Mary Halvorson Quintet-Bending Bridges

El trabajo de Mary Halvorson cada vez se vuelve más complicado, su primer disco me recordó y bastante el trabajo desencajado de aquellas legendarias Shaggs, mientras su siguiente disco y esa participación con Ingrid Laubrock sacó un lado metálico y agresivo, muy disfrutable e inusual, y ahora en este Bending Bridges, la Halvorson se arma un quinteto y se adentra nuevamente en su propia versión del jazz experimental, aplicando una guitarra inusual, de tono difícil, amante de los bajos poderosos, Sinks When She rounds The Bend es una pieza jazzy de ritmo lento, casi fúnebre, con ese trabajo tanto de guitarra, como de bajo muy vertical, muy al estilo de gente como Dolphy, que sin movimientos muy exagerados nos transportaba con sus intrincados arreglos, un excelso trabajo en esta pieza por parte del bajo, sax y la trompeta, y ni que decir de la Halvorson, muy probablemente la guitarra más demoledora del lado del jazz, en ocasiones inclusive yéndose a extremos sónicos en plan Thurston Moore, chóquense el freak out que se avientan al final de esta pieza, uff!.

Hemorrhaging Smiles es nuevamente inusualmente devastadora y desconcertante, con su arranque relajado y luminoso, llevándonos un poco a las tierra de Herb Alpert y los Tijuana Brass, y repentinamente, imprimiéndole más músculo a la batería a cargo de Ches Smith, y dejando suficientes espacios para el sax de Jon Irabajon, quien no pierde momento alguno para derrochar elegancia y tonos brillantes y compactos, sin caer en el skronk completo, una sublime combinación de sax y trompeta, con una Halvorson aportando más como miembro del equipo que como su líder, y si el sonido de este disco resulta más orgánico y relajado que los anteriores es porque el tiempo tocando juntos, sin duda les ha sumado en conocimiento mutuo y confianza para improvisar, y sin duda estar alertas para las incursiones disonantes que tanto nos gusta que haga la Halvorson.

Forgotten Men In Silver arranca con una lánguida guitarra, casi traslúcida, que comienza a tomar fuerza, bajo y batería marcando ritmos cadencioso sin mucha prisa, dando oportunidad a Halvorson nuevamente de ponerse vertical y volver intrincada la melodía sin acelerar mucho al grupo, pero ojo, a Halvorson le encanta sacarnos de balance y a la mitad de la pieza libera incandescentes líneas de guitarra, nos desconcierta, nos pone alerta y nos hace que no perdamos detalle, esperando ansiosamente su siguiente desplante sónico, el cual viene más adelante con una guitarra delirante que pone a cualquier cerebro a hervir, bienvenidos al alucine total.

Love In Eight Colors nos remite a los pasajes más tranquilos de unos Soft Machine, en esos en los que Wyatt añadía generosas dosis de trompeta y arreglos supremos de batería, y aquí el quinteto de Halvorson nos deja únicamente en espera de las gentiles vocales de Wyatt, que aquí no aparecen jamás, pero que dan pie a un dialogo interesante y largo entre trompeta y sax, interrumpido casualmente por la guitarra fluida de Mary, o la batería de Smith, quien resulta ser pieza clave en este tema.

The Periphery Of Scandal con sus ritmos echados para atrás resulta envolvente, nuevamente el sobresaliente trabajo de batería y bajo, ya veteranos de tiempo atrás (recordemos que la adición más reciente al grupo es la del sax y la trompeta), remitiendo un sin fin de espacios para el lucimiento de la guitarra profunda de Halvorson, quien no pierde tiempo en presentar sendas líneas de guitarra y tonos bien marcados que la batería se encarga de rematar en ocasiones, dejándonos bien en claro los gustos desbordados de Halvorson por los tonos bajos (en todo el disco eruptados de manera impresionante por John Hebert, por cierto), o sus guitarras atonales intercaladas en todo momento que nuevamente y de manera genial nos mantienen alerta en todo este viaje, pero definitivamente es Deformed Weight Of Hands la cual se roba el show para mi gusto, con un ritmo bastante subido de velocidad, con espacios para lucimiento de alfil trabajo de la guitarra y la sección rítmica y con una Halvorson acercándose escandalosamente al Thrash sin miedo alguno, metiendo distorsión para sacudirnos los adentros, una banda que a pesar de estar en la penúltima pieza del disco, no suena cansada y en ningún momento nos ha dado oportunidad de echarnos atrás, nos jala con sus ágiles y exóticos arreglos y con una Halvorson poderosa con un estilo esquizofrénico digno de llamar la atención, como en la mitad de esta pieza, dónde su guitarra pareciera perder la razón y emitir sonidos delirantes mientras es castigada por los ataques de Smith y Hebert.

El sonido de Mary Halvorson sigue transformándose, una creadora en plena evolución, sin miedo alguno y con la capacidad suficiente para invadir otros géneros y regresar en segundos al jazz, con una sección rítmica poderosa, confiable que suena completamente integrada y encaminada, y por si fuera poco con una recientemente agregada sección de metales que catapultan a este quinteto a ser algo más dentro de la escena del jazz de vanguardia, aumentando así mismo la capacidad y poder compositivo de Halvorson que pareciera haberse dado cuenta que no siquiera el cielo es limitante.


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