Saint Vitus- Lillie: F-65

Llamar tu disco más reciente como una droga depresiva es suficiente razón de peso para que le llamen a tu música stoner rock? Estúpidos títulos aparte, los Saint Vitus siguen fieles a su legado como herederos de ese rock denso, tenebroso y monolítico que les dejaran bandas como Black Sabbath, Blue Cheer y los Pentagram, y sin duda alguna Let Them Fall, tema abridor de este Lillie: F-65 esta destinado a sumarse a lo más clásico de su repertorio, 17 años después de que editaran nuevo material (el Die Healing de 1995), Saint Vitus demuestra que esa flama apocalíptica que llevan a cuestas y de la cual se sienten tan orgullosos sigue irradiando malevolencia, todos los elementos que les hicieran reconocidos siguen vivos y en buen estado, esos riffs lentos y dolorosos, las vocales angelico-infernales del buen Scott Weinrich, esas atmósferas densas que sólo ellos saben crear y esos solos extraños, con clase y pertenecientes a otra dimensión, a paso lento, esta pieza reclama el territorio del doom metal propiedad total de los Saint Vitus, una de las bandas que parecieran haber sido rescatadas de los 60s-70s y transplantadas en plenos 80s-90s, favoritos de los Black Flag (admiración que resultaría mutua), quienes viéndolos aprendieron a tocar lento (al igual que los Flipper y los Melvins), The Bleeding Ground trae más veneno en esos riffs embriagadores como el más corriente de los vinos, un avance lento y a la vez letal, una cadencia apocalíptica y un Wino que se deshace la voz, cual profeta apocalíptico con una misión, la banda arranca y se detiene intermitentemente antes de liberar toda esa perdición sonora, y después regresa y repite la dosis una y otra vez.

Vertigo es una pieza única, que por momentos pareciera recordarnos Unforgiven de Metallica, pero que obviamente es algo completamente distinto en las filas de SV, con un ritmo tribal y reflexivo a la vez, y esas guitarras aportando oscuras atmósferas y fuego a las acciones, en una pieza de belleza trascendental, que sin duda alguna gente como el gran Ian Astbury mataría por cantar, pero que en este caso se queda meramente como una pieza instrumental, y después de vuelta a esa tortura sónica, esos riffs que parecieran gritar a mitad de la noche como espíritus clamando venganza y después esos riffs duros, un bajo soberbio y una batería que hace temblar el piso, pareciera increíble que en los años desde que estos Saint Vitus iniciaron, difícilmente alguien les haya podido arrebatar el cetro como maestros absolutos del doom metal, y a la vez “padres” de las escenas stoner y sludge (y hasta grunge, porque no?).

Riffs que parecieran arrancados en un proceso doloroso directamente de debajo de la piel, abren The Waste Of Time, y precisamente los Saint Vitus saben aprovechar bien su tiempo, soltando esta bomba densa y deprimente de apenas 35 minutos de duración, pero que parecieran una eternidad entre las sombras, un disco que recupera y en mucho esa malevolencia que sólo Sabbath sabía liberar, esa contundencia de los Blue Cheer, y ese aire viciado e hiriente de los Pentagram de Bobby Liebling, y esos solos de guitarra que son parte hard rock/heavy metal tradicional y parte la noise guitar de Jimi Hendrix, Dependence es desoladora, y a la vez devastadora, con esos riffs capaces de erosionar superficies, y esas líneas de bajo, como columnas derrumbándose ante nosotros, un trabajo maestro de música depresiva y vocalización opresiva, Dave Chandler brillando como siempre en la guitarra, una guitarra que nunca ha dejado de sonarme extraordinaria y enigmática, un hombre parte Tony Iommi y parte Gregg Ginn, una combinación tóxica, letal y fascinante, basta escuchar lo que sucede en la última parte de este tema, dónde a guitarra de Chandler se transforma en la droga más deprimente y downer que puedan imaginarse, si su corazón no registra un cambio inusual de ritmo, créanme que no son humanos señores, y ese monstruoso y alucinante final que Chandler nos da “torturando” su guitarra al más puro estilo Hendrix (Withdrawal) es una joya de sonidos extremos, que cierra el disco y nos deja un muy buen sabor de boca, o sensación auditiva, más correctamente dicho.


Comments

  1. Anonymous5/09/2012

    es todo compi, pura música DURA como dices tu

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