Valley Of Fear-ST

Hace no más de una semana hablábamos del GRAN, si, GRAN Justin Broadrick y su nuevo proyecto JK Flesh, como bien sabemos Broadrick es un hombre inquieto, siempre pegado a su rollo musical y buscando salidas para su explosiva creatividad, pues bien, aquí tenemos una conjunción de esfuerzos que ni yo en mis más locos sueños pude preveer, y es que Broadrick, en este nuevo proyecto que lleva por nombre Valley Of Fear, se hace acompañar de ni más ni menos que de otro de mis héroes musicales, con quien curiosamente pareciera compartir muchos intereses y que inexplicablemente muchos no lo pudimos ver venir hasta el día de hoy: Matthew Bower.

Si, ese Bower que destripa y esparce las entrañas de su guitarra en cada grabación y presentación en vivo, si, ese que únicamente escucha death metal, black metal y Wagner, si ese que fue parte de los que introdujeron la guitarra distorsionada a la música industrial inglesa (siendo parte de los Ramleh), si ese que a través de los Skullflower (una banda que admiro profundamente) nos ha recetado decenas y decenas de discos, ese que no se cansa de editar música (como Broadrick) y cuyo retorno el año pasado a la música, me llenó de una emoción tan singular que volví a escribir sobre música con la misma pasión que antes, si señores, ese Bower que de sus presentaciones ha hecho verdaderas mismas negras, se une ahora con Broadrick y nos traen este nuevo monstruo, más denso y más oscuro que cualquier cosa que estos dos chicos hayan hecho antes por separado.

Desde un inicio sabemos que este asunto, es algo distinto para ambos participantes, con un Broadrick haciéndose cargo de la programación de ritmos, algo hasta cierto punto inusual en la música de Bower, quien suele usar algo de baterías y percusiones en su oscura música, pero sin basarse en esos ritmos para sus composiciones, aquí no, aquí el toque industrial de Broadrick esta bien presente, guitarras, guitarras, son acaso estas guitarras o son una de esas multitudinarias presentaciones musical es de Glenn Branca en dónde en lugar de usar a 50 guitarristas al unísono se le han dado 50 sierras eléctricas a 50 individuos para crear un coro de ruido intenso y destripador, la electricidad surge a diestra y siniestra desde la pieza inicial, Serpent´s Trail, dónde el amor de Bower por Wagner se manifiesta en lo alto de la pared de impresionante y desolador sonido, Bower por encima de las guitarras libera melodías apocalípticas al infinito, mientras en el fondo Broadrick arremete con poderosos rasgueos que dan fuerza y contundencia a la composición, ambos estilos se conjuntan a la perfección y cada participante toma su espacio, y sorprendentemente brillan tanto en lo individual, como en el conjunto.

El amor de Broadrick hacia los ritmos adictivos del hip hop se manifiesta en Ourobus, dónde la programación de ritmos simula un torbellino envolvente en dónde las guitarras, bien armadas y conjuntas de Bower y Broadrick se encargan de construir un monstruo demoledor que se yergue hasta el cielo, por un lado Bower, con un guitarra más ligera y etérea, nuevamente se alza sobre el momento, ocupando la parte superior de esta multi dimensional mezcla, en ocasiones maximizando su sonido y acercándose osadamente a abstracciones eléctricas, mientras que Broadrick proporciona riffs contundentes, con influencia metálica, capaces de dar una base muy potente a esta corta, pero disfrutable composición, la cual termina con un caos controlado que ambas partes liberan, línea de guitarra que nos azotan y nos bañan en su eléctrico manto.

Naga es la pieza más rítmica del disco, pero venga, no hablamos de que el grupo se ha vuelto hacia las pistas de baile, no, la banda sabe aplicar movimiento y ritmo a sus composiciones, en ocasiones acercándose fuertemente al pasado industrial de ambos participantes, guitarras como sierras eléctricas, desdibujadas, herederas de la tradición del black metal y el post punk, por años hemos estado hablando de la afición de Bower por el black metal, por transformar el black metal en algo trascendental, en algo vanguardista y espiritual a la vez, sin caer en excesos sofisticados como unos Liturgy, claro, pero convertir el black metal en un vehiculo viable de innovación y proposiciones frescas y aquí es dónde quizá muchos de los cuales participes del movimiento, como el buen Varg Vikernes tal vez debieran levantar las antenas y poner atención, ya que curiosamente inspirados en bandas como Burzum, Mayhem o Emperor, es como estos Valley Of Fear construyen piezas como The Exit Door Leads In, que suenan a lo mejor del black metal, o a lo que debería ser el black metal, sin serlo del todo, black metal de otra dimensión, falso black metal, como quieran llamarle, pero que propone y se mueve para adelante, en lugar de vacilar un poco y mostrarse inseguro, como el más reciente disco de Burzum, aquí, aquí esta la clave para la evolución del genero, el eslabón que muchos hemos estado buscando, y que bandas como Mount Eerie, los Skullflower, los Circle of Ouroborus y los Pansonic han estado buscando para llevar esta música extrema a la vanguardia de la música, Bower y Broadrick han encontrado la clave, ellos tienen el secreto y en este Valley of Fear nos lo comparten.

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