Kendrick Lamar-The New West

Kendrick Lamar representa algo importante para el oeste de los estamos hundidos de amnésica, sobre todo para la escena de hip hop, la cual en esos rumbos es ya casi inexistente, alguna vez los N.W.A., salidos de Compton, lugar que también vio nacer a Lamar, fue una de las grandes cunas del hip hop, el lugar dónde el ahora nefasto gangsta rap nació, y dónde luego de que los N.W.A. se desintegraran y gente como Ice Cube, y Dr. Dre se movieran a Nueva York, la escena casi se murió, ahora que de hecho en Nueva York la escena está enferma, Atlanta se convierte en la nueva gran meca del hip hop, aunque gente como Lil B, Tyler The Creator y sus Odd Future están llevando un renacimiento de la escena oeste y precisamente ahí es dónde entra Lamar, no tan extraño y más cercano a la vieja escuela, Lamar parece ser la gran esperanza de la costa oeste.

Este The New West arranca bastante flojo con un tema lento en plan psicodélico y con gran influencia del soul de los 70s, llamado Fight The Feeling capaz de ponernos a dormir, aunque trate de ponernos en un curioso estado de trance, aunque lo bueno esta por llegar, en A1- Everything Lamar empieza a empujar fuerte las rimas las cuales rebotan con energizante poder y los ritmos comienzan a tomar formas interesantes, aquí es dónde realmente inicia el disco, Lamar haciendo uso de su admirable agilidad mental, mencionando a gente como Rihanna, la Minaj y Madonna, sus rimas fluyen de manera brillante con acelerada cadencia, mantiene un ritmo de pies ligeros y se hace acompañar (como suelen hacer estos hip hoppers) por Meek Mill en este tema, quien se encarga de expulsar las rimas más ásperas, Lamar difícilmente alcanzaría un nivel de intensidad como el que hace poco presenciamos con el gran Killer Mike, pero Lamar pareciera estar creando un estilo propio, uno que busca buenos ritmos y rimas filosas, sin caer en la brutalidad, sino dejando respirar a los ritmos y consiguiendo de esta manera piezas más espaciosas, que exudan cierto tufo malévolo y a la vez reflexivo, con un estilo que destila parte de la compleja influencia de gente como Eazy E o Eminem, como en Hiiipower, en la que consigue rimas precisas, un brillante arreglo y coros atractivos que fácilmente podrían entrar en la radio, o en Staircases en donde introduce fuertes dosis de funk de altas temperaturas, en una pieza echada hacia atrás, psicodélica muy a la manera de Lamar y con una clara referencia al “alucine” y rimas más “apretadas” un pantalón stretch.

Enjoy es una pieza más del llamado G funk, (musicalmente, sin caer en las rimas violentas) basados en la legendaria escuela de los Parliament, Lamar, que aquí se hace acompañar de Warren G, y su equipo de producción se apoderan de ese estilo que haría famoso el Dr Dre, con producciones lustrosas, con sendos bajos y ambiente nocturno, además de la sobresaliente fidelidad sonora, y después le apuesta a la escuela del soul en Pray For Me, en dónde se acompaña de gente como Ranson y Jay Rock, en una pieza que samplea hasta el cansancio una pieza de buen soul de los 70s y que de seguro pondría celoso al buen Rick Ross que a pesar de querer recrear una producción similar falló miserablemente con su God Forgives, I Dont.

Para Cloud 10 (será una referencia al llamado cloud rap?) Lamar cambia un poco la estrategia y se acerca a su vecino Lil B, acompañándose de sendos sintetizadores, y un ritmo bastante “echado para atrás”, Lamar añade a sus rimas ritmos y atmósferas psicodélicas que añaden un curioso toque narcótico a su música, además de un disfrutable toque de abstracción, el hiper realismo de los trabajos de los N.W.A. que hicieron escuela en la costa oeste se hace a un lado y Lamar crea su propio sonido, nuevo y relevante, sin abandonar los infecciosos ritmos funk del pasado, Im Ghost es una hermosa mezcla de los ritmos basados en el sampleo de sonidos extraídos de video juegos con un poderosos ritmo old school, en una mezcla bastante propia del trabajo de Lamar, Catch a Fade con su ritmo intensamente demoledor y la descarga lírica de Lamar anuncian un muy buen tema, en el cual Lamar hace gala de su estilo vocal, mientras que Blessed invoca la escuela minimalista de un Lil B y Lamar arroja abrasivas rimas a la sombra de un mínimo acompañamiento, en el cual los reto a contar cuantos “nigger” menciona Lamar.

Lo importante aquí es señalar como Kendrick, con una producción bastante modesta consigue un disco variado, bastante bien realizado y que suena grande, a diferencia del lujo desperdiciado y excesivo de Rick Ross, aplicado a un disco que se hundió sin remedio, si a esto le agregamos el talento vocal de Lamar, que supera y por mucho el de Rick Ross, nos da como resultado un afrenta poderosa al hip hop de la costa este, con un Lamar cuya reputación sube como la espuma y amenazando con hacer que la costa oeste renazca, nuevamente.


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