Horseback-Half Blood
Una cosa si les puedo decir, si algún día el señor Neil Young se queda sin sus caballos locos (cosa difícil, si, sobre todo que están apunto de sacar un señor discazo próximamente), pueden estar tranquilo que los espalda de caballos están bien dispuestos y listos para tomar la tarea, y es que estos cuates originarios del vecino país del norte, de sobra han demostrado esa capacidad de unir el pasado con el presente, la crudeza y malevolencia del black metal, con la psicodelia y minimalismo del rock de raíces, muy cercano al rollo que Young ha trabajado en muchas ocasiones con los Crazy Horse.
Mithras abre este Half Blood, nuevo trabajo de los Horseback, pieza con suficientes alegatos psicodélicos y de raíces folklóricas estadohundidenses, para maravillarnos y hacernos ese cuestionamiento, aquí sólo nos falta Young con su guitarra y su voz chillona para traernos algo verdaderamente escabroso y único, si recuerdan el soundtrack que Young hizo para la película de Jarmusch, Dead Man, en verdad, no se encuentran muy lejos del lugar en el que nos ponen los Horseback, con esas cuerdas alucinantes, esos ritmos cuasi tribales, y esos espacios largos y abiertos que sin duda darían cabida a las guitarras afiladas y toneladas de feedback de Young.
Ahriman con sus guitarras lánguidas y esos ritmos como de ceremonia nativa norteamericana dejarán a más de uno con la garganta seca, imaginándose el seco y polvoriento oeste bajo el inclemente sol, al lado del cráneo seco de un buey, mientras una de esas plantas rodadoras pasa a un lado nuestro, seguidores de ese redescubrimiento de la llamada “Americana” (termino por demás estúpido, ya que America inicia en Alaska y termina en la Patagonia , para el que no lo sepa) o búsqueda de las raíces nativas, en que bandas como Earth o Barn Owl, u otras como Slint alguna vez nos hizo disfrutar, ahora los Horseback se apoderan de ello, le dan un ligero twist a la Mayhem y nos traen un producto genuinamente estadohundidense, que alguien como Neil Young sin duda, no desaprovecharía.
Ihnheritance (The Changeling), de inicios enigmáticos busca ponernos en trance, nos presenta espejismos que danzan frente a nosotros, se apoya fuertemente en el mundo de drone, emite ondas sonoras poderosas que van incrementando, hinchándose y llenado por completo el espacio que nos rodea, después la banda desciende en los infiernos del noise y de la percusión nativa de los pueblos indios, en un tema que es tan folclórico como aterrador, que definitivamente nos pone contra la pared, en una situación muy difícil si tratáramos de explicárnoslo, pero que nos deja en la muy agraciada posición de sólo relajarnos (a pesar de la tremenda tensión que proyectan) y disfrutar el viaje.
Arjuna es inmediata, su bajo nos golpea y sus guitarras resuenan juguetonamente, mientra esa voz como de bestia inferior del infierno se hace presente, si hay algo criticable dentro de este difícil, pero exitosos experimento por parte de los Horseback, es quizás los largos pasajes repetitivos, pero a la vez son entendibles como uno de los efectos principales y una vez que avanzan al siguiente cambio de ritmo, se convierte en gozo por llevarnos definitivamente al siguiente nivel, líneas que deambulan en círculos, que hipnotizan y nos dejan completamente indefensos ante una banda que sin duda nos quiere llevar a la perdición, mientras el disco nos coloca en su parte final, con una suite magnífica y monumental, de nombre Hallucigenia (parte I, parte II y parte III), en dónde la banda se mete de lleno en el rollo arty, con una vibrante y terrorífica primera parte llamada Hermetic Girls, construida principalmente con la finalidad de construir una atmósfera entre película de terror, minimalismo e historias de la gran depresión, o Spiritual Junk, más inquietante y abrumadora aún, similar a esos discos de drone que ahora se acostumbra grabar en viejas iglesias, Varg Vikerness las quemaba y gente como Tim Hecker, Mount Eriee, Lasse Marhaugh, Sunn O)) y estos Horseback las usan para grabar, curiosamente, y este portentoso aunque difícil disco cierra con la tercera parte de la suite, The Emerald Tablet, con sus guitarras alucinantes, de zumbidos omnipresentes y ritmos que arrancan en la parte trasera de la mezcla y poco a poco se van imponiendo, una pieza que requiere paciencia, pero disfrutable como cualquier otra parte de este notable disco.
vaya ideitas geniales que te cargas
ReplyDeleteJC