David Bowie, ChangesNowBowie, 2020, Reseña
David Bowie, ChangesNowBowie, 2020, Reseña
Por: Erreh Svaia
CRANEOSCOPIO
Fallecido hace más de 4 años de forma sorpresiva, David
Bowie es probablemente mi artista favorito del mundo sonoro de todos los
tiempos, claro, Bowie no sería mucho sin la enorme influencia de un grande como
Lou Reed, pero Bowie fue sin duda un personaje sin paralelos que llevó no sólo
la influencia de Reed a sitios inesperados, convirtiéndose en un catalizador de
primer nivel que incluiría dentro de sus influencias a personajes como Iggy
Pop, Jacques Brel, Syd Barrett, Peter Hammill, Bryan Ferry y Scott Walker,
entre otros, alcanzamos a escribir aquí
sobre sus últimos discos, sobre todo del genial Blackstar con influencias de
free jazz en realidad sorprendentes que mostraban a un Bowie totalmente alejado
del rock convencional, reinventándose una vez más, editado apenas dos días antes
de su muerte, luego de cumplir 69 años, ahora, Bowie está de regreso de la
tumba con un disco recopilatorio titulado ChangesNowBowie que reúne 9 temas,
algunos conocidos, en versiones inéditas, principalmente ejecutadas en el
formato acústico, y producidas por Bowie y su mano derecha de los años
recientes, el guitarrista Reeves Gabrels, el disco abre con el que posiblemente
sea uno de los temas más conocidos de Bowie, el genial The Man Who Sold the
World, que adquiriría renovada fama luego de la versión acústica que de éste
efectuara la banda Nirvana del fallecido Kurt Cobain, retomada aquí por Bowie
en su cumpleaños número 50, y acompañado de músicos como el ya mencionado
Gabrels, el tecladista Mark Plati y la bajista y vocalista Gail Ann Dorsey,
veterana del grupo musical que acompañaba a Bowie, quienes llevan el tema de
una forma sublime, apoyados fuertemente por el trabajo de guitarra de Gabrels,
los emotivos teclados de Plati y el acompañamiento vocal de Dorsey.
El trabajo de Reeves y Dorsey nuevamente sirven de formidable
base para Bowie, quien da aquí una versión alejada del jazz lounge de la enigmática
versión original, reinventándola para el formato acústico y volviéndola más reflexiva
y accesible a la vez, con el trabajo de Plati como única conexión posible con
la versión original, que podríamos señalar como un acercamiento de Bowie al
jazz, señal de lo que repetiría en el tremendo Blackstar, para después encender
los motores y elevar la temperatura con un sólido y sobresaliente cover del
White Light/White Heat de los tremendos Velvet Underground del tremendo Lou
Reed, aquí, Bowie retoma uno de los temas más brutales de la legendaria banda
neoyorkina y lo dota de su debida y merecida dosis de electricidad, con un
profundo trabajo de bajo a cargo de Dorsey y el incendiario trabajo de la
guitarra eléctrica de Gabrels, quien ha trabajado en años recientes con los The
Cure, que no deben tardar mucho, por cierto, en editar disco nuevo.
Shopping for Girls podrá no ser uno de los temas más
conocidos de Bowie, extraído de uno de esos discos ignorados por las masas que
Bowie grabara con su banda de rock duro Tin Machine, en el que Gabrels empezó a
acompañarle como mano derecha, y que nunca pudo despegar en la forma en la que
realmente merecía, el disco continua con Lady Stardust, tema clásico de Bowie,
extraído de su período como Ziggy Stardust, en la época de apogeo del Glam
Rock, cuando Bowie por primera vez se situaba en la cima del mundo, aquí,
podemos mencionar que el tema a pesar de su formato acústico, no se aparta en
mucho de su versión original y su esencia se conserva a la perfección, a pesar
de que las vocales de Bowie si inclinan más por tonos graves a la usanza de un Bryan
Ferry o un Scott Walker, pasando a The Superman, extraído del mismo disco The
Man Who Sold The World, que adquiere un tono casi country aquí, y después a la
formidable Repetition, salida de la época experimental Berlinesa de Bowie.
Dos temas cierran éste disco y apuntan a la etapa inicial de
la carrera de Bowie, el homenaje a Andy Warhol, el gran artista neoyorkino,
estandarte del arte pop, y protector durante los primeros años de los Velvet
Underground y Quicksand, que termina éste disco de una manera sublime, emotiva
y con cierto grado de introspección, recordándome esos temas casi en plan
intimo al extremo de Lou Reed, aquí, Bowie aplica la misma fórmula que Lou Reed,
se abre por completo, usando una instrumentación mínima y así consigue otorgar calidez
al punto de cierre de éste excelente conjunto de temas, nada relevante, ni
extremadamente innovador, pero un grato recuerdo de un músico que nos cambió la
vida a muchos, y que lo sigue haciendo.
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