Gallon Drunk-The Road Gets Darker From Here

Hace un buen de años que no teníamos oportunidad de escuchar uno de estos fabulosos discos de proto punk, el cual debo confesar que es uno de mis estilos favoritos, ya que combina la brutalidad con la música de vanguardia sin caer en los clichés en los que se caería después con el bautizo formal del punk.

Gallon Drunk es una banda inglesa de rock brutal, con una marcada influencia del blues pero llevada al extremo, con suficiente holgura para escapar del punk y del heavy metal, emparentándose espiritual y musicalmente  con bandas legendarias como los New York Dolls o los Stooges, por si fuera poco esta banda posee músicos tan brutales e intensos que han sido solicitados para servir de apoyo a artistas legendarios como Nick Cave, Faust y Lydia, Lunch, si de ese calibre son estos GD.

Luego de sus discos The Rotten Mile del 2007, cinco años después James Johnson, Terry Edwards y compañía regresan igual o más salvajes, sucios y degenerados que siempre, sonando muy probablemente de la manera que Nick Cave hubiese querido que sus Grinderman sonasen, como una versión de los Jesus Lizard no tan brutal y màs aterrizada al blues, como una actualización del sonido de los Stooges o como la banda que Mudhoney siempre quiso ser en realidad, o como unos Birthday Party menos drogados, You Made Me, primer tema de este The Road Gets Darker From Here, es siniestro y duro, con vocales degeneradas y sucias, con un baterista dándole bastante duro a sus tambores, unas guitarras chillonas y un bajo reptante, una banda tan sucia que no hubiese desencajado dentro de la escena “grunge”, pero que conserva su corazón más cercano al más oscuro blues que los de Seattle.

Hangin On con sus tremendamente macabras guitarras como espejismo ataca directamente los sentidos, la banda sabe como crear una atmósfera intensa y de desesperación, las vocales del también guitarrista James Johnson parecieran recordarnos un animal mal herido que se arrastra por el desierto maldiciéndonos por sus situación, las guitarras vibran y arrancan la piel con sendas descargas de electricidad, Johnson no queda muy lejos de la escuela bestial de Nick Cave, con quien a compartido escenarios y banda, A Thousand Years cambia un poco la dinámica, Johnson se muestra “un poco más sutil” en su desempeño vocal, acompañado de una despiadada batería que no sólo lleva el tiempo, sino que llena cualquier espacio que el latigueante bajo pudiese dejar, aquí es dónde el disco se vuelve un poco flojo, ya que la anterior pieza pareciera no tan completa como las primeras, Stuck In My Head baja por completo el ritmo y cae en lo genérico, muestra al grupo flojo y un tanto perdido, situación que de inmediato buscan corregir con Killing Time, donde nuevamente el trabajo de las percusiones juegan un papel importantísimo, en una pieza que se antoja pantanosa y que nuevamente nos trae a la mente lo más clásico de los Mudhoney (si aún les quedan dudas aquí, pueden escuchar I Just Cant Help But Stare, en dónde la banda inclusive incluye teclados de la misma manera en que Mark Arm hace con los Mudhoney).

En The Big Breakdown la banda retoma más que nunca sus raíces malditas de rock n roll, en una pieza que se mueve con singular cadencia y que sin duda evoca ritmos calientes del pasado, en una pieza dónde la banda verdaderamente libera el vudu que llevan dentro, para después cerrar con el homenaje de percusiones en honor al gran Gene Kupra, en dónde la banda se acerca a los demenciales The Birthday Party, aunque sin alcanzar a captar los mismos niveles de intensidad, invocando solamente la locura atmosférica de la primer banda de Cave.

Los Gallon Drunk hacen un trabajo derivativo si, pero que definitivamente cumple con sus estándares de intensidad, sabemos de sobra que la banda es especialista en brutalidad sonora y en altos volúmenes, lo importante aquí es que la banda pudiese alcanzar también el enorme talento que los Mudhoney o Nick Cave tienen al momento de componer melodías.


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