The Botanist-III-Doom In Bloom
Alguno de ustedes recordará al personaje Poison Ivy de los comics de Batman, esa súper villana y eco terrorista, cuyo objetivo principal es la propagación de la vida vegetal, pues bien, regocijemos nuestros espíritus, porque el creador de uno de los más enigmáticos discos del año pasado está de regreso, y no estamos hablando precisamente de que Poison Ivy haya formado un grupo, estamos hablando de The Botanist, proyecto musical de un solo miembro con ciertos acercamientos al black metal, bendito black metal, gracias por abrir los ojos, las mentes y los odios a tantos y tantos músicos!
The Botanist nos trae este año su disco III-Doom In Bloom, donde el desconocido músico agrega ahora su propia versión del doom, a su ya de por si muy personal versión del black metal, no es necesario quebrarnos la cabeza pensando en la identidad de The Botanist, tal vez ni es humano, tal vez es una planta humanoide como el célebre personaje, también de comics The Swamp Thing, que el gran Alan Moore hiciera famoso a través de sus historias, lo que tenemos aquí es una mutación bastante interesante que añade algunos elementos adicionales de ambient y de shoegaze, con un The Botanist valiéndose únicamente de su batería y de algunos teclados, Quoth Azalea, The Demon, el primer tema de inmediato nos toma con la guardia baja, The Botanist introduce una elevada dosis de melodía a su proyecto, se aleja un tanto de los extremos y su desgarradora voz se torna en apenas un suspiro, su trabajo en el piano es emotivo y su omnipresente batería (y como no, el tipo es baterista) retumba en todo momento.
Deathcap nuevamente es un tema expansivo/minimalista y que difícil poder definir esta música de esta manera, por un lado tenemos el paso fúnebre tan característico del doom, por otro lado el inusual acompañamiento del piano, la ambición propagada del shoegaze y por si fuera poco las torturadas vocales que esta vez se explayan al máximo, el paso lento y esas líneas de piano construyen una delicada, dramática y épica trama que de inmediato nos atrapa, pone las cartas sobre la mesa y echa de la habitación al escucha casual, ciertamente The Botanist no es para todos los gustos, los puristas del black metal serán los primeros en huir despavoridos, pero los pocos que se queden serán recompensados con el tremendo viaje musical que nos brinda este proyecto.
Ganoderma Lucidum continúa la misma línea de ritmos lentos y atmósferas lúgubres, si no deprimentes, con un The Botanist golpeando duro sus tambores y marcando el paso, con esos golpes de tecla punteando la melodía, deteniendo el avance repentinamente y conteniendo el paso, agrega un paso militar al inicio de Vriesea y regresa a las voces susurradas para añadir una atmósfera fantasmal, la melodía nuevamente es bien llevada y pareciera una dilución de las feroces guitarras del black metal traducidas aquí de una forma completamente nueva, la música ha mutado y evolucionado de una manera tan impresionante que muchos amantes del shoegaze sin duda podrán aceptarla, pero en si todo el concepto de The Botanist veo difícil pueda trascender más allá del underground y aunque el resto del disco es rescatable y en ningún momento pierde la dirección, si podemos destacar, negativamente, que este disco pierde algo de fuerza e intensidad al final, tal vez son esas detestables restricciones inherentes en el doom, un genero que reniega de la evolución en cierta manera, y que a diferencia del black metal, prefiere no evolucionar y mantenerse en su caparazón.
Un trabajo que si bien termina cansando un poco al final, Panax, tema que hace una curiosa conexión con los Earth de Dylan Carlson, tarda eternidades en llegar y salvar el final de este disco, aún así es una clara muestra del deseo de crecer y evolucionar de un genero altamente volátil e inestable, que un día masacra animales y se baña en sangre y al otro busca salvar al mundo.
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