Nadja-Excision
Decirles que Nadja, el dúo formado por Aidan Baker y Leah Buckareff me parecen los herederos más dignos del trabajo que arrancara Kevin Shields y sus My Bloody Valentine a finales de los 80s, principios de los 90s, podría causar controversia, pero esa es mi humilde opinión después de todo, y es que el legado de distorsión, manejo de timbres y reverberaciones, difícilmente alguna otra banda lo ha llevado al extremo, claro, catalogar a Nadja como un mero clon, o seguidor de MBV es menospreciar la obra de Aidan y Leah, quienes no sólo pudiesen ponerse al tú por tu con Shields, incluyan en esa lista también a los Swans y a los Earth cuando mezclaban el heavy metal con La Monte Young.
Difícilmente podría decirles que Nadja ha inventado un genero propio, su música se compone de muchos elementos, de un notable equilibrio entre la brutalidad y la delicadeza, entre el volumen y el timbre, entre lo denso y lo etéreo, y aunque Excision no es precisamente un disco de material nuevo (recopila sencillos de un par de años atrás), funciona como tal por la respetable congruencia que posee el material, el cual pareciera haber salido de las mismas sesiones, y sonando tan fresco como hecho ayer.
La dinámica de estos Nadja es dolorosa, un bajo distorsionado a volúmenes meta humanos, que se arrastra con un poderío descomunal, dejando largos residuos de sonido que se niegan a desaparecer, y las MASIVAS guitarras de Baker, que se entretejen una y otra, y otra vez, formando no una capa, un escudo (Shields?), una costra, un caparazón indestructible e impenetrable, si alguna vez les he platicado de la “pared de sonido” de Phil Spector, la “pared de sonido” de los Nadja es la muralla de China a la quinta potencia.
Jornada del Muerto, nombre de una canción que haría infinitamente orgullosos a los españoles Orthodox, es tan masiva y psicodélica como pocas piezas, y es que no subestimen a los Nadja como una banda de doom, de drone o de noise, porque aquí hay también altas dosis de minimalismo y psicodelia de primer nivel, así que déjense llevar por el vacío adéntrense en el torbellino de almas y disfruten del viaje que se manifiesta casi al final de esta épica pieza.
Perichoresis arranca con ruido abrasivo, que pondría una sonrisa en cara del mismo Merzbow, mostrando la cara electrónica de esta banda, haciéndola más y más difícil de clasificar, y después esas guitarras de Baker, metiendo poesía en esta densa oscuridad, ecos tristes y melancólicos, turbulencia macabra y percusión minimalista, una pieza hipnótica, un viaje al centro de la mente y sus enredadazas conexiones neuronales, Spahn es titánica, poderosa, como un mamut inmenso marcando el paso, lo que es muy importante resaltar en el trabajo de los Nadja es la interesantísima combinación de músculo extremo, ágil inteligencia y demencial alucine, algo en verdad, inédito en muchas bandas actuales, un grupo que es capaz de traernos lo mejor de bandas como Black Sabbath, My Bloody Valentine, los Swans, los Cocteau Twins y los Beatles (Tomorrow Never Knows) en un solo coctel incendiario.
Clinging To The Edge Of The Sky es un final en dónde la belleza y el peligro conviven de una manera notable, Buckareff nos “acaricia” con su bajo puro y limpio, resonante, solitario y melancólico que nos lleva a través de una melodía plácida que pareciera durar por siempre, y que aunque reconozcamos en este blog siempre el genio de Justin Broadrick, también debemos de reconocer que Jesu, muy probablemente siempre quiso crear un universo similar al de Nadja, pero se quedó muy, muy corto y que Nadja sigue en pie, vigente y un paso adelante en esta extraña y vibrante confección de ruido, densidad y sutileza.
Fijate que no les había escuchado y me baje este disco, definitivamente mucho mejores que my bloddy valentine
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