Shackleton-Music For The Quiet Hour
Jorge Reyes, uno de los grandes maestros del ambient mexicano, cuyas presentaciones se acercaban admirablemente a una representación de rituales prehispánicos, usando percusiones étnicas, murió hace poco tiempo relativamente, Reyes gozó de poco éxito aquí en México, su principal reconocimiento lo obtuvo en países como Alemania, curiosamente, actualmente el hogar de Shackelton, quien en este Music For The Quiet Hour nos trae su maravillosa combinación de frío techno, percusiones de tercer mundo y electrónica ambient, ya de entrada Part One podría darle batalla a cualquiera de los espectrales temas de los Demdike Stare, o servir de acompañamiento a esos rituales prehispánicos hechos música de Jorge Reyes, el espacio gélido, los bajos profundos y las percusiones siempre sorprendentes se hacen presente y se materializan en todo momento, texturas cercanas al drone y remates titánicos nos atacan en todo momento, sin duda buena música para aderezar un muy oscuro ritual.
Shackleton continua creando su propio mundo repleto de intrincadas percusiones tribales (tribal del verdadero, no la basura que nos quieren vender actualmente), con sus raíces bien firmes en la más negra África y su deseo de colisionarlo con el frío techno alemán, (se acuerdan de ese disco increíble de William Bennett mezclando a Whitehouse con percusiones africanas? Algo bastante cercano a la esencia de Shackleton) un mundo que se nutre en partes iguales de los célebres My Life In The Bush Of Ghost, de aquel fenomenal tandem formado por Brian Eno y David Byrne a principios de los 80s, dónde todo valía, con el afán de integrar los ritmos étnicos con las nuevas, en aquel entonces, tecnologías, o el extraordinario disco Future Days de los Can, dónde la música, con mucha influencia del genero ambient, tomaba lugar central desplazando las titánicas vocales de Damo Suzuki, ambos discos buscaban fusionar dos mundos en teoría dispares, en teoría como aceite y agua, pero muy, muy en el fondo, similares, al ambient y la música étnica, Shackleton es un “músico” o diseñador de sonidos inglés, que igual su obra pudiera acercarse por momentos al techno dub, si ese de los geniales Basic Channel, si, así de original es la visión de este cuate.
Part Two contiene algunos samples vocales que añaden una nueva dimensión a la música y aunque la música de Shackleton es mayoritariamente instrumental, ya en otras ocasiones nos ha remitido esta misma formula de vocales fantasmales y percusiones cristalinas, los bajos siempre presentes para hacer retumbar nuestros adentros, llevando las técnicas de la poli rítmica a verdadero extremos poco visitados, a medida que esta segunda pieza va avanzando nos enfrentamos a muchas ideas mezcladas en una sola, una multi dimensionalidad inédita que nos deja con la boca abierta, un sonido del cual sin duda un Holger Czukay, bajista y principal manipulado de los sonidos de los legendarios Can se hubiera sentido muy orgulloso.
Para Part Three el xilófono y otras percusiones toman el asiento de conductor, al tiempo que Shackleton nos golpea con duros tratamientos de electrónica, samples vocales añade una sensación psicodélica a la pieza, situándonos en un mercado oriental, rodeados de voces en idiomas que no entendemos, Part Four es un tema más techno, con percusiones profundas y samples distorsionados de voz, por mucho uno de los temas más dinámicos del disco, con voces profundas en el fondo y un ágil movimiento de percusiones, para después transformarse en una abstracta demostración de electrónica y esos mensajes, como manifestaciones del más allá.
Part Five cierra este enigmático disco, nuevamente con voces como del más allá que se manifiestan de manera incierta, se repite, mutan y se mezclan entre si, me queda bien claro que este es uno de los trabajos más personales y relevantes de Shackleton, poco accesible y proponiendo nuevas ideas y sonidos a su ya conocido techno tribal, por llamarlo de alguna manera, un experimento del cual Shackleton sale bien librado, que si bien se queda un poco corto ante sus mejores trabajos, nos trae algo nuevo en la mezcla y nos deleita en esta última pieza con unos bajos robustos, un soberbio manejo del sonido, de la estática y del ruido, el drone y los samples, para dejarnos con ganas de escuchar más de este ritual tan étnico como electrónico, un puente entre el pasado y futuro, un disco único, con una nueva carga de sonidos que nos trae el buen Shackleton.
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