Nación en Riesgo
Nación en Riesgo
Por: Macario Schettino
Tomado de: El Financiero
Es imposible no ser alarmista. Realmente México enfrenta uno
de los peores momentos en toda la historia nacional. Aunque hay un golpe global
debido a la pandemia, agravado por gobiernos populistas, es el deterioro
doméstico lo que importa.
Como ilustró el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, en
su colaboración de ayer en El Universal, el derrumbe económico precede a la
pandemia. Trimestre a trimestre producimos menos, debido esencialmente a la
destrucción de confianza. Por esa razón, y por perseguir proyectos absurdos,
las finanzas públicas estaban en la ruina al cierre de 2019, y el Presupuesto
para 2020 era ilusorio. No hay, ni nunca hubo, cientos de miles de millones de
pesos de ahorros, ni hubo lucha contra la corrupción. Se trata de un conjunto
de mentiras impulsadas por el enfermo que ocupa la silla presidencial.
López Obrador ganó la presidencia arropado por muchos
líderes de opinión que convencieron a los votantes de que los problemas de
México (corrupción e inseguridad) eran responsabilidad de los gobiernos
recientes. Esos líderes: productores de televisión, conductores, moneros,
columnistas, académicos y empresarios ansiosos, actores 'buena onda', nunca
quisieron aceptar la evidencia contundente de que respaldaban a un enfermo de
poder. Muchos de ellos, todavía hoy, se empecinan en defender lo indefendible.
En el momento en que se requería un mensaje a todos los
mexicanos para enfrentar la pandemia, López Obrador, incumpliendo las
recomendaciones de su gabinete, viajaba en vuelos comerciales, visitaba y
saludaba en distintas ciudades del noroeste del país. Se rehusó a respetar las
medidas de seguridad de las aerolíneas, protagonizó un spot en contra de la
inversión privada en energía renovable y, en el colmo de la irresponsabilidad,
fue a “revisar la construcción” de un camino rural entre Badiraguato y
Guadalupe y Calvo, la cuna del narcotráfico en México.
En ese lugar, rodeado de camionetas de traficantes, departió
con ellos e incluso fue a dar la mano a la madre del Chapo. Defendió ese gesto
ayer lunes diciendo que se trata de una persona mayor, y por educación lo hizo
y atendió su solicitud. Lo dice el mismo que rechazó recibir a los hermanos
LeBarón o a Javier Sicilia.
En los 19 meses que llevamos desde la instalación de la
actual Legislatura, controlada absolutamente por la coalición del Presidente,
ha habido una guerra sin cuartel en contra de los empresarios, el
debilitamiento constante de las instituciones, la defensa permanente de los
criminales, y el rechazo absoluto al cumplimiento de la ley. Son acciones que
buscan destruir la nación. No hay otra forma de verlo.
Es imposible tener un país exitoso sin Estado de derecho,
sin instituciones sólidas y sin una economía de mercado. Si usted se dedica a
destruir las tres cosas, a cambio de promover criminales y dependencia social
de dádivas, está destruyendo al país. Eso hace López Obrador, en eso lo
acompañan sus funcionarios y legisladores, y eso defienden los líderes de
opinión que mencionaba. Todos hablarán de la corrupción que había, de la
desigualdad, del 'pueblo', pero sus frases no tienen sentido. Basta pensar un
poco para confirmarlo: con todos los defectos de gobiernos anteriores (que los
hubo en abundancia), nunca habíamos enfrentado una situación como la actual,
que nos pone en un riesgo que hace 150 años no veíamos.
La descalificación de las Fuerzas Armadas, acompañada de
jugosos negocios para sus mandos; el respaldo a criminales, acompañado del
desprecio a la ley; el enfrentamiento con los empresarios, acompañado de
repartición de dádivas a quienes menos reflexionan; la promoción de proyectos y
negocios para amigos, a cambio de escasez y miseria, especialmente en el área
de salud, no pueden llevarnos sino al conflicto, al derrumbe, a la disolución.
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