The Velvet Underground, The Velvet Underground & Nico, 1967, Una Reseña
The Velvet
Underground, The Velvet Underground & Nico, 1967, Una Reseña
Por: Erreh
Svaia
CRANEOSCOPIO
Llegado al mundo en marzo de 1967, hace ya más de 50 años,
53 para ser exactos, The Velvet Underground & Nico, continúa siendo el
disco más icónico de la música subterránea y de vanguardia, “un golpe de estado”
a la música pop, con repercusiones que siguen sintiéndose a pesar de las ya más
de 5 décadas, junto al Pet Sounds de los Beach Boys y el Never Mind The
Bollocks de los Sex Pistols, uno de mis discos favoritos, imprescindibles, y
que sigo considerando, a pesar de la poca difusión que tuvo en su época, uno de
los mejores discos de la historia del rock, junto al Sgt´s Pepper y al ya
mencionado Pet Sounds, imposible escapar a la influencia de uno o de otro modo,
de la banda de Lou Reed y de John Cale, omnipresente en las posteriores
décadas, con su enorme influencia sobre personajes como David Bowie (probablemente
el primer fan de “alto calibre” de la banda), Iggy Pop, los MC5, los Blue
Cheer, los Rolling Stones (quienes basarían su Stray Cat Blues en Heroin), los
Who, los Yardbirds, los Modern Lovers, los Talking Heads, los Roxy Music, Brian
Eno, los Television,los Pere Ubu y una interminable lista que nos llevaría muchos
más renglones para completar.
En éste primer disco, ya es posible notar de forma clarísima
la enorme ambición musical por parte de la banda, empezando por el fino por,
casi de cámara, del Sunday Morning, con sus delicados arreglos etéreos,
contrastando brutalmente con una letra en referencia a la paranoia, uno de los
temas favoritos del productor Andy Warhol, encumbrado artista “pop” que
fungiría como benefactor de la banda en sus primeros años, sobresalen los
arreglos del multi instrumentalista John Cale, principal contra de la banda, a
las guitarras, composiciones y voz de Lou Reed, convirtiéndose junto a la
vocalista europea, Nico, en una de las principales columnas de ataques de los Velvet
en éste disco, que irrumpen poderosamente con una pieza de artillería pura en
la forma de I´m Waiting for the Man, pieza clásica de la banda, con un ataque
brutal y una desgarradora historia sobre una paseo por el Harlem para buscar
drogas, al tiempo que Lou añade curiosos toques de ambigüedad al cambiar el “the
Man”, por “my Man”, esto además del piano de John Cale, al salvaje estilo Jerry
Lewis, que sería retomado por los Stooges, además de las rabiosas guitarras,
para el clásico proto punk I Wanna Be Your Dog, unos años más tarde.
Para el tercer tema, Femme Fatale, la banda introduce a Nico
como una de sus poderosas “armas”, una cantante con una voz oscura y gélida a
la vez, en un tema especialmente escrito por Lou Reed para ella y que evoca la
naturaleza de Nico, como oscura “dama de hierro” y especie de sirena capaz de
atraer a los hombres para después destruirlas, en un tema que se convertiría en
uno de los principales y más memorables del disco, gracias a la impecable ejecución
de Nico y el acompañamiento exacto de Reed, y de Cale, quienes por momentos se
alternarían las atenciones de la cantante, quien contaría entre sus admiradores
“cercanos” a personajes como Bob Dylan, Jim Morrison e Iggy Pop.
La viola de Cale y el sepulcral trabajo de la baterista Maureen
Tucker, serían parte fundamental de la oscura Venus in Furs, una pieza de
música que sin duda se caracterizaría como una de las más peculiares de la época,
totalmente en contraposición con la colorida “ola hippie”, que el mismo Don McLean
señalaría como “dirges (canto fúnebre) in the dark”, en su tema inmortal, The
Day the Music Died, un tema pesado, con una atmósfera opresiva como pocas, que
sería precursora de estilos oscuros, como el rock gótico, y algunos d ellos viajes
más alucinantes de bandas como los Jane´s Addiction o los Melvins, muchas
décadas posteriores, con una guitarra minimalista e hipnótica por parte de
Reed, que recordaría su afición por compositores como LaMonte Young, mientras
que en otras piezas, como Run, Run, Run, Reed parecería estar tomando elementos
de inspiración del Bob Dylan más eléctrico, en su época del Highway 61
Revisited, para proyectarlo hacia los que se conformaría como el proto punk,
gracias a bandas como los Yardbirds o los Kinks, que empezarían a aportar las
aportaciones de Lou Reed respecto al manejo de sonidos cercanos al ruido puro.
All Tomorrow´s Parties sería otro de esos temas “oscuros y
pesados”, que cimentarían la reputación de la banda durante los 70s, apuntalada
aquí de forma genial por la vocalista Nico, añadida de forma casi forzosa por
parte de Warhol a la banda, Nico aportaría elementos singulares al sonido de la
banda que aquí se ponen de manifiesto y que convertirían a Nico en una
auténtica pionera de la música gótica, con una influencia enorme que
trascendería a bandas como los Joy Division, Siouxie & The Banshees, los
Bauhaus y la Birthday Party, aquí, en su estado original, junto a Reed, Cale,
Tucker y Morrison, en uno de los temas que harían leyenda a la banda, que ya
presentaba un sonido como el de ninguna otra banda en la época, capaz de ir de
lo salvaje y primitivo, a lo ultra sofisticado y moderno, como pocas
agrupaciones musicales serían capaces de conjuntar, seguidos de Heroin, una de
las primeras grandes osadías sonoras de Reed y compañía, un autentico viaje
sonoro a contra remo de las corrientes prevalecientes en la época, en la que
mientras que para los hippies, la droga era una experiencia de amor y paz, para
Reed era un viaje brutal, horrendo, decadente y oscuro, perfectamente capturado
y llevado al estado sonoro por la banda.
El disco continua con There She Goes Again, en la que la
banda aborda un poco el R&B de la época, con una sorda historia de una
chica sin remedio, que se pone de rodillas de forma desperada frente a cualquier
hombre para obtener drogas, y a la que Lou, brutalmente recomienda golpearla,
algo que a pesar de ser estremecedor, solía escucharse en otros temas de la
época, desafortunadamente, con un trabajo musical que me recuerda mucho a los
Fugs, otra gran banda subterránea contemporánea de la banda, para después seguir
con la hermosa, I´ll Be Your Mirror, a cargo de Nico en su momento más emotivo,
que se convierte en un viaje del cielo al infierno sin escalas al aparecer la
poderosa Black Angel´s Death Song, con un nombre que Lou Reed amaba, y que
llevaba una de las ejecuciones más poderosas a cargo de la viola de Cale, tema
que en vivo se encargaría de crear sentimientos adversos hacia la banda por
parte de la audiencia.
Un disco perfecto que cierra con la poderosa y épica European
Son, dedicada a uno de los mentores de Reed, Delmore Schwartz, y que se
convertiría en la entrada real para el mundo entero al mundo de los Velvet Underground
más proféticos y extremos, con un monumental ejercicio de improvisación y estridencia,
como pocos se atreverían en aquellos años, más cercanos al free jazz que a
Chuck Berry, European Son sería el inicio del camino para bandas como los Sonic
Youth, los Jesus & The Mary Chain, o los My Bloody Valentine, que se
encargarían de extender el uso del ruido dentro del contexto de temas pop, aquí
magistralmente estrenado por los Velvets en el 67, en un ejercicio
impresionante que reivindicaba al músico, no como un artista menor, sino como
un artista en todo su derecho, de la misma envergadura que los artistas plásticos
o de otro tipo, adelantándose un par de meses a ese mismo concepto, que los Beatles
impulsarían con el Sgt Peppers, aunque bajo un concepto más “mainstream”, de la
mano de la moda hippie y con una mayor atención por parte de las masas.
Con The Velvet Underground & Nico, los Velvets entregarían
a la posteridad un disco único e irrepetible, un fuerte llamado a una
revolución aún más trascendente y mucho más visionaria que la de muchos de sus
contemporáneos.
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