Mats Gustafsson, Paal Nilssen Love, Mesele Asmamaw-Baro 101
La cita es en el hotel Baro, habitación 101, en Addis Abeba, en Etiopía, Etiopía, es posiblemente una de las naciones más antiguas de este mundo, y uno de los únicos, tal vez el único (mis recuerdos de historia mundial no me dan lo suficiente para afirmarlo), que no estuvo bajo el poder imperialista de Europa, en fin, bueno la cita fue, no es, entre Mats Gustafsson, monstruo sagrado de la escena de libre improvisación europea, Paal Nilssen Love, otro grande la escena europea y tal vez, junto a Chris Corsano, uno de los mejores bateristas actuales, pero que hace tan especial esta grabación hecha en el hotel Baro, habitación 101?
Bueno, Mats y Paal, junto a los punks holandeses de The Ex han hecho cientos de viajes a Etiopía, admiradores de la música nativa de ese país, y furiosos experimentadores de la libre improvisación, Mats, Paal y de Ex se dieron cita en Etiopía para una nueva gira, y estos dos primeros se reunieron en esa habitación con un singular talento local, Mesele Asmamaw, singular y talentoso ejecutante de un instrumento regional llamado kral, y más de uno de ustedes, seguramente se preguntará, que demonios es un kral?, y les diría que sería difícil describirlo con mucha certeza, pero es un instrumento parecido a una mandolina, de 5 cuerdas, nada espectacular, nada espectacular, claro, si se toca de una manera tradicional, sólo que aquí Asmamaw somete su instrumento a una serie de pedales de distorsión que hacen de su instrumento una arma bastante peligrosa.
Mesele inicia las hostilidades castigando las cuerdas de su instrumento, al tiempo que Gustafsson entabla un diálogos musical con el, y Nilssen Love comienza a castigar su batería, poco a poco Gustafsson comienza elevar el ruido y la estática, Mesele usa su instrumento como una guitarra a través de un pedal wah, consiguiendo un alucinante efecto, como telepáticamente Nilssen Love es llamado y se une al singular ataque, el cual es frenado por un Gustafsson espiritual que comienza elevar el llamado de su instrumento a las alturas, Mesele suena adicto al detalle, crea pequeñas miniaturas sónicas en su instrumento, al tiempo que Nilssen Love llena el espacio en su totalidad con sus peripecias tras las percusiones, finalmente Mesele y Mats se encajan en un ritmo, comienzan a intercambiar configuraciones musicales, y Nilssen los interrumpe para darles un respiro, el ataque de Gustafsson se vuelve más intenso y entre cortado, en ocasiones amarrándose en un ritmo con Nilssen Love, al tiempo que Masele introduce algo similar a esos ritmos funk, pero esta vez con mayor dureza y abrasión, los tres participantes se reconfiguran, Gustafsson hacer rechinar su instrumento y nuevamente Paal se hacer cargo por un momento de mantener el ritmo, de hacer vibrar el lugar y permitir a Gustafsson retomar la agresión que esta vez se manifiesta a través de poderosos drones, mientras que en la parte de fondo Masele hace vibrar sonoramente las cuerdas de su instrumento para dar un alucinante respaldo al trabajo de los dos europeos, la segunda mitad de este disco pareciera iniciar con una evocación a ese clásico disco que tanto ame, a cargo de Sonny Sharrock, Black Woman, con un Masele que nada pide a los guitarristas más aventurados dentro del free jazz y la libre improvisación, esta vez la pieza arranca de manera más dispersa, los músicos buscan su espacio y de inicio no cruzan sus caminos, hasta que Gustafsson toma la iniciativa y el tornado humano conocido como Paal Nilssen Love se le suma, creando una fuerte tensión, a la que se suma, con cierto recato el instrumento de Asmamaw, un trío que suena glorioso y bien compenetrado, nada de extrañarse, ya que Gustafsson y Nilssen Love son viejos conocidos, y al parecer han logrado que Masele conecte de manera maravillosa con ellos, consiguiendo momentos alucinantes sin duda, y a la vez espacios llenos de abrasión, un disco grabado en el momento, en una habitación de un legendario hotel africano, sabemos que los rock stars, suelen destrozar los cuartos de hotel donde se hospedan, muy probablemente ni Mats, ni Paal, ni mucho menos Masele, sean algo cercano a un rock star, muy probablemente su ideología choque contra esto, pero una cosa si les puedo asegurar, este trío es un grupo de expertos en demolición se conjugan de tal manera que crean una barrera compleja de sonidos, que inexplicablemente avanza de una manera continua, uniforme, en este Baro 101, que en definitiva, es el mejor disco de libre improvisación de lo que va del año.
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