Alexander Tucker-Third Mouth

Quien ose minimizar el trabajo del músico inglés Alexander Tucker, clasificándolo como mero folk está muy equivocado y en muy serios problemas con un servidor, en los últimos años he aprendido ha a preciar la obra de este hombre, y la verdad no puedo menos que calificar de excelente su música, ya sabrán, yo como buen hiper fan del Another Green World de Brian Eno, encontrarme con un disco como Third Mouth, es ni más ni menos una enorme fortuna, desde el comienzo con sus resonantes sintetizadores, guitarras gaélicas/celtas, A Dried Horse es una pieza de singular belleza, agreguen ese violonchelo rompiendo con el azul del cielo y trayendo nubes grises desde lo lejos es suficiente para brindar una grata caricia al alma, no les miento, que hermosa manera de iniciar un disco.

Ahora bien si consideramos el folk, como tan sólo UNO de los elementos de la música de Tucker, este sin duda se manifiesta mejor en The Glass Axe, con su guitarra arrebatadora, pero quisiera aclarar el punto, aunque nada tengo contra el folk hecho en los Estados Hundidos de Amnésica, es el folk inglés el que por lo general me resulta arrebatador, Pentangle, Comus (hasta cierto punto) y Fairport Convention, y es precisamente del cual se nutre hasta cierto punto la música de Tucker, lo cual nos hace que el corazón brinque de gusto al escuchar y percibir la sensibilidad que Tucker imprime en piezas como esta dónde su voz y su guitarra se funden en un lamento común.

En Mullioned View, Tucker se vale de su violonchelo y de ciertos efectos para crear un efecto psicodélico, la pieza musical se llena de helio y la voz de Tucker pareciera elevarse hasta el cielo, por si esto fuera poco, Tucker le brinda a la pieza una complejidad inusual (al más puro estilo de los Pentangle) que de la misma manera hace emparentar la pieza con lo mejor de la música prog.

En Window Sill, Tucker alcanza justamente el tono vocal que Brian Eno esbozó en el clásico Another Green World, y aunque en la música de Tucker, encontraremos pequeñas partes de ambient, o casi nada, mucho menos electrónica, salvo algunos toques de sintetizador ( la definitivamente Enosificada Rh, con que se cierra este disco), es arrebatador escuchar como la voz y la música de esta pieza principalmente de inmediato empata la majestuosidad minimalista de aquel celebre y monumental disco, así de fácil Tucker construye un monstruo que nos devora y nos sacude por dentro, y así de rápido lo acaba, demostrando sobradamente su control, reafirmando un poco tal vez de manera intencional su cercanía a las teorías ambientales de Eno, permitiéndonos escuchar al final la caída de agua.

Andromeon comienza con cuerdas épicas que al principio engañan con una inocencia como el Go Your Own Way de los Fleetwood Mac, pero después redoblan su grandeza épica y nos pone al pie de una enrome montaña verde de sonido, aquella majestuosidad que los Zeppelin sabían desplegar en momentos, al olvidarse de la distorsión y la brutalidad de John Bonham, se manifiesta aquí de la mano de las enseñanzas de Roy Harper, guitarrista legendario, ante el cual recordarán, los mismos Zeppelin se quitaban el sombrero reverencialmente.

Amon Hen cambia un poco la dirección del disco, aquí la música se vuelve un tanto más oscura, más enigmática y también, hasta cierto punto amenazadora y esquiva, Tucker introduce efectos sonoros e instrumentos de viento en una especie de interludio siniestro, que da pie a Third Mouth, algo de lo más proggy del disco, sin caer obviamente en el prog rock, una especie de psicodelia compleja como de ensueño que termina causando un efecto extraño en nuestras mentes, la voz de Tucker, hipnótica al máximo.

Un disco triunfal, que no resulta un rompimiento o un descubrimiento monumental, ya que sigue algunas tradiciones musicales de muchos años atrás, pero que es muy gratamente presentado de una manera inusual, Tucker nos trae música de otra época, nos sacude con algo difícil del clasificar, pero que nos resulta fácil de reconocer, una especie de mitología musical que inesperadamente nos agrega elementos luminosos, para algunos de nuestros días lluviosos.