hay curvas. No hay seducci贸n. No hay nada que el ojo occidental reconozca como deseable. El p煤blico r铆e nervioso. Alguien en primera fila murmura "parecen mendigas". La prensa francesa, con su habitual mezcla de sadismo y p谩nico, lo bautiza "Hiroshima chic". Kawakubo observa sin pesta帽ear. No vino a gustar. Vino a hacerle corto circuito al sistema entero. En vez de chaquetas estructuradas, mostr贸 su茅teres agujereados. En vez de faldas elegantes, present贸 telas que parec铆an derrumbarse. El mensaje era id茅ntico al de Bajt铆n cuando escribi贸 sobre el grotesco: la renovaci贸n no llega desde la belleza acad茅mica, sino desde el cuerpo expandido, desbordado, libre del orden impuesto. Occidente llama a eso fealdad. Kawakubo lo llama futuro.
Comme des Gar莽ons no es una marca de ropa. Es un manifiesto de resistencia est茅tica, un acto de guerra silencioso contra la idea de que los cuerpos deben lucir de cierta manera para merecer atenci贸n. Kawakubo no hace bocetos ni piensa en maniqu铆es: trabaja con fragmentos, moldes rotos, restos. Hace esculturas m贸viles que pueden llevarse encima. Su ropa no embellece: piensa. Con Kawakubo naci贸 "una est茅tica posthumana: cuando la moda deja de embellecer y empieza a pensar". Cada costura es un di谩logo. Cada pliegue, un argumento filos贸fico. Mientras el punk brit谩nico de los setenta gritaba "no future" con guitarras distorsionadas, ella lo tradujo a "no forma" con tijeras y alfileres. El punk de Kawakubo no suena: se ve. No necesita amplificadores, solo silencio y confrontaci贸n.
En 1997, los vestidos que present贸 ten铆an bultos extra帽os, pr贸tesis blandas que alteraban las proporciones naturales del cuerpo. Los cr铆ticos lo llamaron monstruoso. Ella lo llam贸 nuevo. En una cultura obsesionada con la delgadez, la simetr铆a y la linealidad, su concepto de lo grotesco se convirti贸 en un gesto radical de amor propio: un cuerpo que se reh煤sa a encajar en el molde. Al inflar, torcer o desfigurar el contorno, Kawakubo no deshumaniza: libera. Derrida escribi贸 que la deconstrucci贸n no destruye, sino que expone lo que el sistema oculta. Eso hace Kawakubo con la sastrer铆a occidental: desarma el traje no para negarlo, sino para mostrar su esqueleto ideol贸gico. Una chaqueta de Comme des Gar莽ons puede tener una manga cosida del rev茅s, una solapa que no coincide, una costura visible donde deber铆a haber pulcritud industrial. Cada error aparente es un mensaje contundente: la forma es ideolog铆a, y descoserla es desactivar el poder que ejerce sobre el cuerpo.
"Occidente viste para mostrar, nosotros vestimos para ocultar". Kawakubo no oculta: reconfigura. Revela que cada prenda es un texto y que leerlo implica mirar sus bordes, no su superficie. En Jap贸n existe el concepto de wabi-sabi: encontrar belleza en la imperfecci贸n, serenidad en lo incompleto. Kawakubo lo practica sin pronunciarlo. Sus colecciones parecen construidas sobre los escombros del deseo occidental. No hay simetr铆a, no hay orden, no hay complacencia. Sin embargo, hay una extra帽a paz: una armon铆a rota que fascina porque el caos encuentra su propia liturgia. Lo grotesco se vuelve sublime. El punk se vuelve elegante. La destrucci贸n no es ira, sino purificaci贸n: romper para volver a mirar.
La expansi贸n de Comme des Gar莽ons en los ochenta lleg贸 mediante colaboraciones inesperadas con Nike, Supreme y Louis Vuitton. Dover Street Market, su concepto de tienda, funciona como un anti-centro comercial que parece instalaci贸n permanente de arte conceptual. Cada prenda, cada vitrina, es una pregunta suspendida: ¿qu茅 pasa cuando el lujo deja de ser aspiracional y se convierte en experimental? "Quer铆a un mercado donde lo viejo y lo nuevo, lo caro y lo barato, lo bello y lo grotesco convivieran sin jerarqu铆as", explic贸 en una entrevista. El cuerpo vestido no es neutral: comunica clase, g茅nero, deseo, obediencia. Kawakubo lo sabe y lo usa como lenguaje de disidencia. Todo en Comme des Gar莽ons es pol铆tica, incluso cuando parece abstracto. John Waters, el legendario cineasta independente y padrino del mal gusto celebrado, la nombr贸 su dise帽adora favorita. No por accidente.
Su influencia se siente hoy en Balenciaga, Rick Owens, Vetements y en toda una generaci贸n que ve en la fealdad una forma de verdad. En tiempos de hiperconsumo y algoritmos que dictan c贸mo debe verse un cuerpo deseable, Comme des Gar莽ons sigue funcionando como una grieta: un espacio donde el cuerpo se libera de la tiran铆a digital. "Lo que me interesa", dijo Kawakubo una vez, "es lo que a煤n no existe". Y ah铆 radica su poder: en negarse a confirmar lo que ya sabemos sobre nosotros mismos. En 2017, el Metropolitan Museum of Art le dedic贸 una exposici贸n completa, solo la segunda dise帽adora viva en recibir ese honor despu茅s de Yves Saint Laurent. Un visitante entra y se detiene frente a un vestido imposible: una nube de tul blanco inflada en formas sin nombre. No sabe si es moda o escultura, si debe admirarlo o re铆r. Permanece inm贸vil. Esa duda, ese instante de v茅rtigo est茅tico, es el triunfo de Rei Kawakubo. Su obra es enfrentarse a la posibilidad de que la moda no sea adorno, sino pensamiento. Su belleza no adula: incomoda. Y esa incomodidad es en realidad su materia prima, su declaraci贸n de guerra, su forma de decir que la perfecci贸n siempre fue la mentira m谩s grande que nos vendieron.



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